23 de noviembre de 2007

INDICE DEL LIBRO: CAMINO HISTORICO

INDICE

Presentación 1

Prólogo 2

EL CAMINO HISTÓRICO DE LA PASTORAL JUVENIL
LATINOAMERICANA HACIA LA VOCACIONALIDAD y
EL PROYECTO DE VIDA 5

Memoria histórica: fuente de identidad, inspiración para el futuro 5
Construir historia tiene consecuencias 5
Concreción del camino 5
Nacen las opciones pedagógicas 6
Descubrimientos son descubrimientos 6
Novedades 7

HORIZONTES, DESAFÍOS y PRINCIPIOS ORIENTADORES
PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL PROYECTO DE VIDA 8
Horizontes y desafíos 9
Desde la realidad juvenil 9
Desde las perspectivas sociales 10
Desde la realidad eclesial 11
Desde la Pastoral Juvenil 12
II. Principios orientadores: La mística que nos mueve 13
La Pastoral Juvenil Latinoamericana cree 13
Para ser fiel a su misión, la Pastoral Juvenil en América Latina: 14
La Pastoral Juvenil vive su misión en las opciones pedagógicas: 14
La Pastoral Juvenil se vincula orgánicamente en la Pastoral de
Conjunto y en la sociedad: 14

EL PROYECTO DE VIDA COMO UN PROCESO: PLANEANDO EL
CAMINO VOCACIONAL 16

Las opciones pedagógicas de la pastoral juvenil 17
La Formación Integral: Dimensiones y Procesos 17
El grupo o la comunidad juvenil 23
Pastorales específicas de juventud: Una Pastoral Juvenil orgánica y
diferenciada. 26
Organización 28
Acompañamiento y asesoría 30
La planeación de los procesos de educación en la fe: Un camino
de discernimiento vocacional 31
Ir al encuentro de los/as jóvenes y dejarse interpelar por ellos 31
Conocer la realidad de los/as jóvenes 31
Convocar para vivir el camino 32
Nucleación: Invitación a la vida de grupo 32
Planeando la madurez para la fraternidad 33
Planeando la madurez para la misión 34
La militancia: Concretización del proyecto de vida 34
Militancia, un estilo de vida 35
Militancia: exigencias de la formación 36
Militancia: exigencias en el acompañamiento 36
Militancia: exigencias en la organización 37

PROYECTO DE VIDA, UNA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA 39

Retornando el camino 39
Encuentro 39
Proceso 39
Una necesidad vital 40
Vida como misión 40
Dar vida a la vida 40
Fundamentación teológica 41
Dios tiene un Proyecto 41
Jesucristo es la encarnación del proyecto de Dios para el ser humano 41
El proyecto de Jesús invita al seguimiento 42
Revisión de vida y revisión de práctica 42
Con sentido crítico ante el mundo 42
Vivencia de un espíritu, no tanto de un método 43
Una forma de educarse 43
Exigencia y compromiso 43
Construcción de comunidad 44
Un llamado a la conversión y a la fiesta 44
Una opción por los pobres y excluidos 44
La figura del acompañante 44
El Acompañamiento, un Ministerio 44
Criterios para el Acompañamiento 45
Actitudes del Acompañante 46
Desafíos para la elaboración del proyecto de vida 46
El tiempo 46
La superficialidad 46
La lógica neoliberal y capitalista 47
El conflicto y la crisis 47
Las estructuras cerradas e incoherentes 47
Contextos signados por la violencia y la ausencia de perspectivas de futuro 47
Espiritualismos que evaden la realidad y no generan compromiso 47
Ausencia de espacios para compartir y confrontar la experiencia de fe y
la práctica pastoral 47
Ausencia de acompañantes vocacionados con quienes compartir el proceso 47
Desarticulación entre la formación y acción 48
Pasos para la elaboración del proyecto de vida 48
Propuestas concretas para elaborar el proyecto de vida 48
Propuesta 1: Proyecto de vida: "Un instrumento para planificarla vida" 50
Propuesta 2: Elementos de estudio y de orientación para la elaboración
del proyecto de vida 51

Bibliografía 60

PROYECTO DE VIDA, UNA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA

Hemos visto hasta el momento la procesualidad e interconexión entre la dimensión vocacional (Vocacionalidad), el Proyecto de Vida y la Militancia. Queremos mirar ahora el Proyecto de Vida como el instrumento que resulta de una experiencia pedagógica de acompañamiento en la Pastoral Juvenil.
Este capítulo parte de los términos que venimos utilizando y, que valga la observación, representan una densidad de experiencia muy valiosa. Nos referimos a camino, proceso, encuentro, seguimiento, misión. Esa conciencia nos abrirá el espacio para recordar que el proyecto de vida encuentra sus raíces en la revelación de Dios realizada plenamente por Jesucristo, que nos propone su proyecto liberador.
En un tercer momento, nos referiremos a un método que puede garantizar la llegada: la Revisión de Vida y de Práctica. La experiencia va enseñando que este método puede ayudar a identificar y enfrentar las incoherencias y coherencias de los grupos y de las personas, en orden a construir una vida cristiana adulta vivida en comunidad y al servicio del Reino.
Es fundamental ofrecer algunos elementos referidos a una figura fundamental en la concretización del Proyecto de Vida: el/la acompañante. Aunque en el tercer capítulo ya hemos tratado el acompañamiento como opción pedagógica, es oportuno volver a este asunto. En la Pastoral Juvenil las reflexiones desarrolladas sobre el/la " asesor/a" y el/la " acompañante" dejan ver que se trata de un mismo ministerio, pero con tonalidades diversas.
Finalmente, llamamos la atención sobre los desafíos que deben enfrentar aquellos/as que se lanzan al discernimiento y realización de su proyecto de vida y presentamos los pasos y dos propuestas concretas para la elaboración del proyecto de vida.

Retomando el camino
Varios términos nos han venido acompañando a lo largo de la reflexión que proponemos en este texto. Ahora los retornamos, no tanto por ser " definiciones”, sino porque son "perspectivas" maduradas de una praxis, nacen de la reflexión sobre la vivencia de una práctica.

Encuentro
El seguimiento de Jesús nace del encuentro personal con el Resucitado, que nos desafía a ir mar adentro ya "lanzar las redes en aguas más profundas" (Lc 5,4). Su osada invitación nos enfrenta al riesgo de lo nuevo, de lo desconocido, ya la serenidad de contar incondicionalmente con Él, al riesgo de sumergirnos en lo profundo de nosotros mismos para conocernos y conocerle, para asumir plenamente las experiencias humanas del dolor, la entrega, la alegría... Su invitación desafiante es un llamado a "lanzarse", a asumir un proyecto, porque proyecto quiere decir eso “estar lanzado a...”.Se trata de vivir lanzados en la profundidad del discernimiento que nace de una opción fundamental, de una toma de postura vital con Jesús, para defender su causa, su proyecto, el Reino de Dios.

Proceso
La elaboración del proyecto personal de vida es un proceso continuo que se realiza durante el camino y que se enriquece con la vivencia personal de ser y formar comunidad. Dios nos llama desde siempre, desde el" seno materno" (cfr. Ir 1,5), para asumir plena y libremente este proyecto de amor para la felicidad personal y para la vida de toda la humanidad.
El proyecto de vida personal es esencia de todo hombre y de toda mujer, es un camino de opciones progresivas y de discernimiento permanente. Dios nos habla en su Palabra, en nuestra vida, en los demás, en la realidad, en las situaciones y acontecimientos del contexto histórico y social, en nuestro trabajo y estudio, en nuestra práctica pastoral. En esos ámbitos de vida, Él nos invita a la osadía de la profundidad. Es también allí donde nos regala la certeza de su presencia fiel: "No tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte" (Jr 1,8).


Una necesidad vital
El proyecto personal de vida es, entonces, una invitación a tomar la vida en nuestras manos, descubriendo la grandeza de decidir sobre la propia existencia con libertad, responsabilidad y compromiso. Es una invitación al crecimiento personal y comunitario; un llamado a mirar la realidad en la que vivimos, reconociendo en ella las huellas del Señor de la Vida y de la Historia, asumiendo el conflicto y dando respuestas transformadoras que hagan de esa realidad, un lugar de "vida abundante" (cfr. In 10,10).
La ausencia de un proyecto de vida nos enfrenta ala dolorosa realidad de la pérdida de identidad y la falta de perspectivas de futuro, ala incapacidad de soñar, a la manipulación y la masificación, a la indiferencia frente a las realidades de injusticia, exclusión, indignidad y muerte, a la pasividad frente aun sistema neoliberal que fragmenta la vida y acentúa la violencia, la pobreza y la corrupción.

Vida como misión
El proyecto personal de vida es un camino dinámico de búsquedas y opciones, de madurez y crecimiento, que nos ayuda a definir y asumir nuestra vocación, para seguir personalmente a Jesucristo, haciendo propia su misión a través de un compromiso transformador de la realidad, como miembros de una comunidad de fe.
En el Documento de Puebla encontramos algunos elementos fundamentales que nos ayudan a descubrir que estos llamados vocacionales nos llevan a interpretar la vida como misión ya organizarla sobre la base del llamado fundamental que nos convoca a la fe y al Reino de Dios.
Dios llama a todos los hombres ya cada hombre a la fe y, por la fe, a ingresar en el pueblo de Dios mediante el bautismo. Esta llamada por el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, a que seamos pueblo suyo, es llamada a la comunión y participación en la misión y vida de la Iglesia y, por lo tanto, en la Evangelización del mundo (Puebla 852).

Continúa afirmando Puebla:
Todos los cristianos, según el designio divino, debemos realizarnos
a) como hombres -vocación humana -;
b) como cristianos, viviendo nuestro bautismo en lo que tiene de llamada a la santidad (comunión y cooperación con Dios), a ser miembros activos de la Comunidad ya dar testimonio del Reino (comunión y cooperación con los demás) vocación cristiana –y
c) debemos descubrir la vocación concreta (laical, de vida consagrada o ministerial jerárquica) que nos permita hacer nuestra aportación específica a la construcción del Reino - vocación cristiana específica -.De este modo, cumpliremos, plena y orgánicamente, nuestra misión evangelizadora (Puebla 854).

Esto supone e incluye también otros aspectos de nuestra vocación: la solidaridad y la felicidad, el placer y el cuestionamiento, la capacidad de contemplar y disfrutar la belleza de la vida y de cuidar el universo...



Dar vida a la vida

En este proceso de crecimiento, maduración y descubrimiento reconocemos que el proyecto de vida no es la sumatoria de las ocurrencias antojadizas con que llenamos el tiempo de la vida, sino la orientación organizada de los esfuerzos para dar vida a la vida. Que el hombre sea un esencial proyecto dinámico, no significa que su misión sea el activismo, el "creativismo", como si él fuera valioso en la medida en que la sociedad lo juzgue útil, eficiente y original.
El dinamismo al que aludimos es esa actividad interior que consiste en tomar conciencia de la realidad, buscar la verdad, reflexionar la vida, elaborar experiencia, brindar amor profundo, crear orden y belleza, meditar, contemplar. Riqueza interior que se traduce a veces en ejecución de actividades, a menudo en el intercambio del diálogo enriquecedor y, con frecuencia, también en la aceptación del sufrimiento y la quietud ineludibles, reconociendo en ellos el llamado a un mayor aprendizaje de interioridad y una más íntima y depurada aproximación a los fines esenciales de la existencia.1

Fundamentación teológica
La elaboración del proyecto de vida tiene mucho que ver con el Proyecto de Dios revelado en la Sagradas Escrituras. Inspirados en este proyecto divino, presentamos, a continuación, algunas motivaciones que nos animen en la elaboración y puesta en práctica de nuestro propio proyecto de vida. Son elementos ya conocidos, pero que vale la pena recordar.

Dios tiene un Proyecto
El Dios de nuestros padres se presenta como el Dios del camino que acompaña a su pueblo, que cuenta con las mujeres y los hombres que se implican cada día en su proyecto creador, con el que sueña un universo feliz, habitado por ¡una humanidad justa y solidaria. Es el proyecto de amor de
Dios Padre que camina con su pueblo, del Hijo que se hace
Camino, Verdad y Vida; y del Espíritu por el que no faltan, a lo largo del camino, las aguas que revigoricen a todos los que descubrieron que la vida es caminar.
Uno de los aspectos más originales del Dios de los cristianos es que Él se revela en la historia, de forma progresiva y humana, haciendo una invitación gratuita a relacionarnos con Él ya participar de su vida. "Yo seré tu Dios y tu serás mi pueblo" (Ex 6,8). El Dios de los cristianos es una
Trinidad que es relación, por eso soñó también que las personas viviesen su felicidad relacionándose, es decir, viviendo un proceso que nunca termina, sino que, dentro de la historia, se va encarnando en proyectos de vida que se construyen, crecen y maduran, buscando ser imagen de este Dios perfecto que llama a la dinámica de la perfección. En el Evangelio, Jesús nos dice que debemos ser perfectos como es perfecto nuestro Dios (Mt 5,48), esto es, que vivamos un proyecto de vida que sea claro, firme, pero que cada día se va perfeccionando y creciendo en decisiones y exigencias.

Jesucristo es la encarnación del proyecto de Dios para el ser humano
El proyecto de Dios se realiza, en la historia, en Jesucristo y en su Espíritu (cfr. Ef 1,3-14). Es un proyecto de salvación y de realización plena. Un proyecto para que todos sean felices, libres y gratuitos, así como es Dios Padre, así como es Jesucristo, por la fuerza amorosa del Espíritu Santo.

Jesucristo tuvo un Proyecto de Vida. Basta recordar el texto del Evangelio de Lucas (cfr. 4,18-21) en el que Cristo asume y anuncia el Proyecto de Vida que le viene del Espíritu. Jesús construyó su proyecto referido al proyecto del Padre, " aprendió sufriendo a obedecer" (Flp 2,8), porque su deseo era "hacer la voluntad del Padre" (Jn 4,34). La vivencia de este proyecto se caracterizó por el diálogo y la relación con el Padre, junto a la apertura a su historia, identificándose con los dolores y las esperanzas de su pueblo que " andaba como ovejas sin pastor" (Mc 6,34). Mostró con palabras y obras que Dios estaba con los pobres.
Este plan de salvación no fue fácil para Jesucristo. Jesús tuvo que discernir su Proyecto de Vida. Él tuvo necesidad de la oración para encontrar la fuerza interior que le requería su proyecto de vida y para buscar el modo de realizarlo. Su lugar de discernimiento fue el desierto, y su grupo de vida, después de su hogar de Nazaret, fue la comunidad de los apóstoles. Con ellos realiza experiencias de evangelización por las que va asumiendo cada vez con mayor entereza la voluntad del Padre (cfr Mc 8,27-30).

El centro del Proyecto de Vida de Jesús es anunciar y realizar el Reino de Dios Padre. Sus primeras palabras, al iniciar su vida pública, son: "El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Nueva" (Mc 1,15). El Reino de Dios es una actitud y una práctica de vida, así como debe ser cualquier proyecto de vida. El Reino, como el gran proyecto de Dios,
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1 EQUIPO EPISCOPAL DE EDUCACIÓN CATÓLICA -CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Educación y Proyecto de Vida, Oficina del
Libro -CEA, Buenos Aires, 1985.
asumido y vivido por Jesucristo, es universal y los portadores privilegiados de esa Buena noticia son los pobres, los que se hacen como pobres y niños. El proyecto de Dios, anunciado y vivido por Cristo, denuncia las realidades de miseria que desprecian la dignidad humana y anuncia la vivencia de la fraternidad, la justicia y la solidaridad que engrandece a la persona humana. Jesús proclamó y vivió las bienaventuranzas. En ellas están su vida, su propuesta, su proyecto de vida, invitando a una respuesta.
Para realizar su misión, Jesús reunió a un grupo de personas comunes, trabajadoras, con las cuales quiso vivir la experiencia del Reino. Con ellas formó una comunidad de discípulos: el grupo de los Doce (cfr. Mc 3,13-19). El Reino es una realidad comunitaria.

El proyecto de Jesús invita al seguimiento
Jesús, sin embargo, no sólo vive, ni sólo anuncia el Reino de Dios. Él invita al seguimiento. Basta recordar la invitación que formuló al joven rico que no tuvo el coraje de seguirlo (Mc 10,17-27). La propuesta le pareció demasiado exigente. El seguimiento de Jesús nace de un encuentro personal con el Señor Resucitado; es el fruto de un camino realizado junto con Él y se da en un dinamismo de conversión, tal como debe ser un proyecto de vida verdadero.
El seguimiento de Jesús es un compromiso que entusiasma. Cuando se descubre que Dios no ama a las personas por lo que aparentan, ni por lo que valen, ni por lo que dan, sino por lo que son, no hay más límites en la donación gratuita y militante a favor de los/as otros/as. En ese momento el proyecto de vida se vuelve militancia y se vuelve vocación.
El Proyecto de Vida de Jesús es un proyecto que todo/ a cristiano/a debe abrazar. Para los/as jóvenes y los/as adolescentes este proyecto es ciertamente maravilloso por- que trae consigo el deseo de vivir en plenitud, porque con- lleva la voluntad de aceptarse y ser aceptado gratuitamente; porque es un proyecto que en su vivencia nos hace sentirnos útiles y felices; porque vibra en él el deseo de vivenciar un mundo fraterno donde las personas sean respetadas y valorizadas.
Por eso, la Pastoral Juvenil propone el Proyecto de Vida de Jesús como camino de realización, como Proyecto de Vida plena y abundante para los/as jóvenes. El Proyecto de Vida de Jesús responde a los deseos más nobles y profundos de sus corazones. Sólo en el seguimiento de Jesús podrán los/ as jóvenes experimentar y vivir la vida en plenitud.
La diferencia fundamental entre las personas se da por la calidad de su proyecto de vida, por el tipo de valores que orienta, por la centralidad que ocupa en su personalidad, por la tenacidad que genera para alcanzar estos valores y por la capacidad de resistencia para mantener vivo su proyecto frente a las contrariedades de la vida.
Insistimos, por eso, en la relación indisoluble que debe existir entre el Proyecto de Vida, la Vocacionalidad (dimensión vocacional) del ser humano y la Militancia. El Proyecto de Vida es expresión concreta de personas que se van comprometiendo, desde la asunción plena de su vocación, con la vida toda, con la transformación de la realidad; y que se sienten llamadas a ser constructores de comunidad, celebrantes del mundo y profetas de esperanza antes los problemas del mundo, al estilo de Jesús.

Revisión de vida y revisión de práctica
No se puede tratar ni comprender el Proyecto de vida sin hablar, formalmente, de la "Revisión de Vida y de Práctica" .La Revisión de Vida y de Práctica es una "forma", una "técnica”, un " método" para construir personalidades definidas, con vocación de cristianos/as comprometidos/as con: la realidad, fundamentados/as en el sueño del Reino.
El libro "Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" ubica el tema en el capítulo sobre las "metodologías". No creemos que sea el lugar .más acertado para ubicarlo, tomando en cuenta todo el valor pedagógico que encierra la "Revisión de Vida" .Por eso queremos retornarlo aquí, destacando siete aspectos que consideramos fundamentales en relación con la Revisión de Vida y de Práctica.
Con sentido crítico ante el mundo La Revisión de Vida es un diagnóstico que se hace, en grupo, sobre la vida. Una persona consciente analiza la realidad, procura conocerla, mejorarla y transformarla. Es una forma de superar la conciencia ingenua que hay en todos y hacer brotar una conciencia crítica y tomar decisiones adecuadas sin dejarse engañar. Por eso afirmamos que la Revisión de Vida no es simplemente una técnica para desarrollar una reunión de grupo, Es un camino de espiritualidad en orden a hacer coherente y adulta la vida cristiana vivida en comunidad ya construir una comunidad eclesial presente en el mundo, al servicio del Reino, ofrecido como destino y salvación para toda la humanidad.

