13 de noviembre de 2007

CAMPO DE TRABAJO DEL AGENTE LAICO DE PASTORAL VOCACIONAL


Objetivo: «Conocer los campos concretos donde el laico ha de trabajar promoviendo las vocaciones para que con entusiasmo asuman su responsabilidad en los diferentes campos».

Ver.

«El párroco llamó a varias personas para integrar el equipo que animaría la pastoral vocacional en la comunidad. Dona Florita se adelantó y le dijo al Sr. Cura que esto de promover las vocaciones le correspondía a los padres y a las religiosas y que a los laicos sólo les restaba ayudarles a estos con el dinero y con la oración».

¿Estás de acuerdo con el pensar de Florita?

Pensar.

El campo de trabajo para el agente laico será la comunidad parroquial. Le corresponde realizar su trabajo por las vocaciones en comunión con su párroco o quien él delegue, llevando a los jóvenes a que participen de los medios que ofrece la comunidad parroquial, tales como: «la celebración de la Eucaristía, de más sacramentos, la oración, el anuncio de la palabra de Dios, el servicio de la caridad» (CD, 15).

Estas Líneas de acción habrán de cooperar a un mayor desarrollo del joven en su proceso de identificación como cristiano comprometido en la evangelización.

La existencia de grupos juveniles favorecerán la labor vocacional, porque en ellos se puede proporcionar la dimensión vocacional, haciendo más eficaz el servicio del agente laico de Pastoral Vocacional en la parroquia.

Existen otros campos de realización para el agente laico, también de mucha importancia como son: la familia, la escuela, grupos parroquiales.

a) En la familia. Tiene una especial importancia para la Pastoral Vocacional por ser la primera educadora en la fe de sus hijos, y es también en ella donde se palpan los primeros indicios vocacionales. Por su misma naturaleza la familia es una Iglesia doméstica puesta al servicio de la edificación del Reino de Dios en la historia (F.C. 49).

La ayuda que puede prestar el agente laico de Pastoral Vocacional a las familias será vital, para que desde la familia se vayan gestando las vocaciones; contando con el debido acompañamiento de sus padres, haciéndoles saber el papel que tienen en la educación de sus hijos, dándoles la debida orientación hasta el momento de la opción, al mismo tiempo que los eduquen en la fe.

b) En las escuelas. La escuela congrega a los adolescentes y jóvenes en la edad propia de la opción, en la mayoría de los casos los alumnos se ven influenciados por algunas ideologías que no solamente ignoran los valores cristianos, sino que en ocasiones los atacan, sembrando la confusión en los alumnos.

La educación requiere un formación integral que abarque las distintas áreas del hombre, tanto seculares como sagradas, dicha tarea educacional irá estableciendo y perfeccionando a la persona (P. 1013), llevándola a una madurez que le dará la capacidad de elegir libremente su misión en la Iglesia.

La crisis de vocaciones que hoy sufre la Iglesia, exige acciones concretas y efectivas que sean capaces de interpelar al joven de hoy y orientarlo a una opción, por la vida consagrada. Dicha opción exige todo un proceso de educación y acompañamiento por parte de los profesores.Aquí es donde el agente laico de Pastoral Vocacional se convierte en punto de enlace con los maestros.

c) En los grupos parroquiales. Es necesario revitalizar las agrupaciones y movimientos católicos, buscando que se responsabilicen por la educación de sus miembros y cumplan con su misión apostólica: «Formar cristianos conscientes de su bautismo, capaces de sentir y seguir gustosos el llamado del Señor (P. 224).

Presentar al joven la vocación a la vida consagrada; orientarlo a un amor por la oración y servicio a los demás; hacerle conciencia de su misión en la Iglesia; invitarlo a que esté dispuesto a responder al llamado si este se presenta. El joven experimenta en la parroquia sus primeras inquietudes y ve en ella el ámbito de realización de sus inquietudes personales.

Actuar.

Piensa en qué forma puedes actuar, en qué puedes hacer, y en qué campos específicos puedes trabajar para crear un ambiente sano donde florezcan las vocaciones por ejemplo en la familia, en la escuela, en los grupos y asociaciones de tu parroquia.

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