22 de noviembre de 2007

LA POBREZA EN LA VIDA RELIGIOSA

Objetivo: Comprender que la vida pobre de Jesús es para nosotros un compromiso a dar, a estar dispuestos a compartir para apegar nuestro corazón a lo material.

Ver.
¿Qué es la pobreza en la vida religiosa?
Es bien sabido de nosotros que en toda vida religiosa, dentro de su proceso de formación (aspirantado, postulantado, noviciado, juniorado, profesión temporal y perpetua) llega un momento en el candidato, tiene que hacer su profesión pública, en la cual hace voto de pobreza; esta profesión por ser pública la hace delante de sus superiores, en la cual quiere consagrarse totalmente a Dios.
La pobreza como virtud evangélica, es la protesta contra la dictadura del tener y del poseer, es decir, que a partir de la profesión, oficialmente se esta obligado a desprenderse de los bienes materiales superfluos, y a vivir una vida austera. Esta pobreza no debe entenderse, solamente como desprendimiento de los bienes materiales, sino que también entiende con una actitud interior de la persona conocida como: «pobreza espiritual», que va en contra de la subestimación y autosuficiencia. El pobre de espíritu es el de las bienaventuranzas, el que se siente necesitado de la gracia de Dios y toda su confianza la pone en El.
El religioso a través de la pobreza está llamado a ser la luz de las gentes, a ejemplo de Jesús que fue el maestro de la pobreza. Aquí cabría hacer la pregunta: en tu parroquia o comunidad ¿hay sacerdotes o religiosos pobres? ¿En qué se nota?

Pensar.
El origen de la pobreza, se remonta al mismo Cristo, que nació pobre, vivió pobre y murió pobre. Podríamos abundar de textos en los que fundamentaríamos el tema de la pobreza ya que los evangelios están llenos de pasajes en los que encontramos actitudes de pobreza en la persona de Jesús, pero solamente mencionaremos algunos. San Pablo en la carta a los Filipenses nos narra uno de los textos más claros en los que nos muestra como Jesús se hace pobre, para vivir con los hombre «Cristo siendo de condición divina se despojó de sí mismo haciéndose hombre y se humilló hasta la muerte de cruz» (Flp. 2, 5 - 8). «Siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza» (2Co. 8,9)
¿Qué significa esto? Aquí está todo el misterio de la encarnación, la kénosis del hijo de Dios. Significa que teniendo la misma vida de Dios, renunció, se despojó de todo derecho divino, sin dejar de serlo, para hacerse uno de nosotros, pobre, limitado, contingente, etc. Así, también el que es llamado para la consagración a la pobreza, al igual que Cristo, tiene que despojarse de sí mismo, de toda sus seguridades, que no sean el mismo Cristo, para asemejarse cada día al maestro.
Otra cita que nos puede ayudar a esta reflexión es la del joven rico: (Mc. 10, 17-22) donde Jesús es bien claro: «no podemos servir a Dios y al dinero», el que quiera ser el primero en el reino de los cielos, que se haga el último y el esclavo de los demás (Mc. 10,44). Ser pobre es tomar la cruz y seguir a Jesús, salirse de sí mismo para ponerse en las manos de Dios, esto no es fácil en nuestros días, con atractivo que se nos presenta el mundo.
El que se consagra a Dios por el voto de la pobreza debe seguir las huellas de su Señor negándose a sí mismo, y ser la luz que ilumine en las tinieblas el mundo moderno, sin dualismo ni reservas, siendo pobre entre los pobres. Solamente desde esa actitud, podremos entender a los pobres, vivir con los pobres y morir con los pobres a ejemplo de Jesús.

Actuar.
1. ¿Cómo y de qué modo se puede vivir la pobreza en la vida religiosa?
2. ¿De qué manera el religioso podrá vivir el voto de la pobreza en el mundo hoy?
3. ¿Qué medios ofrece la Iglesia para que el cristiano viva la pobreza de Cristo?

Celebrar.
Hacer un círculo y cantar juntos el Padre nuestro, como ejemplo de abandono y de confianza al Padre.

No hay comentarios: