23 de noviembre de 2007

PROYECTO DE VIDA, UNA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA

Hemos visto hasta el momento la procesualidad e interconexión entre la dimensión vocacional (Vocacionalidad), el Proyecto de Vida y la Militancia. Queremos mirar ahora el Proyecto de Vida como el instrumento que resulta de una experiencia pedagógica de acompañamiento en la Pastoral Juvenil.
Este capítulo parte de los términos que venimos utilizando y, que valga la observación, representan una densidad de experiencia muy valiosa. Nos referimos a camino, proceso, encuentro, seguimiento, misión. Esa conciencia nos abrirá el espacio para recordar que el proyecto de vida encuentra sus raíces en la revelación de Dios realizada plenamente por Jesucristo, que nos propone su proyecto liberador.
En un tercer momento, nos referiremos a un método que puede garantizar la llegada: la Revisión de Vida y de Práctica. La experiencia va enseñando que este método puede ayudar a identificar y enfrentar las incoherencias y coherencias de los grupos y de las personas, en orden a construir una vida cristiana adulta vivida en comunidad y al servicio del Reino.
Es fundamental ofrecer algunos elementos referidos a una figura fundamental en la concretización del Proyecto de Vida: el/la acompañante. Aunque en el tercer capítulo ya hemos tratado el acompañamiento como opción pedagógica, es oportuno volver a este asunto. En la Pastoral Juvenil las reflexiones desarrolladas sobre el/la " asesor/a" y el/la " acompañante" dejan ver que se trata de un mismo ministerio, pero con tonalidades diversas.
Finalmente, llamamos la atención sobre los desafíos que deben enfrentar aquellos/as que se lanzan al discernimiento y realización de su proyecto de vida y presentamos los pasos y dos propuestas concretas para la elaboración del proyecto de vida.

Retomando el camino
Varios términos nos han venido acompañando a lo largo de la reflexión que proponemos en este texto. Ahora los retornamos, no tanto por ser " definiciones”, sino porque son "perspectivas" maduradas de una praxis, nacen de la reflexión sobre la vivencia de una práctica.

Encuentro
El seguimiento de Jesús nace del encuentro personal con el Resucitado, que nos desafía a ir mar adentro ya "lanzar las redes en aguas más profundas" (Lc 5,4). Su osada invitación nos enfrenta al riesgo de lo nuevo, de lo desconocido, ya la serenidad de contar incondicionalmente con Él, al riesgo de sumergirnos en lo profundo de nosotros mismos para conocernos y conocerle, para asumir plenamente las experiencias humanas del dolor, la entrega, la alegría... Su invitación desafiante es un llamado a "lanzarse", a asumir un proyecto, porque proyecto quiere decir eso “estar lanzado a...”.Se trata de vivir lanzados en la profundidad del discernimiento que nace de una opción fundamental, de una toma de postura vital con Jesús, para defender su causa, su proyecto, el Reino de Dios.

Proceso
La elaboración del proyecto personal de vida es un proceso continuo que se realiza durante el camino y que se enriquece con la vivencia personal de ser y formar comunidad. Dios nos llama desde siempre, desde el" seno materno" (cfr. Ir 1,5), para asumir plena y libremente este proyecto de amor para la felicidad personal y para la vida de toda la humanidad.
El proyecto de vida personal es esencia de todo hombre y de toda mujer, es un camino de opciones progresivas y de discernimiento permanente. Dios nos habla en su Palabra, en nuestra vida, en los demás, en la realidad, en las situaciones y acontecimientos del contexto histórico y social, en nuestro trabajo y estudio, en nuestra práctica pastoral. En esos ámbitos de vida, Él nos invita a la osadía de la profundidad. Es también allí donde nos regala la certeza de su presencia fiel: "No tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte" (Jr 1,8).


