13 de noviembre de 2007

Celebración penitencial

Ritos INICIALES (de pie)

- Canto de entrada

- Saludo del Celebrante.

Que la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Salvador, estén con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

- Ambientación general.

Monitor. Para cuantos no hemos sido capaces de guardar la limpieza bautismal y hemos caído en el pecado, tenemos una forma de recuperar la gracia de Dios, que es el Sacramento de la penitencia.

Con el pecado hemos perjudicado a la Iglesia. Por eso es justo y aun necesario que acudamos a la penitencia, que los Santos Padres llaman única tabla de salvación después del naufragio; por lo tanto es necesario reconciliarnos con Dios y con los hermanos.

- Oración del Celebrante.

Hermanos: oremos para que Dios nuestro Señor, que nos llama a la conversión, nos conceda la gracia de un arrepentimiento sincero y fructuoso.

Oración: (Todos oran en silencio unos instantes).

Haz, Señor, que tu Espíritu Santo esté en medio de nosotros para que, purificándonos con el agua viva de la penitencia, nos convierta en sacrificio agradable a tu corazón y así, vivificados por él, merezcamos en todas partes, alabarte por tu inmensa gloria y reconocer tu misericordia infinita. Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA (sentados)

Monitor. Todos nosotros estamos en un campo de lucha entre el bien y el mal. Al escuchar la Palabra de Dios, examinemos nuestra conducta. Ella y nuestra conciencia nos dirán a favor del plan divino.

PRIMERA LECTURA

Lectura de la carta a los Gálatas: 5, 16-26.

Por eso les digo: anden según el Espíritu y no llevarán a efecto los deseos de la carne. Pues los deseos de la carne están contra el Espíritu y los deseos del Espíritu están contra la carne. Los dos se oponen uno a otro, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran. Pero si los conduce el Espíritu, ya no están sometidos a la ley. Es fácil ver lo que viene de la carne: relaciones sexuales prohibidas, impureza y desvergüenzas; culto de los ídolos y supersticiones; odios, celos y violencias; furores, ambiciones, divisiones, sectarismo, desavenencias y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les vuelvo a declarar lo que ya les he dicho: los que hacen estas cosas no heredarán el Reino de Dios.

En cambio, el fruto del Espíritu es: caridad, alegría y paz; generosidad, comprensión de los demás, bondad y confianza; mansedumbre y dominio de si mismo. Ahí no hay condenación ni Ley, pues los que pertenecen a Cristo Jesús tienen crucificada la carne con sus vicios y deseos, Si tenemos la vida del Espíritu, dejémonos conducir por el Espíritu. No busquemos la gloria vana: que no haya entre nosotros, provocaciones ni rivalidades.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Sal. 50,14,5-6, 19

R. Inclina hacia mí tus oídos, Señor y ven a socorrerme.

- Piedad de mí, Señor, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi

falta. Que mi alma quede limpia de malicia. R.

- Pues mi pecado yo bien lo conozco mi falta no se aparta de mi mente; contra Tí, contra Tí sólo pequé, lo que es malo a tus ojos, yo lo hice. Por eso, en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios. R.

- Dios mío, te ofrezco el sacrificio de mi afligido corazón; nunca desdeñes al corazón hecho pedazos y humillado, R.

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO.

R. Aleluya, Aleluya

No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor.

R. Aleluya, Aleluya

EVANGELIO

Monitor. San Juan el Bautista anuncia con formidables acentos, la necesidad de la penitencia. La ira o la misericordia, según sea la respuesta de la Llamada.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo, 3, 1-12.

En este tiempo se presentó Juan el Bautista en el desierto de Judea predicando de esta forma: Cambien de vida y de corazón porque está cerca el Reino de los Cielos». De él hablaba el profeta Isaías al decir: Una voz grita en el desierto: preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.

Juan vestía un manto de pelo de camello, con un cinturón de cuero, y se alimentaba con langosta y miel silvestre. Jerusalén y Judea entera salieron a verlo y toda la región del Jordán. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a su bautismo, les dijo: «¡Raza de víboras! ¿Quién les ha dicho que escaparán de la condenación que ha de venir? Muestren, pues, por sus obras que han vuelto a Dios, en vez de confiarse en que son hijos de Abraham. Yo les aseguro que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham aun de estas piedras. Fíjense que el hacha está Esta para cortar hasta la raíz los árboles que no producen. Todo árbol que no dé buen fruto será arrojado al fuego.

Mi bautismo es bautismo de agua y significa un cambio. de. vida. Pero otro viene después de mí y es más poderoso que yo Y Yo ni siquiera soy digno de llevarle los zapatos: El los bautizará en el fuego que no se apaga».

Palabra del Señor.