Vivencia de un espíritu, no tanto de un método
Practicada en momentos explícitos, la Revisión de vida se va tomando un " estilo de vida" .Mons. Leonidas Proaño, profeta de la causa indígena en Ecuador, afirmaba con mucho orgullo que nunca dejó de usar la Revisión de Vida en todos los campos de la vida. Decía, también, que fue una de las cosas más importantes que había aprendido en su vida.
Ella es un instrumento que puede ser usado en todos los momentos de la vida: en una reunión de comunidad, en asambleas, en la organización de cursos, en la redacción de documentos, etc. Se trata de aprender a leer la vida partiendo de la realidad, antes que de las categorías mentales.
Por eso, el primer momento es el "ver" .El punto de partida es un "hecho de vida" que retrata un momento y/o situación particular de la propia vida y de la vida del grupo.

Ese hecho de vida se analiza con serenidad para llegar a descubrir las actitudes y los modos de pensar, valorar y actuar, que ese hecho ha generado y/o genera en las personas.
El análisis busca desentrañar el valor o el antivalor central que está en juego en el hecho particular y procura hacernos descubrir cómo fue vivido, analizándolo también desde el contexto social.
Es un momento en el que intentaremos descubrir, recordar o buscar datos que nos faciliten la comprensión de la situación en cuestión. Buscaremos las causas y analizaremos las consecuencias que puede tener en cada persona, en mí, en quienes me rodean, en las instituciones donde me desenvuelvo.
Es un momento para buscar relaciones con otros hechos o acontecimientos similares, buscando universalizarlo y descubrir causas y consecuencias más amplias.

Una forma de educarse
El eje de la Revisión de Vida es la experiencia de dejarnos interpelar por el Señor, siempre presente en los acontecimientos. Su Palabra y su presencia nos llevan a una decisión.
Podemos afirmar que la Revisión de Vida puede tornarse una alternativa a la formación que se limita a la transmisión de información que, muchas veces, vivimos en nuestros países. Mons. Pro año decía que todo lo que había vivido y aprendido, no había sido aprendido en las clases, sino en la experiencia del pueblo. Así es La Revisión de Vida.

Exigencia y compromiso
La Revisión de Vida se encarna en la vida. El momento radical es la acción; el segundo momento es la reflexión que exige el retorno a la acción, tomando decisiones de mejor calidad, hacia la perfección. Es necesario aprender a tomar decisiones. No basta contemplar, no basta concordar o discordar, hay que optar. "La fe sin obras es muerta", decía el Apóstol Santiago en su carta (2,17). En la Pastoral
Juvenil creemos en la formación que se da por medio de la acción reflexionada oportunamente.
Un momento central de la Revisión de Vida es, por eso, el momento del "juzgar". Su objetivo es tomar posición frente al hecho de vida analizado, explicitar el sentido que descubre la fe, reconocer la experiencia de Dios que con- lleva y las llamadas a la conversión que surgen de él. El Dios Vivo va revelando su voluntad y su Proyecto, que alcanza su culmen en la experiencia pascual de Jesucristo.
No se trata de un análisis teórico, sino de la búsqueda dócil del discípulo/a que se pone en actitud de apertura para acoger la Palabra de Dios que juzga y libera, llama a la conversión y al seguimiento. No se trata de una discusión, sino de un compartir fraterno, hecho en espíritu de oración, llevando al compromiso.


Construcción de comunidad
El proceso vivido en la Revisión de Vida es una vivienda comunitaria querida por Dios. El grupo va revelando lo que debe ser la Iglesia. La Revisión de Vida es inteligible solamente dentro de una comunidad de vida, como un proceso vivido con otros. Exige deseos por compartir la vida, las ideas y los proyectos vitales. Por eso el tercer momento de la Revisión de Vida es el" actuar", determinando aquellas actitudes que las personas deben cambiar en sus vidas, los criterios de juicio que deben ser transformados, los hábitos que son cuestionados por la Palabra de Dios y las acciones que se van a desarrollar para poner en práctica las nuevas responsabilidades asumidas. .
Las acciones deben procurar atender no sólo al cambio personal, sino también al de la comunidad y al de los ambientes en los que se desarrolla la propia vida y la vida de toda la comunidad. El compromiso resulta más bien un propósito concreto de conversión personal y social, que una acción grupal.
La Revisión de Vida sólo puede entenderse si se parte del deseo de tener un encuentro real con el Dios de la Vida y el Hombre Nuevo, Jesucristo, en un clima de autenticidad, conversión y esperanza que sólo lo nutre auténticamente el Espíritu Santo.
Un llamado a la conversión ya la fiesta Soñamos con cambios de estructuras y de corazones.
La Revisión de Vida es una invitación sistemática a cambiar las cosas, el sistema ya nosotros mismos. El rol de un equipo de militantes es cuestionarse y evaluarse mutuamente. Eso exige cambios, exige conversión. Esos cambios son motivo de sufrimientos, pero también de alegrías.
Por eso también la celebración, la fiesta, forman parte de la dinámica de la Revisión de Vida. Celebrar los cambios, los descubrimientos, las pequeñas victorias, los avances, la alegría de vivir en comunidad.
Una opción por los pobres y excluidos La Revisión de Vida dependerá mucho de la práctica de los componentes del grupo, de la realidad en la cual se encuentran, del sitio donde cada cual vive la fe. Hay opciones previas. El" desde dónde" se mira y se analiza es importante. Es necesario, por tanto, aprender a leer la realidad y la Palabra de Dios con los ojos y la lectura de esperanza que hacen los pobres, porque no se puede ser del Reino sin que se viva la opción por los pobres. La única forma de ser de todos, es ser de los pobres. La Revisión de Vida va enseñando estas cosas divinas. Ella tiene que partir, siempre, de Dios y de los pobres. La opción por los pobres es un valor que marca toda la espiritualidad de la Pastoral Juvenil, nuestra reflexión y nuestra práctica.
Pensando en Proyecto de Vida, en Vocacionalidad y en Militancia, la Revisión de Vida debería ser, al mismo tiempo, un instrumento diario que se utiliza para construir las personalidades que todos deseamos. La elaboración del proyecto de vida va a tomar nuevos rumbos, va a penetrar siempre más en la vida, va a exigir siempre más seriedad con la utilización creativa y progresiva de la Revisión de Vida.

La figura del acompañante
El proyecto personal de vida se realiza en un proceso de conversión y seguimiento de Jesús. Por esta razón, en este camino de búsqueda y construcción será clave la capacidad de diálogo con Él acerca de la propuesta del propio Proyecto personal de Vida. Compartir con sencillez aquello que nos apasiona y moviliza, los miedos, las dudas, las resistencias que nos acompañan. Jesús es el acompañante primordial. En el proceso de discernimiento y elaboración del proyecto de vida es necesario contar con personas que encarnen ese modelo de Jesús. Necesitamos tener acompañantes adecuados.

El Acompañamiento, un Ministerio
Acompañar procesos de crecimiento, maduración y elaboración del Proyecto Personal de Vida implica reconocer al acompañamiento como un ministerio. Ministerio porque se ejerce en nombre de la Iglesia como un servicio voluntario y consciente de participar en el Proceso de Educación en la Fe de los/as jóvenes, en una experiencia pro- fundamente humanizadora, dinamizadora y socializadora.
El ministerio de servir a los/as jóvenes por medio del acompañamiento personal y comunitario implica primero una propia experiencia de madurez en la fe, implica vocación, voluntad, convicción y preparación; implica también ciertas condiciones expresadas en rasgos y actitudes, modos de ser, cualidades, valores, competencias. Reconocer esto no quiere decir que se trataría de personas "perfectas" y, por lo tanto, inhumanas.
La vivencia vocacional del acompañamiento supone sentirse y reconocerse, en el propio proyecto de vida, como mediación de la presencia y el amor de Dios. El acompañante debe colocar el centro del proceso de acompañamiento en la persona y el mensaje de Jesús y nunca en su propia persona. Como Juan el Bautista, también el acompañante debe decir con todo el corazón: "Conviene que Él crezca y que yo disminuya" (Jn 3,30).
Por esto el acompañamiento de la elaboración y realización del Proyecto personal de Vida tiene dos fidelidades: fidelidad a Dios y fidelidad a la persona a quien se acompaña. Jesús y su Reino de justicia, amor y paz, no pueden ser amoldados ni manipulados, pero tampoco impuestos. Cada joven debe descubrir personal y progresivamente lo que implica el seguimiento y la opción por Jesús. La clave de ambas fidelidades se encuentra en el amor salvador de un Dios que busca en todo momento nuestra felicidad.

Criterios para el Acompañamiento
Para poder ejercer el ministerio del acompañamiento, es necesario considerar una serie de criterios que deben orientar el acompañante. Queremos destacar, principalmente, cuatro criterios:

a) Proceso vivido
No basta con saber técnicas participativas o de animación, tampoco basta con tener un plan de formación desarrollado (aunque éste es un punto de partida clave, que muchas veces se improvisa). En primer lugar, es imprescindible que el acompañante haya vivido su propio Proceso de Educación en la Fe, su propia experiencia de Dios, y, reconociéndose aún en camino, pueda ir ofreciendo elementos enriquecidos con la experiencia, con la reflexión y con la formación específica para ejercer su ministerio. No es fácil acompañar procesos que no se han realizado o poder responder a preguntas que no se han formulado en la propia vida. De ahí la importancia de que el acompañante haya vivido personalmente estas experiencias.

b) Una comunidad de asesores
El acompañante no debería estar solo en la tarea de acompañar a los/as jóvenes y al grupo, sino mantenerse inserto en una comunidad de acompañantes, en donde pueda compartir su vocación y su vida de fe, a la luz del Evangelio y de los signos de los nuevos tiempos. Se trata de mantener una permanente actitud de revisión de la propia vida y de la tarea de acompañamiento a los y las jóvenes, en comunión con otros/as que han sido llamados/as a la misma misión.

c) El respeto por los ritmos personales y grupales
Cada joven y cada grupo tienen un ritmo propio que se necesita respetar, por fidelidad a los/as jóvenes. Es necesario asumir la diversidad de experiencias y vivencias que traen los y las jóvenes, marcados por sus procesos de socialización, la realidad económica, las experiencias de amistad y familia, la experiencia educativa, el camino de crecimiento en el compromiso, el proceso de maduración afectiva, etc.

d) Estabilidad y madurez
Se espera del acompañante estabilidad y madurez, sensibilidad ante los errores y aciertos de los/as jóvenes; confianza en sí mismo/a que le permita empatía y una adecuada comunicación interpersonal. La afectividad influye en nuestro modo de ver las cosas, nuestro pensamiento, toma de decisiones y nuestro actuar. Es importante conocer nuestros sentimientos y emociones, pues ellos orientan nuestra conducta individual y social. Pero el conocimiento no basta. Es imprescindible reconocer y asumir la relación que establecemos entre nuestros sentimientos y emociones con voluntad e inteligencia, para no dejarnos llevar por reacciones inmediatas y/o impulsivas, y para poder tomar decisiones acertadas que nos permitan una sana convivencia con nosotros/as mismos/as y con los/as otros/as.

Actitudes del Acompañante
El acompañante, en el ejercicio de su ministerio, debe ir desarrollando algunas actitudes y aptitudes que tienen que ver con la tarea específica de acompañar los procesos que ayuden a los/as jóvenes a discernir y realizar sus proyectos personales de vida.
- Vive su propia maduración personal como un proceso continuo, en confrontación con otros/as, no de manera autosuficiente sino que se deja acompañar.
- Asume la responsabilidad de su tarea formativa personal, respetando criterios y convicciones, basándose en un proceso de discernimiento y reflexión crítica.
- Utiliza su potencia creativa para ser protagonista en los niveles de su vida donde decida serlo.
- Promueve el protagonismo en otros/as, en contra a una actitud proteccionista y/o paternalista.
- Responde a sus promesas y compromisos. Cuando no logra hacerlo es importante que busque ayuda, aprendiendo a ser coherente, en su discurso y en su práctica.
- Comprende y expresa el sentido comunitario de toda acción que genera e impulsa vida-
- Procura ser una persona comunicadora que sabe dejarse entender y que entiende a los otros/as, aprendiendo a dialogar ya valorar la escucha atenta.
- Valora el aspecto lúdico y el sentido del humor, siendo capaz de enfrentar la realidad con optimismo y realismo.
- Es conciliador/a y mediador/a frente a los conflictos. La experiencia de amor le ha dado confianza y seguridad en sí mismo/a, pero también confianza en los/as otros/as y de los/as otros/as hacia él/ella.
- Tiende a la autonomía e independencia personal y de los/as jóvenes, no creando apegos, ni dependencias.
Para concluir podríamos decir que el/la acompañante colabora en la educación y crecimiento en la fe de los/as jóvenes, en su profundización del encuentro personal con
Jesús, como un referente de vida. Es necesario que el/la acompañante haya " caminado" en la búsqueda y encuentro de Jesús, así como es necesario que se encuentre transitando por experiencia de profundización y madurez de la fe. El testimonio de vida es importante para los/as jóvenes. La experiencia ayudará al acompañante a comprender las dificultades, vacíos, resistencias de los/as jóvenes.
También le ayudará a buscar maneras nuevas y significativas de enfrentarse y asumir el camino de crecimiento personal que favorezcan el camino de discernimiento y realización del proyecto personal de vida de los/as jóvenes.

Desafíos para la elaboración del proyecto de vida
La elaboración del proyecto de vida nos pone en una prueba de, fuego porque viene .cargada de situaciones que nos desafían y pueden desanimarnos. Es necesario, por eso, enfrentarlas con decisión. Si logramos conocer las situaciones adversas, podemos medir nuestras fuerzas y, si éstas están débiles, revigorizamos buscando apoyo y ayuda. Conocer nuestros desafíos es una actitud que ayuda a vencer el miedo a lo desconocido.

El tiempo
La constante actividad en que viven las y los jóvenes militantes implica la tentación de no dedicar el tiempo necesario para reflexionar y planear la vida, de tal forma que todas las dimensiones sean atendidas adecuadamente. El tiempo que implica la reflexión y el espacio necesario para compartir con otros/as y con el acompañante es, con frecuencia, una dificultad que puede ser salvada con una organización que priorice el equilibrio personal sobre el activismo enajenante.


La superficialidad
Elaborar un proyecto de vida significa " calar hondo" dentro de uno mismo, a fin de descubrir las motivaciones profundas, los llamados de Dios que se encuentran en lo más íntimo del corazón de cada ser humano, para poder así descubrirlos y acogerlos como invitación a la plena realización y felicidad. No pueden existir, por consiguiente, actitudes superfluas en algo que involucra lo más profundo de la persona y que exige, en su realización, colocar el corazón.

La lógica neoliberal y capitalista
La sociedad en que vivimos nos presenta como lo más atractivo los valores del consumismo, el individualismo, el éxito que se mide en capacidad económica y nos invita a buscar el propio provecho, olvidando quién está a nuestro lado y cuál es su sentir. El proyecto de vida debe romper con esta lógica y convertirse en herramienta de humanización para la persona que lo elabora y, como consecuencia, para aquéllos/as con quienes ésta se relaciona.

El conflicto y la crisis
La vivencia de un proyecto de vida marcado por los valores del Evangelio nos enfrentará a quienes optan por los valores propuestos por la sociedad neoliberal. El seguimiento fiel del Señor, en clave de Proyecto de Vida, tendrá siempre su carga de conflicto y crisis cuando se den estos enfrentamientos.

Las estructuras cerradas e incoherentes
Una situación que no debemos pasar por alto es que no todo lo que se encuentra alrededor favorece que las personas crezcan en madurez y compromiso. Muchas veces, en el camino, encontraremos personas e instituciones, como la familia y la misma comunidad parroquial o sus instancias pastorales, que no comprenden esta propuesta e incluso, con su práctica, contradicen lo que predican respecto al mundo de los/as jóvenes ya la necesidad de una

Pastoral Juvenil en desarrollo.
Contextos signados por la violencia y la ausencia de perspectivas de futuro
La realidad de pobreza, violencia y exclusión, en que viven amplios sectores de la población en América Latina parecieran negar toda posibilidad de construir un futuro diferente. La desesperanza y la incertidumbre marcan la vida de muchos/as jóvenes, por lo que presentar la propuesta del proyecto de vida puede sonar como una locura.
Sin embargo, él nos ofrece la posibilidad de enfrentar y superar esta dramática situación.

Espiritualismos que evaden la realidad y no generan compromiso
Algunas propuestas de evangelización presentes en la Iglesia no conducen a una fe encarnada y al seguimiento de Jesús en las realidades en que estamos inmersos. Será un desafío permanente para la Pastoral Juvenil presentar de forma atractiva y realista el seguimiento de Jesús. Seguimiento que implica conflicto y cruz. Seguimiento que exige una fe encarnada en la realidad, una fe que se compromete, una fe que asume la vida y la historia con todos sus retos.

Ausencia de espacios para compartir y confrontar la experiencia de fe y la práctica pastoral
La soledad en la experiencia militante y en el discernimiento del proyecto de vida conlleva serios riesgos que hay que evitar, entre ellos: la autosuficiencia y la absolutización del punto de vista personal. Es un desafío abrir y acompañar espacios donde se re elabore permanentemente el Proyecto de Vida con la ayuda de otros/as; así como ofrecer a los/as jóvenes las herramientas metodológicas adecuadas para este fin.

Ausencia de acompañantes vocacionados con quienes compartir el proceso
El aporte de una persona que acompaña la elaboración del Proyecto de Vida, a partir de la propia experiencia de ser acompañado, de la conciencia de ser llamado y enviado a acompañar a los/as jóvenes, es fundamental para aquél/la que está en este proceso. Los/as jóvenes necesitan encontrar en sus acompañantes las actitudes que hemos descrito con anterioridad.



Desarticulación entre la formación y acción
La acción reflexionada es un eje central en la propuesta de formación de la Pastoral Juvenil. Este ejercicio dará elementos vitales para la elaboración del Proyecto de Vida, en tanto permite al joven descubrirse a sí mismo, de cara a la realidad que vive y al papel que juega o puede llegar a jugar en ella. También permite descubrir la necesidad de una formación permanente y acorde a las necesidades que se van presentando, para asumir un compromiso de crecimiento personal y de transformación de la realidad.

Pasos para la elaboración del proyecto de vida
Existen muchas propuestas que pueden facilitar la elaboración del Proyecto de Vida. La experiencia de la elaboración del proyecto de vida no es una actividad más en la vida personal ni en el caminar del grupo, ya que, así asumida, sería una obligación o una carga asfixiante. Por el contrario, el proceso de elaboración del proyecto personal de vida es fruto de una decisión personal, libre y consciente que prioriza la necesidad de madurar las propias opciones y de proyectar la vida.
Este proceso de elaboración se desarrollará entonces en la vida de los y las jóvenes que están viviendo un compromiso pastoral, político y/o social, madurado yencama- ido en un contexto. Este compromiso crea en ellos/as la: necesidad de un espacio para fundamentar su misión, para tomar conciencia de los elementos teóricos y prácticos que facilitan la madurez de las decisiones vocacionales.
Estamos hablando de una sabiduría de vida mediante la cual la persona aprende a armonizar las herramientas con las que 1) realiza un análisis global de la realidad social en la que vive, 2) visualiza un horizonte amplio de sentido humano satisfactorio y 3) diseña un camino para recorrer, 4) previendo unos recursos con los cuales contar. En esos cuatro puntos cardinales se realiza el dinamismo de un Proyecto de Vida. Intentemos una descripción del proceso en tres momentos.

1. En un primer momento se hace necesaria la inducción.
Los asesores y animadores de los procesos de Pastoral Juvenil ofrecen experiencias por las que se va marcando la propia personalidad en el arduo camino de maduración integral. Deben ser experiencias que alimenten las necesidades vitales de las personas, según mencionamos en el capítulo anterior. Nos referimos a experiencias apropiadas por las que aflora lo positivo de cada adolescente y cada joven.
El objetivo esperado de ese bagaje experiencial es suscitar inquietudes por el sentido de la vida. Cuando esas inquietudes son asumidas con una conciencia responsable, entonces se dan los primeros pasos prácticos que, a modo de ensayo, le sirven al joven para comenzar a considerar la necesidad de un proyecto estable en su vida. Este primer momento ofrece su momento culminante cuando el joven toma conciencia de su propia búsqueda.

2. Un segundo momento tiene que ver mucho más con el acompañamiento formal y personalizado y con experiencias estables de servicio por las que se facilite el esclarecimiento gradual en la conciencia del adolescente y el joven. En esta fase vamos al encuentro de las motivaciones por el sentido de vida. Hay motivos internos y motivos sociales que deberán irse detectando y asumiendo en el camino.
Es el momento para proponer la elaboración de un
Proyecto de Vida. En esa elaboración, todavía parcial, lo que en un primer momento fue inquietud y se tomó motivo, ahora madura hacia convicciones de vida.

3. Un tercer momento se desarrolla cuando los primeros esbozos del Proyecto de Vida se confrontan en las experiencias grupales y en el desarrollo cotidiano, mientras van madurando las propias convicciones de vida. En esta fase vamos al encuentro de las decisiones vocacionales, por las cuales la persona se va orientando hacia un campo específico de la evangelización en la Iglesia. Es el momento en el que se puede calibrar el inicio de una experiencia más intensa compromiso apostólico. Nos referimos ala militancia. El norte de este momento tiene que ver con un camino espiritual dirigido conscientemente hacia opciones de vida. Ellas representan las bases profundas que van dando unidad al esfuerzo de integración y maduración personal en torno al Reino de Dios.
Al plantear la elaboración del Proyecto de Vida en cuanto tal, necesitamos cuidar algunas referencias indispensables. Unas preguntas de sentido común pueden servirnos para un diseño sencillo del Proyecto de Vida. Proponemos las siguientes:
a) ¿Dónde estoy? ¿Cómo estoy? La toma de conciencia de la propia historia. La elaboración de la biografía personal, las circunstancias políticas, económicas, culturales y eclesiales de la propia realidad, la cercana (instituciones con las que se encuentra en relación, el barrio, la ciudad...) y la realidad ampliada (el país, Latinoamérica, el mundo), para así comprender y responder a las estructuras y al funcionamiento de la sociedad.
b) ¿A dónde quiero ir? Es importante visualizar los así llamados sueños, los horizontes, los ideales que marcan a la persona. El Proyecto de Vida no es un recurso de administración de personal, es más bien como el salmo de la propia vida, quiere terminar siendo el borrador del evangelio que el militante ofrece a los demás con su propia vida. En ese sueño se plasman las convicciones de vida, el propio credo.
c) ¿Cuáles son los recursos con los que cuento? Para el camino se hace necesario el equipaje. Hablar de recursos tiene que ver con la experiencia grupal en la que se participa, el proyecto de apostolado en el que se está comprometido, la hondura espiritual, la vida y práctica sacramental, la dirección espiritual, el acompañamiento con el cual se cuenta, los niveles de estudio y profesionalización en los que se está avanzando, incluso los fondos financieros logrados hasta el momento.
d) ¿Cómo voy a ir alcanzando las metas? Un proyecto necesita su tiempo para que se desarrolle gradualmente. Es oportuno establecer los objetivos a largo alcance, así como los de mediano y corto alcance. De ese modo se distribuyen las fuerzas y los empeños para seguir avanzando coherentemente.
En la tarea de incentivar la elaboración del Proyecto de Vida, de trabajar la vocacionalidad en la juventud y de marcar presencia junto a los militantes, debe haber mucha creatividad.

La Pastoral Juvenil apunta decididamente ala propuesta pedagógica que lleva al protagonismo de los/as laicos/ as jóvenes, que lleva a la inserción en los organismos intermedios, que quiere una Iglesia comunitaria de comunión y participación. El Proyecto de Vida intenta ofrecer la posibilidad real de vivir la fe en la vida, el compromiso social y político de la fe, la opción por los pobres, como elementos esenciales de nuestra utopía.

Propuestas concretas para elaborar el proyecto de vida
Presentamos, a continuación, a modo de apoyo técnico, dos esquemas posibles para la elaboración del Proyecto de Vida.
Son dos propuestas concretas. La primera propuesta está muy próxima ala planeación pastoral. El proyecto de vida no deja de ser, también, un proyecto pastoral. Esta propuesta tiene, pues, más semejanza con la elaboración de un "Marco Referencial" porque todo proyecto de vida es, de alguna forma, un marco de referencia. Los cinco pasos que la definen son: 1) mi situación de vida (marco situacional); 2) mi historia (marco histórico); 3) lo que creo (marco doctrinal); 4) el diagnóstico personal de realidad y de práctica; y, finalmente, 5) mi compromiso pastoral y social (marco operativo), con sus iniciativas a corto, mediano y largo plazo, en una perspectiva integral.
La segunda propuesta tiene un carácter de estudio y de orientación. Es una propuesta más extensa y presenta una sugerencia de profundización en cada uno de sus cinco pasos: 1) mi persona: lo que soy; 2) mi esperanza: la sociedad que quiero; 3) mi credo: las certezas de mi vida; 4) la misión que me toca: ser Iglesia en el mundo; y, finalmente, 5) mi camino: elaborando mi Proyecto.













Propuesta 1: proyecto de vida:
"Un instrumento para planificar la vida"
Mi situación de vida (marco situacional)
Jesús miró hacia atrás y vio que lo seguían.
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿dónde vives?".
Jesús les respondió: "Vengan y lo verán".
(Jn 1,38-39)

Es importante describir la realidad donde vivimos y desarrollamos nuestra acción:
- ¿Cómo anda mi vida aquí, en el lugar donde vivo? (Trabajo profesional, trabajo pastoral, barrio, municipio, provincia, estado, país...).
- ¿Cuáles son los principales acontecimientos de mi vida: familiar, comunitaria, profesional, escolar, afectiva, pastoral...?
- ¿Cuáles son mis compromisos? ¿Cómo los hago? ¿Cómo me siento en esa experiencia?
-
Yo tengo una historia (marco histórico)
Desde el seno de tu madre,
Yate escogí. Tú eres mío.
(Sal 139)

Es importante mirar (contemplar) el camino recorrido para identificar las elecciones hechas y para poder vislumbrar los influjos recibidos de la familia, de la escuela, del grupo, de las personas. Es necesario retomar esas vivencias en perspectiva personal, asumiendo, cada uno/a, historia y su vida.
- ¿En qué modo ha influido en mi vida los acontecimientos de mi pasado, de mi propia historia?
- ¿Cuáles son las elecciones que siento mías y cuáles siento que son resultado del influjo de los demás en mí?
- ¿Qué historia quiero construir con mi vida?
- ¿Qué aportes quiero ofrecer en la historia?


Lo que creo (marco doctrinal)
Mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y hacia dónde voy .
(Jn 5,31)

Es importante tener la certeza del para qué y el por qué de nuestra vida.
- ¿Quién es Jesús para mí?
- ¿Qué es el Reino de Dios para mí?
- ¿Cómo debe ser la nueva persona humana?
- ¿Cuál es mi proyecto de nueva sociedad? (En los aspectos político, social, económico, cultural).
- ¿Cuál es la Iglesia en la que quiero vivir la misión?
- ¿Cuáles son los elementos fundamentales de la Pedagogía que quiero vivir en la familia, en la comunidad, en mi trabajo?

Nuestras creencias no son únicamente teológicas. Son también pedagógicas, políticas, sociales. La afirmación de estos aspectos es importante tenerlos en cuenta.

¿A cuál distancia estoy del ideal?
(Diagnóstico personal)
El Espíritu del Señor me consagró para llevar la Buena Nueva a los pobres, a los cautivos la liberación, y proclamar un año de gracia del Señor.
(Lc 4,16-21)

Es importante medir las fuerzas y los recursos, los límites y los errores-
- Mirando lo que fui escribiendo, ¿dónde voy concentrando mis energías?
- ¿Cuáles son mis mayores dificultades, límites?
- ¿Cuáles son mis mayores logros, avances?
- De las necesidades que voy descubriendo, ¿cuáles voy a asumir como prioridad para enfrentar e intentar resolver?
- ¿Con qué recursos o fuerzas cuento para lograrlo?
Se trata de elaborar un diagnóstico de mi realidad y de mi práctica. Voy descubriendo cualidades y fragilidades que deben ser trabajadas, haciendo que el proceso sea realmente un proceso de elaboración, de vivencia y de perspectivas siempre más coherentes.

Mi compromiso pastoral y social (marco operativo)
Todos eran unidos, vendían la que tenían y compartían todo en común.
(Hch 2,44-46)

Realizado el diagnóstico, es necesario definir dónde centrar las fuerzas, reconociendo qué es aquello que necesita ser realizado, concretamente, para mejorar la situación descubierta. Teniendo en cuenta los principios orientadores que hemos conseguido definir, llegamos al momento del "Marco Operativo", al momento de elaborar estrategias que respondan a mis sueños, partiendo de la realidad concreta.
¿Qué acciones especiales se van imponiendo en el discernimiento que estoy haciendo? Las enumero de acuerdo a la "urgencia", priorizando las mismas en cada aspecto o área de mi vida: la familia, la escuela, la universidad, el trabajo, la afectividad, la comunidad, la pastoral, etc.; expresando la forma como las voy concretizar: ¿Qué?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿con la ayuda de quién?
¿Qué acciones reflexivas (estudios, cursos, lecturas, participaciones...) voy a continuar realizando en mi vida personal, profesional y en mi compromiso pastoral, para profundizar en mis opciones y mi proyecto de vida?
- Con relación a mi acompañamiento: ¿Cómo voy a evaluar este Proyecto de-Vida? ¿Cuándo? ¿En qué condiciones? ¿Con la ayuda de quién?
- ¿Qué lugar va ocupar el grupo / comunidad en la concreción de este proyecto?
- ¿Cómo voy a cultivar la dimensión teológica y teologal en lo cotidiano, asumido como propuesta de vida? (momentos de oración y de retiro, vivencia sacramental, celebraciones, lecturas, cursos,...)
- ¿Qué tiempo voy a dejar para mi descanso, recreación, afectos, amistades? Si es posible recuerdo y priorizo fechas, momentos, acontecimientos.
Se trata de descubrir formas muy concretas de realizar, en la historia, el proyecto de vida. Las estrategias, tanto a corto plazo como a largo plazo, exigen tiempo, seriedad, apertura. Las " actividades" más indicadas aquéllas que son, al mismo tiempo, concretas, bien definidas y amplias. Habrá necesidad de adaptación. El riesgo está en la superficialidad en las decisiones.


Propuesta 2: elementos de estudio y de orientación para la elaboración del proyecto de vida

La segunda propuesta se basa en la profundización de la fe de manera personal y grupal. Busca ofrecer elementos que ayuden en la elaboración del proyecto de vida, posibilitando una mayor vivencia eclesial en confrontación con el Proyecto de Jesús. Propone un esquema de estudio y orientación que pretende destacar y profundizar aspectos personales, sociales, cristológicos y eclesiales, como pilares para sustentar el proyecto de vida. Es un camino que puede ser hecho durante un proceso personal y de grupo o comunidad de vida.

Mi persona: lo que soy
Por ser el punto de partida, hay varias sugerencias para que este aspecto penetre en la integralidad de lo que somos.

a) Gestando mi autobiografía
Se trata de partir de lo más cercano: mi persona, mi vida, mi historia. Para realizarlo proponemos algunas cuestiones.
- Preparado el ambiente, si es un grupo el que realiza la experiencia, cada cual piense en el mejor modo de concentrarse para escribir su autobiografía, de la forma más completa posible.
- Inicia, por eso, tu camino con algunos datos biográficos: lugar de nacimiento, datos familiares, estudios, experiencias religiosas, etc.
- Recuerda los momentos más felices y los más tristes de tu vida; los momentos más significativos.
- Habla de tu relación con tus padres, hermanos I hermanas, amigos I amigas, profesores I as, novio I novia, colegas de trabajo, compañeros las de comunidad, etc. ¿Cuáles son las personas que más han influencia do en tu vida?
- ¿Cuáles son para ti y cómo vives algunos de los valores fundamentales de la persona humana?
- Libertad: ¿Qué es para ti ser libre? ¿Te consideras libre? ¿Cómo? ¿Por qué?
- Sinceridad: ¿Te consideras sincero/a? ¿Por cuál razón?
- Responsabilidad: ¿Sabes asumir compromisos? ¿Otros deben recordártelos? ¿Sabes organizarte?
- Religiosidad: ¿Te consideras superficial o profundo/a? ¿Quién es Dios para ti? ¿Qué influencia tiene Dios en tu vida? ¿Qué espacio ocupa la oración en tu vida?
- Placer: ¿Te sientes satisfecho/a, completo/a, feliz con aquello que vives y haces?

b) Retornando la autobiografía
Recuerda tu historia personal a partir del relato que realizaste en tu autobiografía y medita algunas preguntas:
- ¿Qué marcas/huellas tengo en mi vida?
- ¿Cuáles son los momentos más felices? ¿y los más tristes?
- Elige a una persona de tu grupo o comunidad con quien tengas afinidad y confianza y comparte con ellas los descubrimientos que realizaste, las marcas o huellas que fuiste reconociendo en el camino de tu vida.
- Comparte comunitariamente y con tu acompañante y, después, ve pensando: ¿Qué sentimientos he experimentado en esta vivencia?

c) Mis relaciones
.Pinta o dibuja en una hoja de papel blanco tu "red", las relaciones que tienes y/o estableces con: tus padres, tus hermanos/as, amigos/as, profesores/as, novio/a, colegas de trabajo, etc.
- ¿Qué cuestionamientos y realidades te transmite tu dibujo?
- ¿Qué sensaciones te surgen?
- Comparte con tu comunidad y con tu acompañante tus sentimientos y aprendizajes.
- ¿Cómo está tu relación con el" mundo”, el" cosmos", la sociedad, la Iglesia, el otro?

d) Mis valores
- Anota la historia de tus deseos más profundos y más significativos, desde el momento que puedas recordar... Escríbelos.
- Medita, después, las siguientes preguntas:
- ¿Alguna vez vuelven a ti esos deseos? ¿Siguen presentes con la misma fuerza del principio?
- ¿Fueron cambiando? ¿Cuándo? ¿A razón de qué?
- ¿Qué nuevos deseos y sueños fueron surgiendo en tu vida?
- Comparte con una persona de tu comunidad y con tu acompañante tus sueños y sentimientos más profundos.

Mi esperanza: la sociedad que quiero
Una manera adecuada de ubicamos en la sociedad es seguir un buen esquema de análisis de coyuntura, que nos ayude a tomar decisiones personales ante la realidad social que vivimos. Proponemos una forma de visualizar la sociedad, procurando detectar los principales acontecimientos, describir los escenarios que se presentan, ver los actores que se desenvuelven en dichos escenarios y describir las relaciones de fuerza que se van manifestando.

a) Coyuntura y estructura2
En la construcción del Proyecto Personal de Vida existe la necesidad de que cada uno/a logre situarse: ¿Dónde vivo? ¿Cómo es la realidad en la que estoy inserto/a? ¿Cuáles son los cuestionamientos que me hace la realidad? ¿Cuáles son las principales características de la sociedad en la que vivo (en sus aspectos social, político, económico, cultural)? ¿Qué influencia tienen en mi propia vida?
Intentaremos, entonces, mirar los hechos de la realidad, analizando y buscando contextualizar y profundizar sus causas.

b) Acontecimientos
Son los hechos que adquieren un sentido especial para un país, para una clase social, un grupo social o una persona. Por ejemplo: un beso puede ser un hecho común, pero el beso de Judas es un acontecimiento.
Para el análisis de coyuntura, lo fundamental es analizar los acontecimientos y saber distinguirlos de los hechos, después jerarquizarlos de acuerdo a su importancia.
Es decir que, al analizar la coyuntura no vamos a tomar cualquier acontecimiento, sino aquellos más significativos para nuestro análisis. Esta selección de acontecimientos no es neutra, revela siempre la percepción que una sociedad, grupo social, clase o persona tienen de la realidad y de sí mismos.

c) Escenarios
Los escenarios son determinados espacios donde se desenvuelven las acciones de la trama social y política. El escenario se puede transformar de acuerdo con el desarrollo de la lucha social y/o política. Por ejemplo, en un contexto electoral tenemos varios escenarios: las internas partidarias, el estado, las empresas, los partidos políticos, etc.
Cada uno de estos escenarios presenta sus particularidades. Éstas son las que influencian el desarrollo de la lucha. Muchas veces, el hecho de cambiar de escenario es una condición importante de la transformación del proceso. Es importante, pues, saber identificar los escenarios donde se desarrollan las luchas y las particularidades de los diferentes escenarios.
La visualización de los escenarios es la forma concreta como se logra leer la realidad en la cual vivimos, la región donde estamos, la pastoral en la que estamos metidos, la
Iglesia que se presenta... Más que un ejercicio, es una manera de exigir de nosotros que tengamos una "postura social" más definida. Esto mismo es válido en el análisis de los actores y en la descripción de las relaciones de fuerza.

d) Actores
El actor es alguien que representa, que encarna un papel dentro de un conflicto, dentro de una trama de relaciones. Un individuo es un actor social cuando representa algo para la sociedad; cuando encarna una idea, una reivindicación, un proyecto, una denuncia. También pueden ser actores: una clase social, un grupo o institución social (sindicatos, partidos políticos, etc.), los medios de comunicación social, las ONGs, las Iglesias, etc.

e) Relaciones de fuerza.
Las clases sociales, los grupos, los diferentes actores sociales están en relación unos con otros. Esas relaciones pueden ser de confrontación, de coexistencia, de colaboración, de parálisis, que estarán siempre revelando una relación de fuerza, de dominio, de igualdad, de subordinación.
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2 Algunas definiciones: Coyuntura: momentos históricos específicos de una sociedad que dependen del modo como se combinan las propuestas, las intervenciones, las acciones, en fin, la voluntad política de los diferentes actores sociales, con las posibilidades ofrecidas por las respectivas bases objetivas de existencia.
Análisis de estructura: análisis de la historia viva, de la historia aconteciendo y teniendo en cuenta las estructuras y la historia pasadas.
Para poder reconocer las consecuencias concretas del análisis de la coyuntura es preciso percibir claramente la relación de fuerzas existentes en el objeto de análisis. Puede ser, por ejemplo, el capítulo de las clases sociales; del gobierno internacional, nacional y local; de la Iglesia amplia y local; de la Pastoral Juvenil general y local; incluso de la propia comunidad. Se trata de ubicarnos en un mundo que tiene ideologías, posiciones e intereses diferentes y descubrir qué se hace para conseguirlos o defenderlos.
A veces esa relación se revela a través de indicadores cuantitativos, es el caso de una elección: el número de votos indicará la relación de fuerzas entre partidos, grupos y clases sociales; otras veces necesitamos buscar formas para verificar la relación de fuerzas que son " menos visibles":
¿Cuál es la fuerza de un político o de un movimiento social?
¿Cómo medir aquello que no tiene registros cuantitativos?
Otra idea clave es que la relación de fuerzas no es inmutable, ella sufre transformaciones permanentemente, y es por eso que la política está tan llena de sorpresas.
La coyuntura, por lo tanto, es un trozo de algo en movimiento, es un momento del proceso. Los acontecimientos, las acciones desarrolladas por los actores sociales, generando una situación que defina la coyuntura, no se da en el vacío. Tienen relación con el pasado, con la historia, con las relaciones sociales, económicas y políticas establecidas a lo largo de un proceso.

f) Profundizando el tema de la coyuntura
Hay dos modos de leer la coyuntura:
- A partir de la situación o del punto de vista dominante.
- A partir de la óptica de los movimientos populares, de las clases subordinadas, de la oposición del poder dominante.
La finalidad del análisis de coyuntura es reordenar los elementos de la realidad, la situación dominante para mantener el funcionamiento del sistema, del régimen.
El análisis hecho a partir del poder dominante o hegemónico tiene como finalidad percibir la correlación de fuerzas que existe. Eso exigirá una postura personal, consciente, en el conflicto. Estamos elaborando un proyecto de vida donde las creencias teológicas y sociológicas necesitan encontrar su coherencia en la vida.
Otros elementos que deben ser considerados para realizar un análisis de coyuntura:
.Percibir el conjunto de fuerzas y problemas que están por detrás de los acontecimientos-
.Procurar descubrir las señales que apuntan a "lo nuevo", lo no acontecido, lo inédito.
.Ver el hilo conductor de los acontecimientos, es decir, descubrir e investigar las relaciones y encadenamientos, la lógica, las articulaciones, los sentidos comunes de los acontecimientos.
Escribir, aunque sintéticamente, la esperanza y la utopía social que nos dinamizan es muy importante. Estoy afirmando no solamente las esperanzas que me mueven, sino también las luchas concretas que consigo vislumbrar para definir el mundo que deseo construir. Es evidente que eso va madurando, pero hay principios orientadores que se volverán "marcos" en mis actitudes.
Nuestro concepto de la nueva sociedad tiene de fondo la afirmación de que el hombre y la mujer son capaces de oponer a las situaciones decepcionantes e injustas una fuerza contradictoria: la esperanza. Esperanza de que aquello que no es, puede ser y hacerse realidad. Por eso tenemos de base la convicción de que la nueva sociedad es un acontecimiento utópico que nos mueve a tener una imaginación creadora para tener en cuenta el futuro real, a partir de un presente capaz de ser transformado y mejorado. Asimismo esta convicción se enmarca en el acontecimiento del
Reino de Dios, en el cual alimentamos la esperanza de una sociedad fraterna, de paz, armonía social, participación justa y equitativa de todos los bienes producidos por el trabajo de todos/as.


Algunas pistas para la reflexión...
- ¿Cuáles son las principales características del modelo de sociedad en el que vivimos?
- ¿Cuáles son sus consecuencias sociales, políticas y económicas para el pueblo, principalmente para los más débiles, pobres/ empobrecidos?
- ¿Estas características se aproximan al sueño de la Nueva Sociedad que queremos?
- ¿Qué nuevos modelos de hombre y mujer queremos construir?
- ¿Qué principios reconozco y elijo como fundamentales para vivir y construir la nueva sociedad?
- ¿Qué actitudes necesito cultivar en mí para que la nueva sociedad sea posible? ¿Cuál es el sueño de sociedad que tengo? Procurar definirlo.

Mi credo: las certezas de mi vida
Todos vivimos un marco doctrinal básico. Se trata del fundamento trascendental: ¿Cuáles son las razones de mi vida? Queremos ayudar, de modo especial, a profundizar en la perspectiva cristocéntrica de nuestro proyecto de vida y, por eso, ofrecemos algunas sugerencias más fuertes en este aspecto.

a) El proyecto de Jesús
Es necesario, en este momento, profundizar la propuesta de Jesús, partiendo del conocimiento de su realidad a través del contacto con la Palabra. Será necesario entonces percibir cuál era la realidad en la que Jesús estaba inserto económica, social, política, ideológica y culturalmente. Se trata de comprender el contexto histórico y la acción concreta de Jesús, percibir cuáles son las interpelaciones, las enseñanzas, las exigencias de transformación que el seguimiento de Jesús nos impone. Éste es el momento de la exégesis, de las interpretaciones, de las repercusiones de la Palabra en nuestra propia vida.

b) Conocer a Jesús desde el Evangelio de Marcos
Proponemos realizar, como primer paso, una lectura de todo el Evangelio de Marcos (capítulos 1 a 16). El contacto inicial con el texto debe ser desarmado de pretensiones de interpretación o de responder a preguntas. El objetivo es solamente realizar una lectura corrida, para tener una visión global.
En un segundo momento proponemos realizar una nueva lectura del texto como producto histórico cultural, observando las puntualizaciones y aspectos: económico, social, político y cultural- ideológico. Se sugiere ir anotando las reflexiones y descubrimientos, para volver sobre ellos para profundizarlos y enriquecerlos.

c) Algunas pistas para la interiorización y el análisis:
Lo económico:
- ¿Cómo vivía el pueblo de Jesús? ¿Qué producía? ¿Cómo era el modo de producción?
- ¿Cuáles eran los medios de producción de aquel tiempo? ¿A quién pertenecían esos medios?
- ¿Cuáles son las profesiones que aparecen en el relato evangélico?
- ¿Cuál es el problema económico básico que aparece?

Lo social:
- ¿Cómo aparece la división de clases o de grupos sociales?
- ¿Cómo son las relaciones entre las personas (justas o injustas)?
- ¿Cómo aparecen las relaciones entre las clases y grupos sociales?
- ¿Cómo aparece el bienestar o malestar social?
- ¿Cuál es el problema social básico que aparece?


Lo político:
- ¿Qué instituciones de poder oficial aparecen (gobierno, jueces, militares...)?
- ¿Cómo aparece el poder dentro de la sociedad civil (líderes, partidos, asociaciones...)?
- ¿Quién ejerce el poder? ¿Cómo es ejercido ese poder?
- ¿Cuál es el problema político básico que aparece?

Lo cultural-ideológico:
- ¿Quiénes son discriminados! marginados en el tiempo de Jesús? ¿Por qué son discriminados y excluidos?
- ¿Cuáles son las prácticas religiosas del pueblo?
- ¿Cómo aparece la influencia de la religión?
- ¿Qué significado tiene todo eso para mí?

d) Jesús, un proyecto de amor encarnado
La pregunta fundamental del Señor: II ¿y tú quién dices que soy?,1 (Mt 16,15), se dirige permanentemente a la juventud. La verdad sobre Jesús necesita ser reconocida por los/as jóvenes cristianos/as y estar acompañada por el seguimiento y el compromiso con su Proyecto Liberador y con la construcción de la Civilización del Amor.

e) Conocer a Jesús desde la imagen que tenemos
Te sugerimos recuperar la imagen de Jesús que vive en la memoria de nuestro pueblo. Que te acerques a diferentes personas y compartas y preguntes:
- ¿Quién es Jesús?
- ¿Qué dicen las personas sobre Él?
- ¿Qué historia cuenta la gente sobre Jesús?
- ¿En cuáles situaciones el pueblo recurre a Jesús?
- ¿Cuál es la imagen que tú tenías antes de Jesús?
- ¿Cuál es la imagen de Jesús que tienes en este momento?

f) Conocer a Jesús revisitando el Evangelio con nuevas preguntas
Te proponemos, ahora, realizar una nueva lectura del
Evangelio de Marcos y que vayas respondiendo y analizando las siguientes cuestiones:

Experiencia Pedagógica;
- ¿Cómo se relaciona Jesús con los marginados y excluidos de su tiempo: mujeres, niños, enfermos (leprosos, hemorroisa...), extranjeros, publicanos, prostitutas, pecadores...?
- ¿Cuál es el llamado que Jesús hace a los pobres?
- ¿Cómo se revela la humanidad de Jesús, sus sentimientos?
- ¿Cómo se relaciona Jesús con el Padre?
- ¿Cómo se relacionaba Jesús con los poderosos de su época: fariseos, doctores de la ley, escribas, saduceos, autoridades (gobierno, religión...)...?
- ¿Cuál es el llamado de Jesús a los ricos y poderosos?
- ¿Cómo se posicionan los poderosos con relación a Jesús?
- ¿Cuáles son las consecuencias de la acción y posiciones asumidas por Jesús y sus discípulos?
- ¿Cómo asumo yo, en mi vida, el Proyecto de Cristo? ¿Cómo me puedo comprometer de forma radical con la propuesta liberadora de Cristo?
- ¿Cómo puedo transparentar y traducir esa propuesta en mi Proyecto de Vida?
Jesucristo es el verbo Encarnado que revela el Misterio de Dios y de la propia persona. Jesús de Nazaret es el "Hombre Nuevo", diferente, perfecto. El hombre del modo que
Dios siempre lo soñó. "Se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14).

Él no se apegó a su condición divina, se negó a sí mismo y asumió la condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres (Flp. 2,7).

Siendo pobre, asume un proyecto de liberación de los/as marginados y excluidos, y consecuentemente, denuncia todo aquello que disminuye o amenaza la vida.

a) Apuntes para la profundización sobre Jesús y su vida
Jesús resumió su vida en tomo a dos objetivos: reconciliar a toda la humanidad con el Padre y reunir a los hombres y mujeres en una comunidad de hermanos/as.

El primer objetivo: Reconciliar a toda la humanidad con el Padre

Jesús no se cansaba de hablar de su Padre, de nuestro Padre. En sus palabras y en sus acciones concretas con los simples, los pobres, los sufrientes, las mujeres, los niños y también con los poderosos, Jesús revela cómo es el Padre y cómo Él nos ama: "Quien me ve a mí, ve a mi Padre" (Jn 12,45). Nos enseña también que la reconciliación con el
Padre pasa necesariamente por la aceptación de Él: "Nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14,6).
¿Por qué Jesús habla tanto de su Padre y nuestro Padre?

- Porque Él ama a su Padre: "Mi Padre y yo somos uno" (Jn 10,30).
- Para acercamos al Padre y dejamos reconciliar con Él.
- Porque ningún proyecto histórico que ignore o reniegue de la aceptación y la relación filial con el Padre es capaz de establecer relaciones de libertad, de justicia, de fraternidad y de igualdad entre los ciudadanos/as, sino por el contrario va a vivir desde la discriminación y la opresión.

El segundo objetivo: reunir a todos los hombres y mujeres en una sola familia, en un solo pueblo, en una sola comunidad de hermanos y amigos
Amense unos a otros como yo los amé (Jn 15,12).
Ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús (Ga 3,28).

Jesucristo rescata la dimensión totalizante de la persona humana, superando la división dualista. Jesús consagra el valor de la persona humana y asume en su cuerpo la plenitud de la grandeza humana. Podemos constatar esto en los siguientes textos bíblicos: Mt. 12, 1- 8; o bien de que la persona está por encima de la ley: Mt 12,9-14; Mt 15,21-28; Mt 15,29; Jn 1,36-39; Mt 25,31-46; Jn 8,1-11; Jn 4,5-26; Ef 4,22-24~ Mt 9,11-13.

Jesús se lanza ala construcción de la humanidad, no al nivel de los ricos y poderosos, sino uniéndose a los pobres y enfermos. Exigió que los ricos usaran sus bienes como ex- presión de amistad y amor a los necesitados. Planteó a los poderosos el ejercicio del poder como servicio.
Jesús concentró su vida, sus afectos, sus energías, en la realización de sus objetivos. Es realmente el mayor ideal de vida que alguien se puede proponer. Imaginemos cuánto habrá vibrado, con qué ardor habrá deseado que la humanidad viviese finalmente en paz, todos como amigos, iguales y hermanos de verdad.
La Muerte y la Resurrección de Jesús son para nosotros esperanza y certeza de que el Reino vencerá a la injusticia y de que la Vida, y no la muerte, tiene la última palabra. La
Resurrección de Jesús nos da la certeza de que El continúa en la historia y de que la cruz no es el fin. Del encuentro permanente con el Resucitado en la Eucaristía, en la Palabra y en la Oración, en la Comunidad y en la Historia, nos viene la fuerza y la esperanza para seguir luchando y construyendo un mundo nuevo hasta que Él venga.
- ¿Cómo asumo estos dos objetivos de Jesús en mi vida?
- ¿Cómo es mi relación con Dios Padre?
- ¿Cómo está mi encuentro personal con Jesucristo Resucitado?
- ¿Cómo vivo el amor fraterno que Jesús apremia?
- ¿Cómo contribuyo en la construcción de ese mundo nuevo que Jesús predicó? ¿Qué valores puedo aportar?

La misión que me toca:
ser Iglesia en el mundo
Es importante estudiar y conocer a la Iglesia para amarla como Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo, reconociendo en ella flaquezas y fallas, para poder entonces asumir consciente y comprometidamente su misión en el mundo. La reflexión sobre la Iglesia debemos realizarla no desde la postura de quien está " afuera" y no forma parte de la Iglesia, sino reconociéndonos parte del Pueblo de Dios, parte de la Iglesia.
Pero... ¿Qué es la Iglesia? Aunque lográramos reunir todas las características que definen el perfil de la Iglesia, sabríamos que ella es todo eso y mucho más que eso, porque siendo Pueblo de Dios, siendo de Cristo, es imposible agotar su comprensión, ya que tendríamos que cerrar o agotar el conocimiento del mismo Jesús.

a) La Iglesia es
- Pueblo de Dios, comunidad de fe, esperanza y caridad.
- Signo y sacramento de la presencia salvadora y liberadora de Cristo dentro de su pueblo.
- Misión actualizada de Cristo en el hoy de la historia de la humanidad.
La Iglesia es pueblo de Dios, formado por todos los hombres y mujeres que creen en Jesús, esperan la realización de sus promesas y que, sabiendo que son hijos amados por Cristo hasta el extremo (Jn 13,1) se reúnen en comunidades vivas, hermanadas por la Palabra de Dios, por el amor fraterno, por la comunión en el Cuerpo Eucarístico de Cristo, en la oración, en el compartir los bienes con los pobres y necesitados, en la convivencia simple y alegre, tanto en las iglesias como en los encuentros en las casas
(Hch 2,42-47).
La Iglesia es signo visible, sacramento de acción y presencia salvadora y liberad hora de Cristo dentro de su pueblo. En la medida en que la Iglesia es el espacio en que los pobres se sienten acogidos en su casa, como pueblo amado en Cristo por el Padre, ella realiza la parábola de Cristo (Lc 14,15-24), en la que nos pide que busquemos y recojamos " a los pobres, los alejados, los ciegos, los mancos" para que ocupen un lugar en la sala del banquete del Reino.
La Iglesia, siendo la comunidad de los pobres (Lc 10,21), cumple con el mandato de Cristo: "Ustedes recibieron la fuerza del Espíritu Santo para ser mis testigos" en todas las regiones del mundo (Hch 1,8), y es, efectivamente, signo y sacramento de la presencia amorosa y del amor actuante de Jesús, convocando, reuniendo y liberando a su pueblo a través de la vida y de la acción de aquellos que creen en Él.

b) La misi6n de la Iglesia
La Iglesia tiene por excelencia una misión evangelizadora: "Yayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos..." (Mt 28,19). El apóstol Pablo, uno de los mayores militantes del Reino de Dios proclamados por Jesús, llegó a exclamar: " ¡A y de mí si no anunciara el Evangelio!"
(1 Co 9,16). Jesús confía ala Iglesia su propia misión, aquella que el Padre le confiara a El, de impregnar la historia de la humanidad con los trazos de su proyecto, mediante el anuncio, la acción, el testimonio de vida y la denuncia de las falsas propuestas de solución defendidas por el mundo.
Como Iglesia, la juventud tiene una misión especial.
Como afirman los obispos en Medellin: "La juventud es el símbolo de la Iglesia, llamada a una constante renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento"
(Medellín 5,12). Por eso esta misma juventud debe profundizar el conocimiento y sentido de pertenencia a la Iglesia, liberadora y profética, y fortalecer su amor y compromiso de renovarla constantemente.

c) Profundizando algunos aspectos
- ¿Cómo vemos a la Iglesia?
- ¿Qué límites, tendencias y desafíos nos presenta?
- ¿Qué características de la Iglesia podemos reconocer en nuestra experiencia comunitaria?
- ¿Cómo influyen en nuestra vida, en la comunidad y en la sociedad los diferentes modelos de Iglesia?
- ¿Qué Iglesia quiero? ¿Cuáles serían sus características fundamentales?
- ¿Qué necesito reforzar y rever en mis acciones y actitudes en cuanto miembro de la Iglesia? ¿Qué tendencias debo reforzar? ¿Cuáles cambiar?
- ¿Qué puedo hacer en mi comunidad para construir una Nueva Iglesia- Pueblo-Comunidad?
- ¿Cuál es la misión que la Iglesia debe asumir frente a los nuevos desafíos de la realidad?
- ¿Cuál es la misión de los cristianos en la construcción de una sociedad justa y fraterna?
- ¿Qué relación encuentro entre la fe y el compromiso social (político, económico, cultural, etc.)? ¿Qué desafíos se me presentan en este sentido?

Mi camino: elaborando mi proyecto
Casi todo militante vive una vida agitada y con expectativas de realizar sus sueños y deseos, para proyectarse en nuevos horizontes. Este Proyecto personal de Vida elaborado deberá estar abierto a los cambios, alas adaptaciones, en la medida que vayan surgiendo situaciones nuevas. Él nos obliga a tomamos la vida en serio y nos hace encontrar en un proceso de autenticidad y crecimiento personal. Hay que prever, por eso, momentos concretos de evaluación (reformulación, readaptación, maduración...) del proyecto de vida.
Lo principal del proyecto de vida es que las decisiones tomadas y reflexionadas nos lleven a una mejor y más llena realización personal, a partir de nuestro compromiso en la lucha por una nueva vida. Cuando una constructora a va a realizar una calle, comienza colocando las marcas o cordones que sirven de puntos de referencia para saber por dónde va a pasar la calle. Como constructores de nueva vida, también nosotros debemos colocar "las marcas o cordones" para orientar nuestra acción. Es preciso entonces, redescubrir y reanimar en nosotros, los motivos de nuestra vida y las prioridades que buscamos. Es preciso reflexionar siempre sobre todo lo que estamos haciendo.
Nuestro Proyecto de Vida debe ser escrito, aprovechando los recursos que tenemos, con una profunda simpleza e interioridad. Nos ayudan las siguientes orientaciones:
- Redactarlo con claridad.
- Retomar las reflexiones y anotaciones hechas a lo largo del proceso.
- Procurar concretizar bien lo que se propone.
- Sintetizar las ideas en pocas líneas-
- Confrontarlo siempre con la realidad en la que uno está actuando-
- Procurar que sea muy concreto, madurando estrategias que sean de corto, mediano y largo plazo.
- Incluir todas las dimensiones de la persona humana.
La elaboración del proyecto de vida es algo muy personal. Pero es recomendable que no se haga solo. Debe buscarse y solicitar la ayuda de unja acompañante (una animador/a, psicólogo/a, amigo/a, religioso/a, sacerdote, adulto/a...). Alguien que sea de nuestra confianza.
El Proyecto elaborado necesita prever, también, la forma como será evaluado. Es un proyecto que debe respetarse, que debe defenderse. Hay aspectos que nunca cambiarán; otros exigirán adaptación, pero una adaptación reflexionada con mucha seriedad.


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EL PROYECTO DE VIDA COMO UN PROCESO:

EL PROYECTO DE VIDA COMO UN PROCESO:
PLANEANDO EL CAMINO VOCACIONAL

El asunto no está en la llegada ni en la partida; está en la travesía.
Joáo Guimaráes Rosa

En el prólogo nos preguntábamos sobre lo que convendría reflexionar, en estos momeritos, en nuestra Pastoral Juvenil. En la parte histórica descubríamos que la discusión sobre "militancia", "vocacionalidad" y "proyecto de vida" han estado con la Pastoral Juvenil desde hace mucho tiempo, probablemente, desde las intuiciones iniciales. El rescate de los horizontes y desafíos comprueban que existe un espíritu comunitario, un mismo sentir; y la definición de los principios orientadores es, de hecho, la encarnación de una mística.

Queda evidente que estamos frente aun " proceso". La Militancia es un proceso. La Vocacionalidad y el Proyecto de Vida son parte del mismo proceso. Queremos abordar todo esto de manera dinámica y complementaria, especialmente a partir del Proyecto de Vida. Por eso queremos mirar el Proyecto de Vida como proceso y como instrumento. En el presente capítulo nos aproximaremos al Proyecto de Vida como proceso y, en el siguiente, como instrumento que resulta de una experiencia pedagógica de acompañamiento en la Pastoral Juvenil. El proyecto de vida es resultado de un camino hecho y que se va haciendo.

Para comprender el Proyecto de Vida como proceso consideramos importante:

a) Partir de las opciones pedagógicas, profundizando en cada una de ellas. Las opciones pedagógicas encierran la posibilidad de la vivencia de un proceso integral de maduración humana, de una pedagogía, de una manera de mirar el mundo y de vivir la fe. En esa perspectiva retomamos las opciones pedagógicas, insistiendo, de modo especial, en la Formación Integral con sus dimensiones y procesos.
b) Entender que todo esto exige planeación. Hay una postura de vida enmarcada por la planeación. La educación en la fe es una meta, un punto claro de llegada, pero supone pasos que pueden ser " previstos" en un diseño pedagógico. Intentaremos describir cómo eso se da en una dinámica que -tal vez conocida- necesita ser revitalizada.
c) Mostrar que la Militancia es, de cierta forma, resultado del Proceso de Educación en la Fe, pero un resultado que necesita cuidados y reinicios. Nuestro deseo es ir descubriendo cómo se da la construcción procesual de la Vocacionalidad, del Proyecto de Vida y de la Militancia, llegando a puntos concretos y siempre dinámicos.

En definitiva, se quiere y se busca una Pastoral Juvenil que acompañe a los y las jóvenes en su proceso personal y grupal de crecimiento, en el descubrimiento de su vocación, en el discernimiento y realización de su proyecto de vida y en la concretización de su compromiso militante.

Las opciones pedagógicas de la Pastoral Juvenil
El camino recorrido por la Pastoral Juvenil Latinoamericana, en cada uno de los países, en el acompañamiento de los grupos y de los/as jóvenes, fue madurando, desde una práctica reflexionada, en la comprensión de las opciones pedagógicas de la Pastoral Juvenil. De modo muy especial, la comprensión de la Formación Integral con sus varias dimensiones y sus Procesos de Educación en la Fe.

Esta comprensión de las opciones pedagógicas va indicando que ellas son una invitación a los/as Jóvenes para vivir un estilo de vida marcado por el seguimiento de Jesús y por la experiencia comunitaria, que los capacita en la tarea de construir redes y de ser multiplicadores de otras experiencias de vida grupal.

Las opciones pedagógicas explicitadas en el libro II Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" se convierten en II orientaciones" indispensables para nuestra práctica pedagógica. Son "herramientas pedagógicas" que contienen aspectos fundamentales de nuestra manera de comprender la evangelización juvenil. Estos aspectos se fueron construyendo a lo largo del camino histórico de la Pastoral Juvenil Latinoamericana y fueron asumidos, progresivamente, por todos los países. Conforman nuestro II credo pedagógico". Aquello que creemos vital, fundamental, innegociable ya lo que no podemos renunciar si queremos ser coherentes en la evangelización del mundo juvenil.

En "Civilización del Amor, Tarea y Esperanza"[1] se señalan cinco opciones que guardan entre sí una unidad y una lógica interna indisoluble, volviéndose, sin duda, un material propio para establecer los horizontes del camino vocacional en la Pastoral Juvenil.

Reafirmando estas cinco opciones pedagógicas, pro- ponemos aquí otra lógica de organización de estas "orientaciones pastorales”, invitando a todos/as a una profundización de cada una de ellas. Nos atrevemos a suscitar algunas reflexiones con textos y/o conceptos que exigen, de parte de todos/as, un mayor análisis. Como ya hemos afirmado, daremos una especial atención a la "Formación Integral", sin olvidarnos que todas las opciones pedagógicas se complementan entre sí.

La Formación Integral:
Dimensiones y Procesos

La Formación Integral es la primera opción pedagógica que deseamos retomar.
Seguimos, en este punto, un texto intitulado "Formación Integral: sus dimensiones y procesos"; escrito por el P. Florisvaldo Saurim Orlando, uno de los mejores teóricos sobre esta materia.

Dimensiones de la Formación Integral
La Pastoral Juvenil quiere desarrollar con los/las jóvenes un Proceso de Formación Integral: Ayudarlos a SER plenamente aquello a lo que son llamados. En su visión, ellos son llamados a ser persona, "imagen de Dios", según el modelo que es Jesucristo: libre, fraterno, creativo, sujeto de la historia...

Creada por don gratuito de Dios, la persona humana tanto más se realizará, cuanto más se entregue a Dios ya los otros; del mismo modo como Dios hizo al mundo y se entregó a él. Para entregarse es necesario descubrirse y poseerse. Para descubrirse, es preciso relacionarse, comunicarse, convivir. Supone, también, el descubrimiento del otro. Donarse y amar; y amar, con hechos, implica hacer, construir. El hacer eficaz supone el saber " cómo" y el situarse, o sea, conocer y asumir la comunidad y la historia Concreta en que se está inserto, no huyendo del Compromiso con ella. Es preciso por otro lado, transcenderse a sí mismo y a la historia, para encontrar su origen y su fin.

A todo esto el hombre y la mujer se sienten inclinados y llamados:

- Ser / Poseerse / Donarse en el amor
- Convivir / Comunicarse
- Situarse / Comprometerse históricamente
- Hacer / Construir
- Transcenderse

Los/as jóvenes Son "individuos y personas”, "seres SOdales", "políticos", "abiertos a lo Absoluto", "creativos y creadores" .Buscan responder existencialmente a preguntas fundamentales: ¿Quién Soy yo? ¿Quién es el otro? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿de dónde vengo y por qué existo? ¿Cómo hacer?
Estas preguntas y características Corresponden a distintas dimensiones de su ser. Dimensiones éstas, apenas, pedagógicamente separables, pues están entrelazadas en la misteriosa unidad del ser-persona. Esas dimensiones Son:
- Dimensión Psico-afectiva
- Dimensión Social (y cultural)
- Dimensión Política
- Dimensión Mística (o teologal)
- Dimensión Técnica (o metodológica).

La persona humana nunca está lista y acabada. Menos aún el cristiano, que se sabe llamado a ser "perfecto como el Padre Celestial es perfecto" (Mt 5,48). Hay una tarea permanente de realizarse hasta que alcancemos II el estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo" (Ef 4,13). Es una tarea de formación de la propia persona como proceso permanente. Esa formación debe responder a cada una de las dimensiones que conforman al ser humano, para que llegue a desarrollarse integralmente como tal.
Para que la formación que la Pastoral Juvenil quiere ofrecer a los/as jóvenes sea verdaderamente integral, debe procurar abarcar a todo el joven, ayudándolo a integrar su persona en una unidad que le permita ir construyendo y realizando su proyecto de vida.
La Pastoral Juvenil quiere favorecer procesos de desarrollo integral de la persona del joven. Eso implica, pedagógicamente, trabajar cada una de las dimensiones de la persona. Esta tarea no es fácil y no siempre ha sido realizada felizmente, especialmente por ciertos tipos de grupos y "movimientos" que reducían su acción a una o dos de las dimensiones. Una visión estrecha del ser humano y de la acción pastoral condujo frecuentemente al psicologismo o al espiritualismo. Una reacción comprensible llevó a ciertos grupos a fijarse en la dimensión política, social o técnica, dejando en segundo plano cuestiones como la afectividad y la espiritualidad. Nos sorprendemos, por tal razón, a veces, al encontrarnos con "militantes empeñados en la lucha política por la causa del Reino", pero afectivamente inmaduros e incapaces de enfrentar los conflictos. También encontrarnos "líderes", jóvenes o adultos, "piadosos y bonachones", pero sin ningún sentido crítico y sin ningún compromiso con la transformación de la realidad. Otras veces, observamos jóvenes equilibrados/as, imbuidos/as de una fe admirable y de un deseo entusiasta de servir, pero sin capacitación técnica, faltándole una metodología adecuada.

Felizmente, la Pastoral Juvenil, en su proceso de madurez, favorecido por los encuentros de evaluación y por la sistematización de experiencias de los últimos años, viene superando progresivamente esas dificultades. Percibimos que, hoy, hay más claridad en cuanto al" deber ser'. El esfuerzo, en este momento, es el de desarrollar y acompañar esos procesos en las diversas etapas o momentos que van viviendo los grupos.
Pasamos a indicar, resumidamente, los procesos formativos vividos para la atención de cada dimensión.

Procesos de la Formación Integral II
Personalización

Corresponde a la dimensión psico-afectiva. Es una constante búsqueda de respuestas -no especulativas, sino existenciales- a la pregunta: " ¿Quién soy yo?". Es el esfuerzo de volverse persona: descubrirse, poseerse, entregarse. No son pasos cronológicos, sino cíclicos: en la medida en que me conozco, tengo en las manos lo que puedo entregar a los/as demás como don de mí mismo. La máxima evangélica " amar al prójimo como a sí mismo" parece suponer esto.

El proceso de personalización, por lo tanto, incluye:

Autoconocimiento: Descubrimiento de los propios intereses, aspiraciones, historia, derechos, valores, sentimientos y también limitaciones y defectos.

Autocrítica: Revisión personal y búsqueda permanente de superación por el cambio de actitudes y desarrollo de valores que den más fuerza aun estilo de vida nueva, que sea testimonio del ideal propuesto -coherencia de vida. –

Autovaloración: Descubrimiento de la dignidad personal, autoestima y actuación como sujeto libre.

Autorrealización: Sentirse amado y capaz de amar en una línea que no sea de pose; ternura y jovialidad; saberse constructor del propio futuro -opción vocacional y profesional.

La relación familiar, la sexualidad, la búsqueda de amistad y el discernimiento vocacional son cuestiones fundamentales en la vida de los/as jóvenes, directamente relacionados con el proceso de personalización. La formación no puede dejar de darles importancia.

Integración
Corresponde a la dimensión psico-social. Es la capacidad de descubrir al otro que, en nuestro contexto de grupo cristiano, es el hermano que queremos conocer, con quien deseamos comunicarnos y establecer una relación profunda.
En el caso de la Pastoral Juvenil, que opta por el grupo como experiencia pedagógica principal de su propuesta evangelizadora, el proceso de integración es, antes de todo, un proceso que lleva a la cohesión grupal. De jóvenes desconocidos/as entre sí, o con una relación secundaria, llegar a establecer una relación interpersonal profunda. Esa experiencia servirá de base para una integración crítica en una comunidad mayor.
El proceso de integración grupal se inicia por la superación de los bloqueos en la comunicación, que establece un camino de conocimiento del otro, generando el afecto. Esta comunicación y este conocimiento, en un clima de amistad, posibilitan la sana confrontación de ideas y dones que se complementan generando cooperación. Tiene su punto culminante en la comunión.
La dinámica de integración busca, así, pasar del simple encuentro o reunión a la conformación del Grupo, el Equipo, la Comunidad. La integración precisa ser experimentada a nivel del grupo, pero se repite también en el nivel más amplio de la convivencia social, como parte de una comunidad y de un pueblo.
La dimensión cultural de la vida tiene, aquí, un lugar especial. Conocer, rescatar, confrontar valores y asumir los aspectos positivos de la propia cultura es condición para crear identidad social y favorecer la comunión, el espíritu comunitario y la cooperación creativa.

Evangelización
Corresponde a la dimensión mística (o teológica-teologal). Es un proceso de "educación de la fe" que, aunque es un don de Dios, también requiere la mediación humana (Rm 10,14). Y, además de creer, es necesario estar "siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza" (1 P 3,15).
La dimensión mística de la persona es suficientemente comprensible por las palabras del salmista (Sal 42,2; 63,1) y por la clásica expresión de san Agustín: "Me hiciste para Ti, Señor, y mi corazón no descansa en tanto no repose en Ti"
Toda persona indaga sobre su origen y destino, sobre el sentido de su existencia. La pregunta " ¿para qué existo?" sólo encuentra su plena respuesta en Dios. El joven, tal vez más que nadie, por encontrarse en una situación de búsqueda y opción, siente esta sed de Dios y lo busca de innumerables maneras.
La deficiente catequesis recibida en la infancia y la falta de apoyo familiar y eclesial para el desarrollo de su vivencia cristiana generan un vacío que necesita ser llenado.
La gran mayoría de nuestros/as jóvenes está entre la vivencia acomodada de un " catolicismo sociológico" (recibido por simple herencia cultural), la indiferencia o la búsqueda de una respuesta personal.
Es común desconocer ese hecho y partir del principio de que "somos cristianos", esperando o exigiendo de los/as jóvenes que ingresan en un grupo, compromisos que son incapaces de asumir. No se desarrolla un proceso creciente de educación en la fe, o porque se queman etapas o porque se permanece siempre en el infantilismo religioso.
El proceso de evangelización (o de re-evangelización, como prefieren llamarlo algunos) consiste en ayudar al joven a

experimentar y asumir a Dios como absoluto de su vida personal y de la Historia, que se revela y salva en Jesucristo, ya conocer y vivir los contenidos de la fe como opción personal, expresada en la adhesión de vida en una comunidad eclesial y en el servicio liberador a los hermanos.

Nadie llega al compromiso cristiano sino por pasos.
Los pasos de este proceso de evangelización son descritos por Pablo VI en Evangelii Nuntiandi (nn. 21-24). En el caso de la Pastoral Juvenil, el proceso comprende:

Pre-evangelización:
Preparar el terreno, creando las condiciones para la acogida del mensaje salvador. Implica sensibilizar e inquietar: tomar conciencia de la propia situación ("de propia indigencia") y del mal en la sociedad y de la consecuente necesidad de salvación. Implica, además, desmitificar imágenes falsas de Dios y de la Iglesia, cristalizadas en la infancia, cuestionar la superficialidad de su fe y despertar la admiración y el deseo de iniciar un camino en grupo para su crecimiento en la fe.

Re-evangelización:
El anuncio de Jesucristo y, especialmente, la explicitación de ese anuncio, mediante una catequesis adecuada (que lleve al descubrimiento de la verdad sobre Jesucristo, la Iglesia y el Hombre). Ese paso debe llevar a una primera conversión que se manifiesta en el cambio de mentalidad y de vida, en la adhesión a Cristo liberador y su Reino y en la conciencia de ser Iglesia, optando por seguir a Cristo en la comunidad"
(EN 21-22).

Iniciación en la Comunidad de Fe:
- Se trata de profundizar, manifestar y celebrar, comunitariamente, la primera conversión de manera más madura y participativa (EN 23). El joven manifiesta que es Iglesia y madura el sentido de serio en tres campos, a saber:

Catequético:
Profundizando gradualmente en el misterio de Cristo y su Iglesia, a través de temas catequéticos, comprendiendo siempre más los contenidos de la fe y dando razón de ésta a los/as demás.
Litúrgico:
Celebrando con su pueblo los momentos litúrgicos fuertes, especialmente en loS sacramentos que el joven va descubriendo relacionados con la vida.
Profético:
Confrontando la vida personal y social con el Evangelio; asumiendo el anuncio y la denuncia proféticos y la acción solidaria con los/as pobres.

Compromiso apostólico:
Iniciado, progresivamente, especialmente en el paso anterior, la persona expresa una plena inserción en la Iglesia y en el servicio al mundo, como fruto de una actitud de búsqueda de la voluntad del Padre, al estilo de Jesús.
Supone recordar el camino recorrido como Éxodo y Pascua y un proceso de discernimiento vocacional.
Ese compromiso será vivenciado en el Compromiso Laical, en la Vida Religiosa o en un Ministerio Ordenado. El primero, en los diversos ministerios laicales dentro de la Comunidad Eclesial o en el servicio profético dentro de los organismos intermedios de la sociedad (EN 24).

Concientización
Corresponde a la dimensión política y busca responder a las preguntas II ¿Dónde estoy? y ¿qué hago aquí?" .Se trata de ayudar al joven a descubrir el mundo donde vive y su lugar en él, como sujeto de la historia. Se quiere, como afirma Puebla, "formar a los jóvenes de un modo gradual para la acción socio-política y el cambio de estructuras..."
(Puebla 1196).
Incluye el fomento del sentido crítico y la capacidad de analizar la realidad; el discernimiento de las diferentes ideologías y el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia. Implica ayudar al joven a integrar su dimensión de fe con el compromiso sociopolítico2.
Constatamos serias dificultades en la atención de este proceso. Innumerables grupos, movimientos y agentes de Pastoral lo desprecian completamente. Los/as propios/as jóvenes, anestesiados/as por el sistema dominante, en general no demuestran interés. Es verdad que no todos los/as jóvenes son iguales hay diferencias y muchos/as jóvenes buscan la Pastoral juvenil, justamente por su inquietud social. Donde se verifica la preocupación por atender esta dimensión ha sido común el riesgo de la "quema de etapas", especialmente por la falta de paciencia y pedagogía de los más avanzados.
El proceso de concientización, como todos los demás, (se da por pasos que necesitan ser tomados en cuenta. Estos pasos parecen ser:

Sensibilización:
La mayoría de los/as jóvenes (especialmente los/as adolescentes) que llega a los grupos posee una conciencia ingenua y desinformada y está encerrada en el mundo de sus conflictos personales. Es necesario, antes que todo, romper ese círculo cerrado y llevar al descubrimiento del problema social. Ese descubrimiento se da, inicialmente, al nivel de sensibilización: el joven comienza apercibir los hechos ya tomar actitudes de compasión y solidaridad (manifestadas, a veces, por acciones asistencialistas). Aunque muchos/as jóvenes y grupos no pasan por ella, esta fase no puede ser des- preciada por los asesores, cuando es verificada en el grupo. Debe ser superada progresivamente.

Concientización:
Una pedagogía adecuada partirá de las actitudes de compasión y de las pequeñas acciones (así sean asistencialistas) de los/as jóvenes, para llevarlos al descubrimiento de las causas estructurales ya la realización de acciones siempre más transformadoras.
Ese descubrimiento representa un salto cualitativo de la conciencia ingenua a la conciencia crítica, lo cual exige tiempo.
Debe partir de las necesidades sentidas, de la realidad percibida y de las acciones realizadas. Mediante la revisión de esa acción y de su marco teórico implícito, con la ayuda de la mediación teórica de las ciencias humanas, el joven va tomando conciencia de la estructura social. A esto contribuye especialmente la formación teórica, mediante actividades complementarias (cursos, seminarios, lecturas) y la participación en los movimientos populares.

Organización-Movilización:
El proceso de concientización tiene como ápice el compromiso en la acción organizada del pueblo para la transformación de la sociedad. O la creación de organizaciones que se movilizan en esa dirección. La importancia de la organización y de la acción organizada es sentida como consecuencia de los descubrimientos realizados.
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2 Cfr. CONFERENCIA NACIONAL DOS BISPOS DE BRASIL, Pastoral da Juventude no Brasil, Colcáo Estudos No.44, No.55.
Capacitación técnica

Corresponde a la dimensión técnica del hombre y de la mujer. Intenta responder a la pregunta " ¿cómo hacer?".
Gran parte de las dificultades de los grupos de jóvenes provienen de la falta de capacitación técnica y metodológica de sus líderes para hacer acontecer el proceso de formación dentro de sus grupos. y gran parte de las crisis de las organizaciones populares tienen su origen también en la falta de capacitación de sus agentes -entre ellos los militantes cristianos- en la definición y coordinación de las estrategias de acción.

Todos se preguntan cómo hacer.
La formación integral pretendida por la Pastoral Juvenil debe, por tanto, responder también a esta pregunta, pues no basta tener sólo un gran objetivo o un gran ideal.
Es necesaria la capacitación técnica y metodológica para realizarlo.
Cuando pensamos el proceso de capacitación técnica del joven, dentro de la Pastoral Juvenil, entendemos:
- Capacitación técnica de los participantes de los grupos de iniciación y de los coordinadores, asesores y militantes, en la planeación, ejecución y revisión de la acción.
- Capacitación técnica en vista de un proyecto político. La capacitación técnica está en función de la transformación de la realidad y de la construcción de una nueva sociedad. Quiere formar líderes para la militancia en los movimientos y organizaciones populares de transformación social, con una práctica democrática y participativa.
- Capacitación técnica en vista de un proyecto de Pastoral Juvenil. La Pastoral Juvenil necesita preocuparse de la formación de sus cuadros, capacitando coordinadores y asesores para la militancia interna, garantizando la eficiencia y la continuidad de los procesos pastorales.
El proceso de capacitación tiene su inicio desde el ingreso al grupo y se hace gradualmente, en la práctica, desde la dinámica " acción-reflexión”, por la participación en el grupo, en actividades formativas complementarias y en la acción de la comunidad.
Este proceso comprende los siguientes pasos:

Participación:
El autoritarismo en la familia, en la escuela y en la sociedad afecta la capacidad de participación del joven. Normalmente, él llega al grupo sin ninguna experiencia de participación y con dificultad de comunicación. El primer momento será de "recuperar la palabra" y aprender a vivir en grupo, participar, trabajar en conjunto. Este paso exigirá de los asesores, el respeto a la individualidad, la creación de un ambiente favorable y el uso de técnicas adecuadas.

Acción-Coordinación:
De la participación en la acción grupal, asumiendo pequeñas tareas, el joven pasará, progresivamente, a ser capaz de liderar acciones y coordinar actividades (una reunión, por ejemplo).


Planeación -Organización:
El proceso de capacitación debe ser profundizado al punto de que el joven sea capaz de orientar la organización de la acción grupal y, después, de contribuir eficazmente en la organización de la comunidad y de la sociedad de modo democrático y participativo.
La planeación y el acompañamiento del Proceso de Formación en los Grupos que garantice la integración de estas dimensiones, respetando las etapas, es tarea de la
Pastoral Juvenil y de sus asesores.



PARA LA REFLEXIÓN:
1) El texto del P. Florisvaldo Orlando, que seguimos en este apartado, hace una síntesis de un gran capítulo de "Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" -el capítulo de las Opciones Pedagógicas-, con una lógica distinta. ¿En qué concuerdas con él? ¿En qué discuerdas?
2) ¿Cuáles son las facilidades y dificultades que encontramos, en nuestra práctica pastoral, mirando el horizonte amplio abierto por la formación integral, con sus dimensiones y procesos?



El grupo o la comunidad juvenil
La segunda opción pedagógica de la Pastoral Juvenil Latinoamericana es el grupo o la comunidad juvenil. El grupo o la comunidad juvenil es un estilo alternativo de vida. El joven solo, aislado, es vulnerable y muy fácilmente paralizado por el ambiente social donde vive. Los grupos de jóvenes son escuelas permanentes para la vida en comunidad. Los vínculos creados en esta etapa de vida permanecen para el resto de la vida.
Los grupos pueden ser creados en los diversos 11 ambientes" o II medios" (escuela, barrio, comunidad, trabajo...) donde los/as jóvenes viven con sus diversos intereses (reflexión, teatro, deportes, danzas, músicas, acciones solidarias, sacramento de la Confirmación etc. ). La adolescencia tiene un deseo enorme de liberarse de la familia, de encontrar su autonomía y empezar a construir sus proyectos. Ella es atraída por el grupo porque rechaza la autoridad del mundo instituido. El grupo permite construir relaciones con los iguales para el establecimiento de su propia identidad.

Lo que es un grupo
Hay muchos teóricos que estudian el fenómeno grupal.
Madalena Freire3, por ejemplo, conceptuando el grupo nos indica que

se puede hablar de grupo cuando un conjunto de personas movidas por necesidades semejantes se reúne en torno a una tarea específica. En el cumplimiento y desarrollo de las tareas, dejan de ser un amontonamiento de individuos para cada uno asumirse como participante de un grupo, con un objetivo mutuo.

Esto significa, también, que cada participante ejercita su pensamiento, su opinión, su silencio, defendiendo sus puntos de vista. Por la tanto, va descubriendo que, a pesar de tener un objetivo común, cada participante es diferente, tiene su identidad. En este ejercicio de diferenciación -construyendo su identidad- cada individuo va "interiorizando" al otro dentro de sí. Esto significa que cada persona, cuando está lejos de la presencia del otro, puede "llamarlo con el pensamiento, a cada uno de ellos ya todos en su conjunto”.

Hemos nacido en grupo porque la familia es nuestro grupo primario y, a lo largo de la vida, vamos constituyendo diversos otros grupos que, en relación con la familia, se clasifican como secundarios. El grupo o la comunidad juvenil es uno de los grupos secundarios fundamentales en nuestra vida.



Hay aspectos de la vida de grupo que no pueden ser olvidados. Sin querer agotar la materia, destacamos aquí los siguientes:
a) El grupo no es una sumatoria de individuos. Al contrario, el grupo se constituye como una nueva entidad, con leyes y mecanismos propios y específicos.
b) b)Características de un grupo Todos los integrantes del grupo están reunidos en torno a una tarea y un objetivo comunes a su interés.
c) El tamaño de un grupo no puede exceder el límite que ponga en riesgo la indispensable preservación de la comunicación, tanto la visual, como la auditiva y la conceptual.
d) El grupo es una unidad que se comporta como una totalidad y viceversa; de modo que tan importante es que el grupo se organice al servicio de sus participantes, como que éstos estén también al servicio del grupo.
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3 FREIRE, Madalena, Sentido dramático da aprendizagem y Vida em grupo; em GROSSI, Esther Pilar y Jussara, BORDIN (organizadores), Paixao de aprender, Vozes, Petrópolis, 1995.


e) Aunque un grupo se constituya como una nueva entidad grupal propia y genuina, es también indispensable que queden claras las identidades específicas de cada uno de los individuos que componen el grupo.
f) En todo grupo coexisten dos fuerzas contradictorias permanentemente en juego: una que tiende a la cohesión y la otra a la desintegración.

Es inherente a la conceptualización de grupo la existencia, entre sus miembros, de cierta forma de interacción afectiva, la cual acostumbra asumir las más variadas y múltiplas formas. El grupo es, por eso, tanto un espacio de formación como un espacio de decisión.
Según algunos teóricos podemos distinguir tres momentos en la vida del grupo:
a) El momento de la toma de conciencia, donde las dificultades son percibidas de forma fragmentaria;
b) El momento del diagnóstico que va descubriendo la existencia de causas que actúan sobre el funcionamiento del grupo y sus dificultades;
c) El momento de la actuación que tiene claros los objetivos, organiza y toma posturas frente a las diversas situaciones.

Actualmente, hay muchas ofertas de grupo y diferentes formas de " conquistar" a los/as jóvenes, incluso a través de articulaciones violentas. Por eso, la propuesta de grupos por parte de la Pastoral Juvenil debe ser muy atrayente y bien planificada para conseguir cautivar y mantener los/as jóvenes y adolescentes en sus grupos. Muchos/as jóvenes son atraídos/as por grupos articulados con la violencia, tanto para sobrevivir, como para vivir aventuras propias de esta fase. Eso nos obliga a tomar más cuidado de los grupos porque somos anunciadores/ as de la vida.

Evangelizar en grupo no es novedad
Una de las prácticas de Jesús fue organizar un grupo.
Para acompañarlo de cerca, llamó a los Doce4. El grupo de Jesús era un pequeño grupo de amigos5. Un grupo muy pequeño de personas que se conocían. El grupo de Jesús tenía una práctica6. La oración7, el compartir y la donación son fundamentales en el grupo. El grupo de Jesús era una comunidad8.
En la Pastoral Juvenil, el grupo es aceptado como tal cuando esté articulado con otros grupos. Para ella, no hay verdadero grupo cuando éste no se vincula con algún con- junto, en nuestro caso la Pastoral Juvenil o la Iglesia como cuerpo orgánico. Podemos afirmar que grupos aislados no son experiencias de Pastoral Juvenil, como expresión de la vivencia eclesial. Por eso la necesidad de vínculos visibles.
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4 Lc 6,12-16
5 Jn 13, 1-20
6 Lc 9,1-6
7 Mt1819-20
8 Mc 14,12-25
Corremos estos riesgos, por ejemplo, en la organización de las Pastorales Específicas de Juventud, en los diversos medios, cuando ellas se aíslan en una articulación que no toma en cuenta la organicidad, formando guetos.
Esta práctica pedagógica -la necesidad de insertarse en lo orgánico- es una riqueza porque posibilita la apertura de los participantes del grupo a la universalidad de la Iglesia. Articularse para participar del" Cuerpo de Cristo" testimoniando como seguidores y seguidoras de la Persona y del Proyecto de Jesús, que anuncia al mundo un nuevo " estilo de vivir" , enmarcado por el cuidado con el Cosmos, señal visible del Reino. Sin la vivencia comunitaria es muy difícil percibir la vocación que vive en nosotros/as, ni el proyecto que somos invitados/as a abrazar.

Proceso Grupal
"Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" afirma que el grupo, como la persona, hace su camino. Los grupos de adolescentes y jóvenes de la Pastoral Juvenil viven diversos procesos. Los títulos dados a la planeación de la vida en grupo guardan en sí un proceso propio: Convocación, Nucleación, Iniciación y Militancia. La planeación necesita tomar en cuenta el tiempo y la dinámica interna que los; más jóvenes en grupos están desarrollando. Paulo Freire denomina este proceso como "Pedagogía de las Preguntas". El acompañamiento del proceso exige que dejemos nuestra "maleta" de respuestas, cuyas preguntas no le fueron hechas, para vivir la aventura de la escucha profunda de los sujetos que están viviendo el proceso del grupo.
El proceso grupal es una herramienta de transformación de la realidad, incluyendo a la persona y la sociedad donde esta persona vive. Como afirma Ana Quiroga9, esta herramienta da libertad, tanto en el plano del sujeto, como en el plano del grupo. El proceso grupal es una herramienta de transformación, porque solamente hay educación donde hay transformación; y sólo hay educación cuando se consigue cambiar la vida de las personas, cuando se lleva al sujeto a vivir mejor, a vivir una vida diferente.
Según Ana Quiroga,

el proceso es marcado por la desestructuración de lo previo, de lo poseído y de lo conocido para una nueva estructuración. Esto puede determinar, en el sujeto que vive el proceso, vivencias de pérdida, desinstrumentalización y ataque. La contradicción entre lo viejo y lo nuevo, entre las necesidades de las distintas

señales que nos impulsan al cambio y las que nos impelen a conservar las estructuras previas10
Más aún: formarse en grupo consiste en aprender a aprender, con redefinición de los modelos de aprendizaje, en los cuales fuimos configurados como sujetos cognoscentes; modelos pasivos, receptivos, individualistas, competitivos, teoricistas y autoritarios 11.
Este movimiento, según Quiroga, se tensiona. Se da, entonces, un paso de la dependencia hacia la autonomía, de la pasividad a la acción protagonista, de la rivalidad a la cooperación.
Este proceso necesita estar íntimamente ligado a nuestra identidad y profundamente arraigado en nuestra historia de pueblos latinoamericanos; caso contrario no provocará transformaciones profundas en los sujetos y en nuestras sociedades.


REFLEXIÓN:
1) ¿Qué entendemos por grupo?
2) ¿Cómo constituir un grupo?
3) ¿Cuál es la importancia del proceso grupal en la vida de los/as adolescentes y jóvenes?
4) ¿Cómo son los procesos grupales que acompañamos?

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9 Cfr. QUIROGA, Ana, O processo educativo segundo Paulo Freire e Pichón Riviére, Vozes, Petrópolis: 1991, p. 30.
10 Idem.
11 Idem.

Pastorales específicas de juventud: una Pastoral Juvenil orgánica y diferenciada

"Civilización del Amor, Tarea y Esperanzall afirma que la Pastoral Juvenil Latinoamericana opta por una Pastoral Juvenil orgánica y diferenciada que necesita desarrollarse en los medios y ambientes propios " donde los jóvenes viven y actúan" (Santo Domingo 119)12. La Pastoral Juvenil viene desarrollando, por eso, un trabajo con las Pastorales Especificas de Juventud.
En nuestros países hay una historia marcada por la práctica de un acompañamiento centrado fuertemente en la vida parroquial. Las Pastorales Juveniles que se organizan en los ambientes donde viven los/as jóvenes tienen, por eso, muchas dificultades en el acompañamiento. En la mayoría de las veces, quien las organiza puede ser considerado un héroe, lo que no corresponde a la propuesta de la Pastoral Juvenil. Esta opción pedagógica al no ser asumida por el conjunto de la acción pastoral de la Iglesia local ni de la Pastoral Juvenil, no genera organicidad y, mucho menos, respeta las diferencias.

La Pastoral Juvenil orgánica y diferenciada está marcada por la dimensión misionera de ir al encuentro de los/as adolescentes y jóvenes que no están “bajo control” de la catequesis o de las celebraciones dominicales. Estos ambientes donde viven los/as jóvenes son conocidos por todos nosotros: escuelas, universidades, lugares de trabajo, comunidades indígenas, comunidades rurales o urbanas, jóvenes en situaciones de migración o de marginalización,

El desafío que permanece es el de transformar este trabajo orgánico en una estructura de acompañamiento que permita fortalecer las diversas iniciativas, respetando las diferencias. Lo que existe, en la mayoría de nuestra práctica pastoral, son trabajos aislados. La felicidad de la Pastoral Juvenil depende de la manera como sepamos enfrentar esta opción pedagógica en nuestra acción pastoral. Ahí esta lo concreto de la misionariedad.
Otro desafío es el acompañamiento de estas experiencias e iniciativas de forma orgánica. En algunos países, hay dificultades por los movimientos de cohesión y dispersión propios de los grupos, por la disputa de espacios o cosas semejantes. Estas posturas, muchas veces, un tanto agresivas, provocan la pérdida de personas deseosas de comprometerse con el ministerio de la asesoría y de la coordinación.

Pastorales específicas, cuestión de educación y de pedagogía

La " especificidad" es una opción que lleva ala afirmación más concreta de la identidad de las personas. Por eso se trata mucho más que de una discusión de términos.
Hilário Oick13 hace una distinción entre " ambiente" y " medio" .Aunque reconoce que también sea algo " conceptual", afirma que hay algo más profundo. Seguimos aquí parte de sus reflexiones en la distinción que establece entre "medio" y "ambiente".
"Medio" y " ambiente" no son lo mismo. "Medio" es el "espacio" donde se realizan ciertos fenómenos. Hablar del "medio estudiantil" y de " ambiente estudiantil" o del " medio rural" y de " ambiente rural", por más semejantes que sean, no significan lo mismo. El "medio social" se refiere a "categoría social". El "medio" es, ante todo, un espacio de subsistencia y no de mera convivencia, como es el caso del "ambiente". El "medio" está conectado esencialmente a un espacio de sobrevivencia: el campo, la fábrica o el lugar donde se recibe sueldo, donde se pasa gran parte del día buscando subsistencia; la escuela y la universidad donde se estudia también para subsistir mejor.
Si el "medio" o "ambiente" tuvieran el significado de espacios relacionados con la sobrevivencia y no tanto espacios relacionados con la convivencia, ellos significarían lo mismo. Caso contrario, no. El "medio" supone una realidad económica; el" ambiente”, una realidad meramente "cultural". Nadie vive de pertenecer a una asociación de barrio. Se vive de lo económico, no de lo cultural.
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12 CELAM, Civilización del Amor...,op.cit., p. 227. o.
13 Cfr. DICK, Hilário, Pastora/es Especificas de juventud, Comisión Episcopal de Juventud y Centro de Estudios y Publicaciones, Serie: Jóvenes: Construyendo nuestro tiempo N° 8, Lima, 1996.

Toda Pastoral Específica de Juventud debe estar relacionada con un " medio" y no con un " ambiente" .Cuando se afirma que el" medio" es más que el" ambiente" , no se afirma que el" ambiente" no sea importante. Se pretende valorar el espacio donde se fundamenta la subsistencia.
No se vive de vecindad; se vive de trabajo y de sueldo. El "medio" nos acerca a los espacios del capital. La tentación que se presenta es quedamos lejos de los espacios económicos (fábrica, comercio, trabajo...) e invertir más en los espacios culturales y ambientales. La raíz de los problemas no se encuentra en el barrio; la raíz de los problemas está en el capital. No discutir lo económico y no organizarse, tomando en cuenta lo económico lleva a la alienación.
También en la educación religiosa. También en los Proseos de Educación en la Fe de los jóvenes. También en el descubrimiento y realización de nuestro proyecto de vida.
En el I Encuentro Latinoamericano de Pastoral Juvenil de Medios Específicos (Bogotá, 1993) se describió el "medio específico", distinguiendo cuatro aspectos fundamentales:
1) El "medio" como un espacio claramente delimitado por motivos económicos, políticos o culturales donde el joven se desarrolla y pasa una parte significativa de su tiempo.
2) El "medio" como un espacio donde el joven comparte intereses, preocupaciones y lenguaje común con otros/as jóvenes, lo que le permite crear condiciones suficientes para organizarse en la búsqueda de respuestas a sus necesidades y problemas.
3) El "medio" como un espacio donde es posible impulsar procesos de educación sistemática que lo capaciten para cumplir su rol como ciudadano.
4) El "medio" como un espacio donde el joven está llamado a intervenir en la sociedad y en la Iglesia como protagonista.

Las Pastorales Específicas de Juventud no son excluyentes, sino complementarias
La especificidad es una dimensión innata de la pastoral Juvenil como un todo. No se concibe una Pastoral Juvenil que no lleve en sí la dimensión de la especificidad. La "especificidad" es una consecuencia lógica y necesaria de la Pastoral Juvenil. Es más, ninguna Pastoral Específica de Juventud excluye a las otras; todas complementan a todas. La riqueza está en el conjunto. Ninguna Pastoral Específica puede existir, de hecho, sin la complementariedad de la otra en la articulación con las diversas instancias.
Una enriquece la otra y la belleza está en el conjunto. Así como lo económico y lo cultural deberían ser complementarios. Cada cual con SU identidad clara y definida enriquece la totalidad.
Una cuestión central en el Proceso de Educación en la Fe es evitar la separación entre fe y vida. La formación se da en la acción; la educación en la fe se da en la educación para la vida. Por eso todo joven (y toda persona de fe) necesita estar comprometido con" su" mundo, vivir conscientemente, desde temprano, su relación con el" capital" , con la realidad socioeconómica, aprendiendo a poner en esta vivencia su fe y su espiritualidad. Esto no se enseña. Esto se vive y se practica. Eso implica la vivencia de un proceso que no acaba y un proceso cuya iniciación lleva tiempo y que es bueno iniciar temprano. Se van imponiendo continuidades pedagógicas como la organización, la revisión de vida, la elaboración del proyecto de vida, la práctica del planeamiento grupal y personal, etc.
Una Iglesia que educa solamente para sí es herética. La Iglesia solamente cumple su misión cuando colabora en la construcción del Reino inserta en el mundo.
La " especificidad" no es una veleidad momentánea. La especificidad es la estructuración pedagógica de la vivencia de un "medio", ayudando en la formación de las personas que soñamos, encarnada en sus realidades concretas; luchando para que el capital y el trabajo se encuentren y tengan en la persona humana su gran preocupación; formando personas que sean justas, fraternas y constructoras de comunidades en las diferentes realidades económicas.

PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cuáles son los distintos ambientes donde viven los/as jóvenes que tenemos en nuestra comunidad?
2) ¿Qué son los medios específicos?
3) ¿Cómo garantizar lo orgánico y lo diferenciado en nuestras estructuras de acompañamiento?
4) ¿Qué tiene esto que ver con el "Proyecto de Vida"?

Organización
Dentro de esta cuarta opción pedagógica destacamos algunos aspectos que consideramos particularmente importantes. Está claro que existen muchos otros.

Formación en la acción
Un principio que aprendimos de la Acción Católica
Especializada y de otras formulaciones teóricas de la dinámica del aprender es el de la " formación en la acción".
Aprendemos haciendo. Partimos de la práctica para aprender a convertirla "praxis" en nuestra vida. Asumimos lo que hacemos. Se podría decir que somos los que hacemos.
No creemos que primero necesitemos de una formación teórica para, después, partir a la práctica. Creemos que la mejor formación de las personas se da a partir de la práctica, de la cual se toma conciencia y desde la cual se reflexiona.
Por eso la Pastoral Juvenil insiste tanto en el "rever" y en la importancia de la revisión de vida. Esto es válido para toda persona, especialmente para aquella que asume responsabilidades de organización. Se distinguen "revisión de vida" y "revisión de práctica": una apunta más al "ser" y la otra al "hacer" .Aunque las dos sean importantes, la revisión de práctica no tiene fuerza si no va acompañada, en diversos momentos de la revisión de vida.

Protagonismo juvenil
Por la importancia que tiene el tema, añadimos, el texto de Antonio Carlos Gomes da Costa, intitulado "Protagonismo Juvenil, un concepto en construcción".
Protagonismo juvenil es la participación del adolescente y del joven en actividades que extrapolan el ámbito de sus intereses individuales y familiares y que pueden tener como espacio a la escuela, la vida comunitaria (iglesias, clubes, asociaciones) e inclusive la sociedad en sentido más amplio, a través de campañas, movimientos y otras formas de movilización que trascienden los límites de su entorno socio-comunitario.
Participar para el adolescente y el joven, es influir, a través de palabras y actos, en los acontecimientos que afectan su vida y la vida de todos aquellos con relación a los cuales él asumió una actitud de no-indiferencia, una actitud de valoración positiva.
Las acciones de las personas, grupos y organizaciones, buscando intervenir en el curso de la vida social, son decididas, planeadas, ejecutadas y evaluadas. La participación de los/as adolescentes y jóvenes en cada uno de esas etapas es lo que va a permitir aquilatar la naturaleza y el grado de su desarrollo y compromiso en la comprensión y la operación de su entrono social.
El protagonismo juvenil podrá -dependiendo del contexto en que suceda- contar con actitudes de receptividad, incentivo, apoyo y acompañamiento por parte de los adultos o, lo que es extraño, actitudes de indiferencia, sospecha, censura y hostilidad. Tales reacciones, a su vez, despiertan en los/as adolescentes y jóvenes contra-reacciones que van de la motivación y de la adhesión entusiasta, ala desmotivación, la divergencia y al antagonismo abierto. Es innegable, por tanto, que la participación de los/as jóvenes (constructiva o no) estará siempre relacionada, de alguna forma a la postura y actuación asumidas por los adultos ante las cuestiones que afectan el conjunto de la sociedad.
Involucrarse en cuestiones de interés colectivo, empeñarse constructivamente en el esfuerzo de identificar, comprender e intervenir en la superación de la situación problema no es, como piensan algunos, apenas una acción preventiva de las prácticas divergentes y antagónicas a la moralidad y la legalidad vigentes. Es mucho más que eso.
En verdad, estamos delante de un proceso de construcción de ciudadanos más autónomos y responsables, críticos y autodeterminados, y de una sociedad más democrática, solidaria y abierta.




Coordinación y servicios
La coordinación es el ejercicio de coordinar, esto es, ordenar con el grupo las ideas, actividades y acciones que se propone desarrollar. En la vida en grupo surgen roles diferentes y también líderes diferentes. Estos roles asumidos van posibilitando la circulación de liderazgos.
La coordinación es la que suscita los nuevos liderazgos y distribuye, de la mejor manera, las actividades dentro del grupo para que se genere participación. La coordinación es, por tanto, indispensable para la formación de jóvenes con capacidad de escucha de las necesidades de los participantes del grupo, de búsqueda de informaciones en el grupo y fuera de éste para la resolución de tareas y de problemas que van surgiendo en el proceso.
En la Pastoral Juvenil la coordinación es tarea de los/as jóvenes. Es la marca del protagonismo juvenil en ejercicio.
Y, por esto, la coordinación está vinculada con la representatividad. Los/as jóvenes y sus grupos necesitan de un vínculo con la coordinación. Estos vínculos son garantizados por las decisiones tomadas en asamblea y por reconocimiento de la comunidad eclesial en la cual los/as jóvenes participan.

Niveles de trabajo
La Pastoral Juvenil Latinoamericana opta por una estructura y una organización que posibilitan a los/as jóvenes ser sujetos de su propia organización. Los grupos de jóvenes organizados en su comunidad, van organizando a partir de las coordinaciones, las diversas instancias: parroquias y ambientes específicos; diócesis, regiones dentro del propio país, nacional, regiones en el ámbito latinoamericano, nivel latinoamericano. En cada una de las instancias hay espacios para decisiones (asambleas, reuniones, congresos, encuentros, etc.)

Planeación y acción
La planeación, a largo y corto plazo, es la herramienta que posibilitará un acompañamiento sistemático de los/as jóvenes y de los grupos en proceso. La planeación prevé diversas etapas en su ejecución. Estas etapas serán marcadas con un punto de partida y un punto de llegada. El punto de llegada siempre se convierte en punto de partida dentro del proceso que se está desencadenando en la realidad de los/as jóvenes y de la sociedad donde están insertados/as.
La evaluación de una planeación es marcada por un acompañamiento dejas metas establecidas. Las metas son físicas, esto es, son medibles. Ellas pueden ser cualitativas y cuantitativas. A cada etapa de la planeación, las metas serán evaluadas con la finalidad de medir la capacidad de intervención de nuestra práctica pastoral junto a los/as adolescentes y jóvenes y junto a la sociedad donde viven.
Planear exige decisión. Exige cambio de postura. La actitud de planear es abandonar una práctica "espontaneísta" por una nueva práctica acompasada y "monitorizada" .Planear exige proyecto de sociedad, exige cambios y no puede ser solamente un registro de intenciones o de lindas palabras.
La planeación para ser asumida por todos y todas necesita que se involucren los destinatarios en todas las fases, respetando el proceso y la capacidad de decisión, en cada grupo y de cada instancia. Cuando hablamos de planeación personal, estamos hablando del Proyecto de Vida.



PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cómo garantizar el protagonismo juvenil en la acción de la Pastoral Juvenil con sus instancias y servicios?
2) ¿Cuáles son los desafíos que enfrentamos en la práctica respecto a: la formación en la acción, la coordinación, la planeación y la evaluación?
3) ¿Que relación tiene todo esto con la militancia y el proyecto de vida?




Acompañamiento y asesoría
La quinta opción pedagógica se refiere al acompañamiento ya la asesoría. La práctica del acompañamiento fue un aprendizaje de la Acción Católica. En aquel tiempo se les llamaba asistentes. La Pastoral Juvenil Latinoamericana, inspirada en esta práctica, propone la persona de/la asesor/a. La asesoría es un servicio, por tanto, un ministerio de acompañar, en nombre de la Iglesia, los Procesos de Educación de la Fe de los/as jóvenes.
La ministerialidad de la asesoría se fundamenta:
a) en Jesucristo servidor (Mt 20,28), que realiza el proyecto liberador de Dios;
b) en la ministerialidad de la Iglesia, que sirve a la humanidad actualizando la liberación integral realizada en Jesucristo;
c) en el carácter bautismal, por el cual todo cristiano/a participa de la misión ministerial de la Iglesia por obra del Espíritu y de la opción preferencial por los/as jóvenes asumida por la Iglesia Latinoamericana, como fruto del discernimiento del proyecto de

Dios para la juventud del Continente14,
EJ/la educador/a de adolescentes y jóvenes es capaz de mantener encendida la llama del deseo de la vida frente a tantas situaciones de muerte que vive este continente. Para ello, necesita educarse en la escucha, en el mirar, en el hablar, para que haya una empatía profunda entre los deseos de vida expresados en esta relación.
EJ/la educador/a de adolescentes y jóvenes es una aprendiz de Juan Bautista que "señala a Jesús" y afirma que Él es el Cordero de Dios, Señalar hacia fuera de sí mismo, creyendo que el adolescente y el joven de hoy, participando de un Proceso de Educación en la Fe, planeado y acompañado, tendrán condiciones para ir mucho más lejos que él mismo. Preparar y multiplicar diversos tipos de líderes para la comunidad.
El/la educador/a es "provocador/a". Provoca para creer. Para crecer hay que enfrentar muchas pérdidas, muchas decisiones que dejan cicatrices en nosotros. ÉVella tendrá la sabiduría y el coraje de hacer suscitar las nuevas preguntas que harán la diferencia en la vida de los que están siendo acompañados/as.
Una de las herramientas del acompañamiento es la revisión de vida y la revisión de práctica para que, como grupo, puedan ir acompañando las coherencias y las incoherencias que cada uno y cada una van asumiendo en su proceso de formación en la acción.
La tarea primordial de quien acompaña es la planeación. Aquel o aquella que acompaña es el/la que tiene aro adónde se quiere llegar y la memoria del camino hecho. Por tal razón, junto con los otros adultos y jóvenes que están viviendo el proceso, ha de planear la acción de modo que ninguna actividad sea realizada sin una intención clara. Actividades que van desde el acompañamiento de los/as jóvenes que aceptaron la vida en grupo y, principalmente, de cómo estos que viven en grupo van a HACER Pastoral Juvenil junto a los/as otros/as jóvenes: misiones juveniles, convocando nuevos grupos, nucleando grupos en todos los ambientes, etc.




REFLEXIÓN:
l) ¿Cómo motivar a toda la Iglesia a asumir el acompañamiento de los/ as adolescentes y jóvenes en su Proceso de Educación en la Fe como un ministerio? ¿Qué desafíos presenta hoya los/as acompañantes la elaboración de un proyecto de vida?



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14 CELAM, Civilización del Amor.", op, cit" p, 275.


La planeación de los procesos de educación en la fe: un camino de discernimiento vocacional

Un elemento esencial de todo Proceso de Educación en la Fe es ayudar el/la joven a encontrar su vocación ya discernir y elaborar su proyecto de vida. Todo PEF debe ser, esencialmente, un proceso que lleve a el/la joven a descubrir su propia vocación, el llamado de Dios en su historia, ya encaminar la concretización de una respuesta en un proyecto de vida y en un compromiso militante. Esto, como ya lo hemos indicado en varias ocasiones, necesita de la planeación.
¿Cómo contribuir con los/as jóvenes a vivir ya realizar la formación integral, con sus dimensiones y procesos?
Antes que nada, es necesaria una actitud de planeación. La educación en la fe es una meta que supone pasos que pueden ser "previstos", "calculados" .Una acción espontaneísta dificulta la concretización de objetivos y horizontes. Cuanto más claro es el punto de llegada y las contribuciones que queremos dar en la construcción de personas felices y de personas que tengan claridad de cómo intervenir en la sociedad para que ésta sea más justa y fraterna, estaremos explicitando, más y mejor, los signos del Reino en medio de nosotros/as.
En la planeación es importante formularse preguntas, como por ejemplo: ¿Qué metas claras, cuantitativa y cualitativamente, queremos alcanzar con la acción que desarrollamos junto a los/as adolescentes y jóvenes en los próximos dos a cinco años? ¿Qué estrategias? ¿Qué pasos se deben dar? ¿Qué personas y equipos hay que involucrar?
La significatividad del plan va a depender del modo como se engloben las experiencias y actividades en función de una acción más amplia que se quiere alcanzar. Este plan guarda, en su interior, el proceso que tiene como principio el respeto a las preguntas que están siendo hechas por los diversos jóvenes en el camino que están recorriendo.
La vocacionalidad y el Proyecto se van construyendo... Se trata de un proceso de maduración integral que supone " etapas"," momentos", que se van realizando. Distinguimos "momentos" o "etapas", pero corremos el riesgo de que estas etapas o momentos sean encarados y presentados como compartimentos estancos. Estos momentos o etapas necesitan, de hecho, al mismo tiempo, de una comprensión dinámica y de una descripción clara de las utopías y de las imágenes que tenemos de "persona", de "Iglesia" y de "Sociedad".

Ir al encuentro de los/as jóvenes y dejarse interpelar por ellos
Es importante, en primer lugar, ir al encuentro de esta realidad viva, en nuestro caso, los y las jóvenes, allí donde ellos y ellas viven, con sus aportes y limitaciones, con sus expresiones, sus sueños, sus temores y errores. Todo eso debe ser hecho con el deseo gratuito de encontrarse con los/as jóvenes, estar con ellos para ayudar y purificar nuestras intenciones, romper con la postura o con la mentalidad presente en nuestras comunidades e instituciones mirando a los/as jóvenes como "mano de obra barata", o, peor aún, para atender a nuestros intereses de perpetuidad como institución: confirmandos, vocacionados, seminaristas, novicios, etc. Ya los intitulamos según nuestros intereses.
Se trata, por eso, de una invitación para vivir la gratuidad, escuchando sus dolores, sus preocupaciones, que, en su gran mayoría, son derechos no atendidos como: educación, trabajo, vivienda, espacios de recreación, etc. Se refiere a despojamos de los prejuicios que arrastramos para una mejor comprensión de la realidad de los/as jóvenes.
Mirarlos con la misma compasión de Cristo o cumpliendo el deseo de Dios que ve el sufrimiento del pueblo joven y va a su encuentro.

Conocer la realidad de los/as jóvenes
Otro aspecto importante es el conocimiento de la realidad. ¿Quiénes son los/as jóvenes? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuáles son las tendencias en la realidad social que más les afectan? ¿Cuántos grupos de jóvenes existen?
¿A cuántos jóvenes llegan estos grupos? ¿La acción de estos jóvenes a cuántos otros jóvenes puede alcanzar? ¿Qué actividades desarrollan estos grupos?
Es fundamental el registro de estos datos para que se tengan claros los aspectos de la realidad en la cual se quiere intervenir y estos indicadores de la realidad van posibilitando un proceso acompañado y monitorizado.

Convocar para vivir el camino
Un aspecto importante es la convocación. Siempre es tiempo de convocar. La convocación es la dinámica que garantiza la vida renovada en nuestra práctica junto a los/las jóvenes. Está marcada por la motivación, por la información y por un despertar de los/as adolescentes y jóvenes a las propuestas educativas que la Pastoral Juvenil ofrece en cada realidad, a partir de los ambientes y espacios donde viven los/as jóvenes, considerando aspectos del arte (teatro, danza, música...) o deporte (juegos, caminatas, excursiones...). La convocación es una invitación abierta a todos los/as jóvenes y es planeada con actividades cortas y masivas.
Estas formas de convocación hay que realizarlas de modo orgánico y convergente, teniendo como meta motivar a los/as jóvenes para la maduración integral. Involucrar a los/as jóvenes que ya están en la vida de grupo en estas actividades es una garantía de que la Pastoral Juvenil vaya más allá del grupo, porque concretiza lo que acostumbramos afirmar con insistencia: 1óvenes evangelizando a otros jóvenes" .Además los impulsa a realizar pequeñas actividades para que se sientan constructores de ellos mismos y de la Pastoral Juvenil. Se trabaja, de modo especial, la dimensión misionera de la Pastoral Juvenil.
Esto se da, por ejemplo, organizando misiones juveniles en los diversos ambientes donde están los/as jóvenes.

Nucleación: invitación a la vida de grupo
El grupo es, sin duda, una de las políticas educativas más importantes en nuestra práctica pedagógica junto a los adolescentes y jóvenes, porque el grupo posibilita que ellos desarrollen un camino planeado.
La nucleación es el tiempo indicado, de la planeación, para la creación de los grupos. Es urgente una política de creación de grupos. Estamos en otro tiempo; un tiempo que tiene muchas ofertas. Los grupos de Pastoral Juvenil pasan a ser una opción más para los/as jóvenes yeso exige que tengamos muy claro este proceso.
¿Cuánto tiempo necesitan los/as jóvenes para sentirse parte de un grupo? Un tiempo que los posibilite a responderse así mismos: ¿Quiénes somos? ¿de dónde venimos?
¿Cuál es la importancia de un grupo en mi vida? ¿Cuáles son mis cualidades y dones? ¿Cuál es el nombre y el objetivo de este grupo? ¿Cómo organizar un grupo? Un tiempo que les permita decidir si desean ser un grupo y cuál es el camino que el grupo desea realizar. La meta de la nucleación es que todos se sientan como grupo y deseen caminar como grupo.
Un proceso de grupo es educativamente sano cuando las experiencias que se favorecen en el proceso se van dando de modo integrado y en referencia a:
1) la relación y al intercambio interpersonal,
2) la formación y capacitación,
3) la organización y planeación,
4) la proyección social en el servicio ciudadano evangelizador,
5) la celebración y la fiesta.

Esto responde a las necesidades vitales de toda persona, tanto más si se trata de una juventud que va creciendo en reclamos de maduración en: 1) el propio mundo psico-afectivo; 2) en la comprensión consciente de la realidad; 3) en la necesidad de estabilidad; 4) en la capacidad oblativa y en 5) la dimensión lúdica y del cuidado con la vida del planeta.
El ambiente donde será formado el grupo determina mucho su proceso y la formación en la acción. Si el grupo está organizado en un ambiente de escuela, el tema de la educación será su eje central o, si el grupo se encuentra en una comunidad indígena será otro, como podría ser la vida y la cultura de este pueblo. Lo fundamental, en este tiempo, es que los/as jóvenes se reconozcan como parte de un grupo y deseen caminar como tal. Para que esto suceda son fundamentales las celebraciones que marcan nuestra vida cotidiana. Estas celebraciones necesitan ser destacadas, de tiempo en tiempo, como, por ejemplo, celebrar el nacimiento del grupo.
Los grupos convocados de Pastoral Juvenil pueden tener propuestas bien atractivas para que los/as jóvenes puedan sentirse motivados e integrarse en el camino. El grupo tiene, en este tiempo, una necesidad vital de alguien que lo acompañe y que le proponga el camino. Son personas con procesos y formación y que, a partir de los principios orientadores, saben, con suficiente claridad, prepararlos para asumir la coordinación del grupo, sea este de teatro, de danza, de deporte, de vida parroquial, de escuela o de zona rural.

Planeando la madurez para la fraternidad
Cada grupo tiene una historia particular y cada grupo merece una planeación que considere los intereses de los participantes. El grupo, en un primer momento, trabaja las relaciones interpersonales y el descubrimiento de la persona. Las preguntas que determinan la vida de estos jóvenes están dirigidas mayormente hacia ellos mismos. Las acciones estarán marcadas por celebraciones, fiestas, visitas a las familias... Un tiempo intenso para conocer quienes son aquellos que forman parte del mismo grupo.
Se trabaja la capacidad de escuchar y de hablar. La co-cordinación joven se va ejercitando en la coordinación de los encuentros semanales. Los temas tratados en los encuentros estarán orientados al conocimiento de sí mismo y del otro. Es el tiempo del descubrimiento de que Jesús tiene un grupo de amigos. Experimentan a Jesús como amigo, alguien que es muy cercano. Las fiestas de aniversarios y otras celebraciones que distinguen la vida del grupo son fundamentales.
En la medida en que el grupo camina, se percibe parte de un grupo más amplio. Pasa a incluir a otros grupos que existen en la comunidad local y en la comunidad eclesial.
Estas nuevas preguntas que se van formulando, a partir de una vivencia en el grupo, van ayudando a ampliar la visión ya cambiar las preguntas. La formación en la acción será clave para provocar las nuevas preguntas.
Cuando se pasa a observar al otro, se generan, también, muchos conflictos, porque el otro habla y tiene una opinión diferente de la mía. Se verifica, igualmente, que, el acompañante del grupo (asesor/a o animador/a) pasa a ser cuestionado por el grupo. Se inicia, por tanto, un tiempo de vivir los conflictos producidos por las afirmaciones de cada uno/a. En la experiencia del encuentro con Jesús se va perdiendo un modo infantil de relacionarse para una búsqueda más personal y más de identificación con la persona de Jesús.
A medida que el grupo avanza, los conflictos tienden a resolverse porque se va aprendiendo a convivir con la otra persona. Los temas previstos para el acompañamiento, a partir de las necesidades de los/as jóvenes que están viviendo este tiempo, tendrán siempre en mente que las pequeñas decisiones que la persona y el grupo van tomando serán fundamentales en su proceso de formación.
El ejercicio de discernimiento depende de la claridad de las metas de llegada.
Jesús es presentado a los/as jóvenes como aquél que tiene una acción orientada a los otros. Él es solidario, cura a los enfermos, hace milagros... Coloca a la persona en el centro. Esta experiencia de Jesús, meditada y contemplada, hace que el joven vaya asumiendo, también, las mismas acciones de Jesús en gestos de solidaridad, compañerismo, amistad... El grupo, orientado hacia las necesidades concretas de los otros, buscará, animado por los acompañantes, realizar actividades solidarias. Estas actividades serán fundamentales en la formulación de nuevas preguntas sobre la sociedad donde vivimos.
El camino se va abriendo y los/as jóvenes, que antes sólo conseguían verse a sí mismos, después al otro grupo ya la comunidad local, ahora ya se van percibiendo como parte de una sociedad, generando nuevas preguntas. Estas nuevas preguntas serán fundamentales para la continuidad y para el compromiso. Al abrir los ojos hacia una realidad mayor, se encuentran metidos en un conflicto mayor. Estas situaciones conflictivas, sin embargo, producen en las personas la tendencia a volverse atrás y no enfrentarlas. Muchos dejan, por eso, el grupo y el camino iniciado porque se sienten impotentes y frágiles para continuar y formular nuevas preguntas. Los temas trabajados, aquí, con este grupo, darán soporte para el camino.
Las acciones serán evaluadas y las revisiones de vida y de la práctica serán introducidas como rutina para ayudar en el acompañamiento al grupo.
La presentación de Jesús, con sus proyectos y sus opciones, merece un cuidado especial para que la invitación a su seguimiento sea determinada por un contenido y por un compromiso de testimonio en un mundo marcado por contradicciones. Se trata de invertir en verdaderas experiencias de Dios.
Las preguntas que brotan en el corazón del joven son, más o menos, las siguientes: y ahora, ¿qué hago? ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué sé realmente de Jesús y de su proyecto? ¿Qué conozco, de hecho, de la realidad donde vivo?
¿Qué sentido tiene mi vida? ¿En qué puedo participar?
¿Qué puedo hacer?
El camino recorrido ayudó a hacer un discernimiento sobre la vida y sobre las cuestiones fundamentales. ¿Cómo organizar todo esto y seguir adelante?

Planeando la madurez para la misión
Las preguntas formuladas exigen retomar el camino hecho, orientándolo hacia un compromiso para la misión.
Ahora ya no soy más un grupo. No asumo o hago cosas por causas externas. La persona del joven quiere, libremente, dar su respuesta al llamado que recibió en su bautismo. Hay tantas cosas que necesitan ser transformadas.
Como persona, la qué soy llamado a responder a través de mi vida y del servicio a que soy convocado? ¿En cuál ministerio?
El joven habrá descubierto no solamente la realidad más amplia. Habrá descubierto, también, como esta "realidad más amplia" está organizada con sus estructuras. y nuevas preguntas surgirán... Estas nuevas preguntas serán hechas para todas las estructuras a partir de su persona, del grupo, de la familia, del trabajo y de la sociedad.
Asumidas con seriedad, estas cuestiones darán al joven la posibilidad de una madurez a partir de opciones fundamentales claras. y es en este ambiente que organizará su proyecto de vida.
Este proceso exige un contenido que contribuya en la formación de las personas. En esto está nuestro desafío más grande: descubrir los intereses de los jóvenes para, desde ellos, trabajar las dimensiones, traducidas en contenidos concretos, dentro del proceso que los/as jóvenes hacen en el grupo. Recordamos que todo grupo hace un proceso, sea en la preparación de la Confirmación, sea en la preparación para el ingreso en la vida religiosa o en la preparación de la vida de un futuro presbítero. En esta perspectiva el contenido está sujeto al proceso que cada grupo genera.

PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cómo planear la vida del grupo de los/as adolescentes y jóvenes respetando las diversas preguntas que van siendo formuladas a lo largo del camino?
2) ¿Cómo organizar el contenido, la dinámica y las actividades con el grupo, de tal forma que estén presentes todas las dimensiones de la persona durante todo el tiempo del proceso?
3) ¿Cómo garantizar que el Proceso de Educación en la Fe sea al mismo tiempo un camino de discernimiento vocacional?


La militancia: concretización del proyecto de vida
La militancia es, de cierta forma, resultado del proceso, pero un resultado que necesita cuidados y reinicios. Por eso verificamos, por ejemplo, que en la preparación al XIV Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil (Quito, 2003), todos los países reflexionaron sobre el tema de la militancia. La mayoría de los países dijo que " el término" no es común en sus países, otros dijeron que es conocido por los líderes que acompañan la Pastoral Juvenil. Una minoría usa el término en su práctica pedagógica. No obstante, al solicitárseles que expresaran que entienden por " militancia" o el término equivalen que utilizan en sus respectivos países, la mayoría concuerdo en que es "un compromiso personal de los que realizaron un Proceso de Educación en la Fe en grupo o en tras instancias de la Pastoral Juvenil, en la transformación del ambiente donde viven, a partir del testimonio y e actitudes frente a las estructuras de muerte que limitan nuestra sociedad latinoamericana", El "término" no estaba claro, pero el proceso que se desea implementar era vidente.
La cuestión de la " militancia”, además de no ser solamente un "resultado", nos invitó a rever ya profundizar nuestras vivencias de las opciones pedagógicas. En el camino recorrido, tanto la preparación de los dos últimos encuentros Latinoamericanos de Responsables Nacionales de nuestra pastoral, como las reflexiones generadas durante su realización, nos han llevado a rever estas opciones, pero de una manera especial los PEFs que estamos desarrollando en nuestros países y el tema de la vocacionalidad del cual hablamos bastante poco.
La pregunta del Instrumento de Trabajo Previo para el XIV Encuentro Latinoamericano (Quito, 2003) nos llevó a preguntamos: ¿La Militancia es punto de partida? ¿Es punto de llegada? ¿Es un proceso? Estamos convencidos de que la Militancia está involucrada en la vivencia de las opciones pedagógicas, que la vivencia de éstas abre el camino para la elaboración del Proyecto de Vida y que, por detrás de todo esto, está la Vocacionalidad.
Es importante que hablemos, por eso, de "Militancia".
La Militancia está presente desde el punto de partida porque cuando convocamos a los/as jóvenes para hacer un camino, o para la vida en grupo, necesitamos tener claridad en las razones por las cuales los convocamos. La invitación que hacemos es para que tengan claros sus proyectos de vida y para que sean personas maduras, es decir, capaces de relacionarse con las demás personas, respetando las diferencias, y juntas poder construir un mundo mejor.
La Militancia es proceso porque en la medida que van haciendo el camino del grupo, los/as jóvenes van formulando nuevas preguntas sobre sí mismos, los otros, el planeta, el mundo y sus sistemas, etc. y estas preguntas van contribuyendo en su compromiso con la transformación y van, también, indicando las posibilidades de cambios. Es proceso porque los/as jóvenes al ir formulando sus preguntas y al ir encontrando respuestas y haciendo descubrimientos; van también creciendo, cambiando, madurando, transformándose en mejores personas.
La Militancia es el norte, incluso en el punto de llegada, porque, después de recorrido el camino, se hacen las grandes definiciones para la vida, se concretizan las opciones fundamentales y se describen los horizontes por los cuales queremos gastar la vida, organizando y sistematizando el proyecto de vida que ayuda, con mayor claridad y decisión, a intervenir en el mundo, generando más vida y vida en abundancia.

Militancia, un estilo de vida
Retornando las conclusiones del VII Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil, realizado también en Quito, en 1989, queremos recordar que se decía, entonces, con mucha propiedad, que el militante se caracteriza porque expresa la presencia de Jesús en sus palabras y actos y porque su estilo de vida es radicalmente distinto. El documento final de este Encuentro presenta algunas notas características sobre el estilo de vida del joven militante, afirmando que éste " tomando en cuenta su pasado y siendo consciente de su presente, construye su proyecto de vida mirando hacia el futuro, y en el marco de un proyecto de liberación. Esto promueve el desarrollo y la integración de su personalidad"15. Este proyecto de vida va acompañado de convicciones claras y causas suficientes para dar la vida.
Otras características del estilo de vida del joven militante, según el documento citado, son:
1) Pertenece a un grupo; vive la experiencia viva de Iglesia.
2) Tiene conciencia crítica que se expresa en una actitud permanente de análisis de la realidad y en la asunción de acciones transformadoras.
3) Es protagonista, va construyendo historia. Es, asimismo, ferviente promotor del protagonismo de los demás; con capacidad de diálogo y comunicación.
4) Sabe administrar los conflictos, respetar los valores y las visiones de otras personas.
5) Realiza una acción reflexionada, contextualizada y organizada.

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15 SECCIÓN DE JUVENTUD, LoS Procesos de Educación en la Fe de los jóvenes, op. cit., p. 49.

6) Entrega su vida con espíritu de gratuidad y solidaridad, en especial a los más necesitados.
7) Está consciente de las otras culturas y las respeta16,

Militancia: exigencias de la formación
El espíritu que el proceso educativo va generando en el joven trae, como consecuencia, la necesidad de una formación. El militante quiere saber... y quiere saber las causas, las raíces de las cosas y los fundamentos de sus propias convicciones. Siente que necesita saber exponer a los otros las razones de su esperanza. Se percibe que, así como es un tiempo de mucha " actividad", es un tiempo de mucha " formación" .
Las dificultades con respecto ala Militancia, destacadas en el XIV Encuentro Latinoamericano, indican que el proceso de la Militancia está marcado por una formación más sistemática. Las reflexiones señalan que los/as jóvenes están trabajando en diferentes ámbitos de las organizaciones sociales y, algunos, en partidos políticos o instancias gubernamentales. Y, con el agravamiento de problemas económicos y de trabajo, la mayoría de los/as jóvenes están orientados hacia la sobrevivencia y con más riesgos podrían entrar en la onda del consumismo, de la corrupción, perdiendo los valores y el sentido de una práctica testimonial y transformadora.
Se hace necesario romper con la mentalidad de desconfianza, vigente en la sociedad y en la Iglesia, de que los/as jóvenes no están capacitados/as, por lo cual, muchas veces, no se invierte en la formación y en la preparación de los mismos, ni con apoyo financiero, ni con la asignación de personas para el acompañamiento.
Por eso la Militancia plantea a la Pastoral Juvenil Latinoamericana una serie de desafíos que ya fueron señalados en el VII Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales (Quito -1989), y que vuelven a ser ratificados y ampliados en la reflexión realizada en el XIV
Encuentro Latinoamericano (Quito -2003). Son ellos:
- Itinerarios formativos que faciliten la continuidad de las experiencias comunitarias con jóvenes mayores (militantes), ya ubicados en la sociedad.
- Creación de grupos de vida para continuar el compromiso militante en lo que se refiere a la formación en la pastoral, en la necesaria integración fe -cultura -vida.
- Nuevas formas de evangelización, encarnadas en la realidad de las y los jóvenes, especialmente con respecto al ejercicio de la ciudadanía y el seguimiento de Cristo, desde una espiritualidad liberadora, con una metodología de participación e implicación de los agentes.
- Reconocimiento de los nuevos desafíos que los/as jóvenes militantes encuentran en su condición de jóvenes adultos.
- La implementación de los procesos educativos, sobre todo en la dimensión del compromiso social y político, formando ciudadanos cercanos a las estructuras, en un proceso gradual y sistemático, ubicando la Militancia como un eje transversal dentro del Proceso de Educación en la Fe.

Militancia: exigencias en el acompañamiento
Con lo anteriormente explicitado, queda evidente que otra exigencia que va brotando en la dinámica de la militancia es la cuestión del acompañamiento. Así como el joven militante acompaña muchas realidades, siente la necesidad de alguien que lo acompañe. Reclama la presencia de alguien que le anime y le ayude a procurar soluciones y respuestas para las preguntas que, como nunca, hierven dentro de él. Este " acompañamiento" puede y debe ser dado por su grupo de referencia, pero también por personas que lo comprendan y sean capaces de orientarlo en sus búsquedas de felicidad, coherencia y compromiso. Se trata, en este caso, de un acompañamiento "integral", considerando aspectos de teología, de política, de sociología, de dirección espiritual, de planeación, etc.
Uno de los mayores reclamos que se escucha, por parte de los militantes, se sitúa en esta geografía.


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16 Cfr. Ibíd., pp. 49-50.

Faltan personas que escuchen, comprendan, animen, cuestionen y lo hagan mezclando afecto y competencia. Si el militante llegó hasta este punto como fruto de un proceso, no pueden faltar personas "más viejas" que hicieron un camino semejante y sepan estimular la vivencia de discernimientos variados, así como son variados los caminos de la realización humana.
Los desafíos que se imponen, según la voz de los/as jóvenes, son:
Espacios comunitarios donde vivir la militancia que faciliten el acompañamiento personal y comunitario.

La vivencia comunitaria de las y los militantes se inspira en el estilo de vida de las primeras comunidades cristianas y con ellas busca ser fermento en la sociedad. Esta comunidad es una forma de acompañamiento mutuo que anima la revisión de vida y de compromiso, la reflexión y el análisis de la realidad y la celebración de la espiritualidad encarnada y liberadora. Su proceso pedagógico es animado por todos sus miembros. En ese sentido la comunidad es dueña de su formación, pero necesita de un acompañamiento a través de espacios de iguales que incorporen la reflexión bíblico-teológica en el campo específico que los convoca.

- Que el acompañante tenga su propia experiencia de militancia para que tenga elementos para acompañar a las y los jóvenes militantes.
- Procurar que el militante sea acompañado en su proceso por la comunidad cristiana y no pierda la cercanía con la jerarquía eclesiástica. Que no suceda que sean marginados porque son críticos y confrontan, sino descubrirlos y acogerlos porque son ellos quienes promueven los cambios en nuestra Iglesia.
- Ayudar a las y los militantes a ubicar su compromiso en referencia con su vocación.
- El acompañamiento calificado de un asesor es fundamental para que el joven militante crezca en organización, conciencia y compromiso. El asesor tiene la importante misión de ayudar a encaminar los conflictos, ser amigo y testimoniar verdaderamente su fe.
- Estar dispuestos a generar otro tipo de redes para otros mares, articulando a los militantes del sector político, social, cultural.

Militancia: exigencias en la organización
La militancia es un " estado de vida" individual, pero comunitario. El militante, por tanto, no arrastra en sí la tendencia al aislamiento. Necesita de un grupo de referencia, con el cual comparta su vida, discuta sus proyectos y celebre su pujante vivencia. Por eso se comprende el desafío que ellos lanzan, a toda hora, de una " organización de militantes". No se trata de fundar un "partido", de provocar una nueva "pastoral", pero sí de encontrar un espacio en el que puedan encontrarse para soñar y seguir madurando su compromiso existencial.
Es importante, por eso, aprovechar y fortalecer la organización orientada a salir siempre al encuentro de los/as jóvenes, de manera que se favorezca la creación y la articulación de redes de comunidades de militantes, que les permitan recuperar su historia y tener una experiencia comunitaria de fe.
Es necesario, también, un trabajo conjunto con los diversos organismos de la Pastoral de Conjunto y la vinculación con organizaciones civiles y sociales, construyendo y favoreciendo redes entre los militantes para un mayor compromiso evangélico con los cambios de las estructuras, en la vivencia del profetismo.

La red es un espacio de encuentro y reconocimiento de la diversidad, que permite compartir experiencias, profundizar en la espiritualidad y la mística, desarrollar acciones conjuntas y agendas comunes; como también repensar la militancia desde nuevas experiencias y desde una realidad cambiante. Por eso la importancia de construir espacios de comunión de vida para hablar gratuitamente de lo cotidiano y estar atentos de todo, constituyéndose grupos de personas maduras para convivir con las diferencias de género, de cultura, de etnia, y con un estilo de vida que toma cuidado con el planeta, marcado por la sencillez, rechazando el consurnismo.
Existen algunas iniciativas que concretizan este deseo.
Un ejemplo es la Rede de Militantes da Pastoral da Juventude do Brasil, conocida como Rede Minkal7, que se encuentra en red a través de comunicaciones sistemáticas sobre su vida y su trabajo. Estos "militantes" se reúnen, de tiempo en tiempo, para profundizar sus vivencias y crecer en la comprensión global del sentido de sus prácticas y de su fe. La Pastoral Juvenil no puede quedarse ajena a esto y -aun- que signifique otra instancia- debe colaborar para que se vuelva algo siempre más común.
La "Militancia" es un proceso que ha hecho su camino en la vida, dentro de la vida. Hacen falta formas maduras para recordar y confirmar las intuiciones de los " amores primeros"... La vida "militante" se vuelve así una alegría inexplicable e insustituible. Son momentos que afirman que, a pesar de que la vida es compleja y conflictiva, ella es, por encima de todo, una fiesta, un don.



PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cómo acompañar a los/as militantes de nuestra comunidad, diócesis, país?
2) ¿Cómo lograr que el/la joven se responsabilice y comprometa, descubriendo su vocación específica?
3) ¿Qué desafíos tenemos que considerar en esta tarea?
4) ¿Cómo animar y promover un tipo de militancia creativa, que aporte nuevas ideas y signos de esperanza en la construcción de un mundo nuevo?


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17 "Minka", en la lengua quechua, significa "hacer juntos".

[1] Cfr. CELAM, Civilización del Amor, Tarea y Esperanza, op. cit. pp.191-292