22 de noviembre de 2007

TIEMPO DE REFLEXION VOCACIONAL

Objetivo: Comprender que la etapa de la juventud es un tiempo propicio que Dios regala a todo hombre, para que descubra su vocación a la cual ha sido llamado.

Ver.
¿Cuál es el sentido de a vida?
¿Qué orientación le doy a mi existencia?
¿Cuál es el ideal por el que más me afano, lucho y me esfuerzo?
¿Qué lugar ocupa Dios en mi jerarquía de valores?

Pensar.
Todo hombre es llamado a una vocación específica: Dios nos ha llamado a la existencia en un primer momento, después hemos sido llamados a ser sus hijos en Cristo a través del Bautismo.
Los jóvenes, por su dinamicidad y su inquietud, se manifiestan predispuestos al descubrimiento de lo nuevo, de lo verdadero, de lo bello y de lo bueno.
En la etapa de la adolescencia es cuando se tienen las primeras experiencias que marcarán las etapas de su vida de fe. «Hoy sigue rezando en muchos jóvenes, la pregunta del Joven Rico: ¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? (Mt 19, 16-22). En efecto, el joven quiere decir: ¿Qué he de hacer para que mi vida tenga sentido? ¿Cuál es el plan de Dios respecto a mi vida? ¿Cuál es su voluntad? El diálogo que surge de la pregunta del joven, es la ocasión para que Jesús le dé la clave sobre el futuro vocacional.
Quien vive seriamente la inquietud vocacional encuentra en el corazón de Cristo una atención llena de ternura. Jesús le revela al joven, cuál es la respuesta que Dios da a quien vive su propia juventud como tiempo propicio de orientación espiritual. La respuesta es: ¡Sígueme!
- Siguiendo a Jesús es como los jóvenes descubren el sentido de un vida vivida como don de sí, de un crecimiento en el amor.
- Siguiendo a Jesús es como se sienten llamados a la comunión con El y miembros de una Iglesia.
- Siguiendo a Jesús es como les será posible conocer la vocación personal al amor: «en el matrimonio, en la vida consagrada, en el ministerio ordenado o en la misión agente» (Mensaje del Papa para la jornada mundial de oración por las vocaciones).

Actuar.
1. ¿Qué hacer para que nuestros jóvenes tomen conciencia de su misión en el mundo?
2. ¿Cómo ayudarles a salir de los problemas que les agobian?
3. ¿Qué hacer para que se encuentren con Jesús: Camino, Verdad y Vida?

Celebrar.
Se puede terminar la reflexión entonando todos el canto: «Ven a vivir mí»

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