HOMILIA (sentados)

SILENCIO, REFLEXION Y EXAMEN DE CONCIENCIA

Reflexión DE LA RECONCILIACIÓN (de pie)

- Fórmula de Confesión General:

Celebrante o Diácono: Hermanos reconozcamos nuestros pecados y

oremos unos por otros, para conseguir la vida eterna.

Todos: Yo confieso...

- Preces litánicas.- (Sacerdote o Diácono)

Dios, nuestro Padre, espera siempre con amor, a los hijos que se han apartado de El, y cuando vuelven, los recibe con gran ternura, ahora que nosotros queremos sinceramente volver a El, pidámosle que nos reciba con bondad.

R. Te hemos ofendido, Señor, pero olvida nuestros pecados.

- Médico de cuerpos y almas, sana las heridas de nuestro corazón, y danos los remedios que necesitamos para mantenernos en tu gracia, R.

-Concédenos poder despojarnos de todos los actos propios de la antigua condición humana, inclinada al pecado, y revestirnos de d, que eres el nuevo hombre. R.

- Redentor nuestro, concédenos unirnos más a tu pasión y muerte, por nuestro arrepentimiento y penitencia para que podamos también, participar plenamente de la gloria de tu resurrección. R.

- Que tu Madre Santísima, refugio de los pecadores, interceda por nosotros, para que otorgues el perdón de nuestros pecados. R.

- Tú que perdonaste sus pecados a la mujer arrepentida, muéstranos tu misericordia. R.

- Tú que pones sobre tus hombros a la oveja perdida, ten piedad de

nosotros y acógenos. R.

- Tú, que ofreciste el paraíso al ladrón arrepentido, crucificado junto a ti, acéptanos contigo en tu Reino. R.

- Tú que moriste por nosotros y resucitaste, concédenos participar

de tu muerte y resurrección. R.

- Oración Dominical.- (Sacerdote o Diácono)

Pidamos a Dios nuestro Padre, con las mismas palabras que Cristo nos

enseñó, que nos perdone nuestros pecados y nos Ubre de todo mal,

Todos: Padre Nuestro...

El Celebrante concluye: Muéstrate propicio, Señor, con tus siervos, miembros de tu Iglesia, que se reconocen pecadores para que, por intercesión de ella, libres de todo pecado, merezcan darte gracias con un corazón nuevo.

Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.

CONFESION Y ABSOLUCION (sentados)

(NOTA: en seguida, cada penitente acude a uno de los sacerdotes que se han instalado en sitios convenientes, le confiesa sus pecados y, después de aceptar la satisfacción impuesta, recibe la absolución. Después de la confesión y de una conveniente y discreta exhortación, si lo juzga oportuno, omite lo demás que suele hacerse en la reconciliación de un solo penitente. El Sacerdote extendiendo las manos sobre la cabeza del penitente -o por lo menos la mano derecha-, le da la absolución diciendo¨)

Dios, Padre misericordioso, que reconcilió al mundo consigo por la muerte y la resurrección de su Hijo, y envió al Espíritu Santo para el perdón de los pecados, te conceda por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz.

Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS, EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO.

R. Amén.

CANTICO DE ALABANZA A DIOS POR SU MISERICORDIA.

(de pie)

ORACION CONCLUSIVA PARA DAR GRACIAS.

Dios omnipotente y misericordioso, que de un modo admirable creaste al hombre y de una manera todavía más excelente, lo redimiste, Tú no abandonas al pecador sino que lo sigues amando con amor de padre. Tú enviaste al mundo a tu Hijo, para destruir el pecado y la muerte, con su pasión, y para devolvernos con su resurrección, la vida y la alegría. derramaste en nuestros corazones al Espíritu Santo para que fuéramos tus hijos y herederos; Tú nos renuevas continuamente con los sacramentos de salvación para que, libres. de la esclavitud del pecado, nos vayamos transformando cada día más profundamente, en la imagen de tu amado Hijo. Te damos gracias por las maravillas de tu misericordia y, con toda la Iglesia te alabamos entonando en tu honor un cántico nuevo con la voz y el corazón y la vida. Gloria a ti, por Cristo, en el Espíritu Santo, ahora y siempre.

R. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN.

Bendición:

Que nos bendiga el Padre que nos ha engendrado a la vida eterna.

R. Amén

Que nos conceda la salvación el Hijo que por nosotros murió y resucitó

R. Amén.

Que nos santifique el Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones, y nos ha conducido al camino recto.

R. Amén.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

R. Amén.

-Despedida: (Sacerdote o Diácono)

El señor ha perdonado sus pecados. Pueden ir en paz.

R. Demos gracias a Dios.

-Canto de Salida.

No hay comentarios: