22 de noviembre de 2007

LA FAMILIA, UN MEDIO POR EL QUE DIOS LLAMA

Objetivo: Valorar el papel de la familia como semillero de vocaciones para comprometernos en afianzar los valores de la familia.

Ver.
Platicar y reflexionar la siguiente anécdota. Después de 55 años de vida conyugal, a dos ancianos que se quieren profundamente, un amigo les preguntó: ¿Cómo es posible que ustedes vivan unidos y amándose? ¿Cómo han logrado educar tan bien a sus 12 hijos, nietos y bisnietos siendo los tiempos tan difíciles?

Pensar.
Indicando un antiguo y empolvado crucifijo que colgaba de la pared, la mujer contestó: Pregúntaselo a El; la vida es dura para todos; pero desde el día de nuestro matrimonio, el lugar de honor en esta casa siempre lo ha ocupado él.

Actuar.
Jesucristo creció en una familia (Lc. 2, 52), en todos los aspectos, todos los santos y hombres de bien han salido de una familia entregada, la Iglesia doméstica, el primer seminario y semillero más adecuado de donde el Señor puede sembrar las vocaciones para la Iglesia. La tarea de los padres de familia cristianos es muy importante y delicada, porque están llamados a preparar, cuidar y defender las vocaciones que Dios suscite en su familia, «los padres descubren con asombro que gracias a la vocación de sus hijos, el don de su amor, se multiplica, se une más allá de los limitadas dimensiones humanas «(L.G. 41). Pero no basta rezar para que el Señor suscite vocaciones, es preciso estar atentos a su llamada y pedirle el valor para responderle generosamente.
Celebrar.
Hacer el compromiso de rezar diario una oración por la vocación propia y por la de los demás.

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