Una necesidad vital
El proyecto personal de vida es, entonces, una invitación a tomar la vida en nuestras manos, descubriendo la grandeza de decidir sobre la propia existencia con libertad, responsabilidad y compromiso. Es una invitación al crecimiento personal y comunitario; un llamado a mirar la realidad en la que vivimos, reconociendo en ella las huellas del Señor de la Vida y de la Historia, asumiendo el conflicto y dando respuestas transformadoras que hagan de esa realidad, un lugar de "vida abundante" (cfr. In 10,10).
La ausencia de un proyecto de vida nos enfrenta ala dolorosa realidad de la pérdida de identidad y la falta de perspectivas de futuro, ala incapacidad de soñar, a la manipulación y la masificación, a la indiferencia frente a las realidades de injusticia, exclusión, indignidad y muerte, a la pasividad frente aun sistema neoliberal que fragmenta la vida y acentúa la violencia, la pobreza y la corrupción.

Vida como misión
El proyecto personal de vida es un camino dinámico de búsquedas y opciones, de madurez y crecimiento, que nos ayuda a definir y asumir nuestra vocación, para seguir personalmente a Jesucristo, haciendo propia su misión a través de un compromiso transformador de la realidad, como miembros de una comunidad de fe.
En el Documento de Puebla encontramos algunos elementos fundamentales que nos ayudan a descubrir que estos llamados vocacionales nos llevan a interpretar la vida como misión ya organizarla sobre la base del llamado fundamental que nos convoca a la fe y al Reino de Dios.
Dios llama a todos los hombres ya cada hombre a la fe y, por la fe, a ingresar en el pueblo de Dios mediante el bautismo. Esta llamada por el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, a que seamos pueblo suyo, es llamada a la comunión y participación en la misión y vida de la Iglesia y, por lo tanto, en la Evangelización del mundo (Puebla 852).

Continúa afirmando Puebla:
Todos los cristianos, según el designio divino, debemos realizarnos
a) como hombres -vocación humana -;
b) como cristianos, viviendo nuestro bautismo en lo que tiene de llamada a la santidad (comunión y cooperación con Dios), a ser miembros activos de la Comunidad ya dar testimonio del Reino (comunión y cooperación con los demás) vocación cristiana –y
c) debemos descubrir la vocación concreta (laical, de vida consagrada o ministerial jerárquica) que nos permita hacer nuestra aportación específica a la construcción del Reino - vocación cristiana específica -.De este modo, cumpliremos, plena y orgánicamente, nuestra misión evangelizadora (Puebla 854).

Esto supone e incluye también otros aspectos de nuestra vocación: la solidaridad y la felicidad, el placer y el cuestionamiento, la capacidad de contemplar y disfrutar la belleza de la vida y de cuidar el universo...



Dar vida a la vida

En este proceso de crecimiento, maduración y descubrimiento reconocemos que el proyecto de vida no es la sumatoria de las ocurrencias antojadizas con que llenamos el tiempo de la vida, sino la orientación organizada de los esfuerzos para dar vida a la vida. Que el hombre sea un esencial proyecto dinámico, no significa que su misión sea el activismo, el "creativismo", como si él fuera valioso en la medida en que la sociedad lo juzgue útil, eficiente y original.
El dinamismo al que aludimos es esa actividad interior que consiste en tomar conciencia de la realidad, buscar la verdad, reflexionar la vida, elaborar experiencia, brindar amor profundo, crear orden y belleza, meditar, contemplar. Riqueza interior que se traduce a veces en ejecución de actividades, a menudo en el intercambio del diálogo enriquecedor y, con frecuencia, también en la aceptación del sufrimiento y la quietud ineludibles, reconociendo en ellos el llamado a un mayor aprendizaje de interioridad y una más íntima y depurada aproximación a los fines esenciales de la existencia.1

Fundamentación teológica
La elaboración del proyecto de vida tiene mucho que ver con el Proyecto de Dios revelado en la Sagradas Escrituras. Inspirados en este proyecto divino, presentamos, a continuación, algunas motivaciones que nos animen en la elaboración y puesta en práctica de nuestro propio proyecto de vida. Son elementos ya conocidos, pero que vale la pena recordar.

Dios tiene un Proyecto
El Dios de nuestros padres se presenta como el Dios del camino que acompaña a su pueblo, que cuenta con las mujeres y los hombres que se implican cada día en su proyecto creador, con el que sueña un universo feliz, habitado por ¡una humanidad justa y solidaria. Es el proyecto de amor de
Dios Padre que camina con su pueblo, del Hijo que se hace
Camino, Verdad y Vida; y del Espíritu por el que no faltan, a lo largo del camino, las aguas que revigoricen a todos los que descubrieron que la vida es caminar.
Uno de los aspectos más originales del Dios de los cristianos es que Él se revela en la historia, de forma progresiva y humana, haciendo una invitación gratuita a relacionarnos con Él ya participar de su vida. "Yo seré tu Dios y tu serás mi pueblo" (Ex 6,8). El Dios de los cristianos es una
Trinidad que es relación, por eso soñó también que las personas viviesen su felicidad relacionándose, es decir, viviendo un proceso que nunca termina, sino que, dentro de la historia, se va encarnando en proyectos de vida que se construyen, crecen y maduran, buscando ser imagen de este Dios perfecto que llama a la dinámica de la perfección. En el Evangelio, Jesús nos dice que debemos ser perfectos como es perfecto nuestro Dios (Mt 5,48), esto es, que vivamos un proyecto de vida que sea claro, firme, pero que cada día se va perfeccionando y creciendo en decisiones y exigencias.

Jesucristo es la encarnación del proyecto de Dios para el ser humano
El proyecto de Dios se realiza, en la historia, en Jesucristo y en su Espíritu (cfr. Ef 1,3-14). Es un proyecto de salvación y de realización plena. Un proyecto para que todos sean felices, libres y gratuitos, así como es Dios Padre, así como es Jesucristo, por la fuerza amorosa del Espíritu Santo.

Jesucristo tuvo un Proyecto de Vida. Basta recordar el texto del Evangelio de Lucas (cfr. 4,18-21) en el que Cristo asume y anuncia el Proyecto de Vida que le viene del Espíritu. Jesús construyó su proyecto referido al proyecto del Padre, " aprendió sufriendo a obedecer" (Flp 2,8), porque su deseo era "hacer la voluntad del Padre" (Jn 4,34). La vivencia de este proyecto se caracterizó por el diálogo y la relación con el Padre, junto a la apertura a su historia, identificándose con los dolores y las esperanzas de su pueblo que " andaba como ovejas sin pastor" (Mc 6,34). Mostró con palabras y obras que Dios estaba con los pobres.
Este plan de salvación no fue fácil para Jesucristo. Jesús tuvo que discernir su Proyecto de Vida. Él tuvo necesidad de la oración para encontrar la fuerza interior que le requería su proyecto de vida y para buscar el modo de realizarlo. Su lugar de discernimiento fue el desierto, y su grupo de vida, después de su hogar de Nazaret, fue la comunidad de los apóstoles. Con ellos realiza experiencias de evangelización por las que va asumiendo cada vez con mayor entereza la voluntad del Padre (cfr Mc 8,27-30).

El centro del Proyecto de Vida de Jesús es anunciar y realizar el Reino de Dios Padre. Sus primeras palabras, al iniciar su vida pública, son: "El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Nueva" (Mc 1,15). El Reino de Dios es una actitud y una práctica de vida, así como debe ser cualquier proyecto de vida. El Reino, como el gran proyecto de Dios,
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1 EQUIPO EPISCOPAL DE EDUCACIÓN CATÓLICA -CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Educación y Proyecto de Vida, Oficina del
Libro -CEA, Buenos Aires, 1985.
asumido y vivido por Jesucristo, es universal y los portadores privilegiados de esa Buena noticia son los pobres, los que se hacen como pobres y niños. El proyecto de Dios, anunciado y vivido por Cristo, denuncia las realidades de miseria que desprecian la dignidad humana y anuncia la vivencia de la fraternidad, la justicia y la solidaridad que engrandece a la persona humana. Jesús proclamó y vivió las bienaventuranzas. En ellas están su vida, su propuesta, su proyecto de vida, invitando a una respuesta.
Para realizar su misión, Jesús reunió a un grupo de personas comunes, trabajadoras, con las cuales quiso vivir la experiencia del Reino. Con ellas formó una comunidad de discípulos: el grupo de los Doce (cfr. Mc 3,13-19). El Reino es una realidad comunitaria.

El proyecto de Jesús invita al seguimiento
Jesús, sin embargo, no sólo vive, ni sólo anuncia el Reino de Dios. Él invita al seguimiento. Basta recordar la invitación que formuló al joven rico que no tuvo el coraje de seguirlo (Mc 10,17-27). La propuesta le pareció demasiado exigente. El seguimiento de Jesús nace de un encuentro personal con el Señor Resucitado; es el fruto de un camino realizado junto con Él y se da en un dinamismo de conversión, tal como debe ser un proyecto de vida verdadero.
El seguimiento de Jesús es un compromiso que entusiasma. Cuando se descubre que Dios no ama a las personas por lo que aparentan, ni por lo que valen, ni por lo que dan, sino por lo que son, no hay más límites en la donación gratuita y militante a favor de los/as otros/as. En ese momento el proyecto de vida se vuelve militancia y se vuelve vocación.
El Proyecto de Vida de Jesús es un proyecto que todo/ a cristiano/a debe abrazar. Para los/as jóvenes y los/as adolescentes este proyecto es ciertamente maravilloso por- que trae consigo el deseo de vivir en plenitud, porque con- lleva la voluntad de aceptarse y ser aceptado gratuitamente; porque es un proyecto que en su vivencia nos hace sentirnos útiles y felices; porque vibra en él el deseo de vivenciar un mundo fraterno donde las personas sean respetadas y valorizadas.
Por eso, la Pastoral Juvenil propone el Proyecto de Vida de Jesús como camino de realización, como Proyecto de Vida plena y abundante para los/as jóvenes. El Proyecto de Vida de Jesús responde a los deseos más nobles y profundos de sus corazones. Sólo en el seguimiento de Jesús podrán los/ as jóvenes experimentar y vivir la vida en plenitud.
La diferencia fundamental entre las personas se da por la calidad de su proyecto de vida, por el tipo de valores que orienta, por la centralidad que ocupa en su personalidad, por la tenacidad que genera para alcanzar estos valores y por la capacidad de resistencia para mantener vivo su proyecto frente a las contrariedades de la vida.
Insistimos, por eso, en la relación indisoluble que debe existir entre el Proyecto de Vida, la Vocacionalidad (dimensión vocacional) del ser humano y la Militancia. El Proyecto de Vida es expresión concreta de personas que se van comprometiendo, desde la asunción plena de su vocación, con la vida toda, con la transformación de la realidad; y que se sienten llamadas a ser constructores de comunidad, celebrantes del mundo y profetas de esperanza antes los problemas del mundo, al estilo de Jesús.

Revisión de vida y revisión de práctica
No se puede tratar ni comprender el Proyecto de vida sin hablar, formalmente, de la "Revisión de Vida y de Práctica" .La Revisión de Vida y de Práctica es una "forma", una "técnica”, un " método" para construir personalidades definidas, con vocación de cristianos/as comprometidos/as con: la realidad, fundamentados/as en el sueño del Reino.
El libro "Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" ubica el tema en el capítulo sobre las "metodologías". No creemos que sea el lugar .más acertado para ubicarlo, tomando en cuenta todo el valor pedagógico que encierra la "Revisión de Vida" .Por eso queremos retornarlo aquí, destacando siete aspectos que consideramos fundamentales en relación con la Revisión de Vida y de Práctica.
Con sentido crítico ante el mundo La Revisión de Vida es un diagnóstico que se hace, en grupo, sobre la vida. Una persona consciente analiza la realidad, procura conocerla, mejorarla y transformarla. Es una forma de superar la conciencia ingenua que hay en todos y hacer brotar una conciencia crítica y tomar decisiones adecuadas sin dejarse engañar. Por eso afirmamos que la Revisión de Vida no es simplemente una técnica para desarrollar una reunión de grupo, Es un camino de espiritualidad en orden a hacer coherente y adulta la vida cristiana vivida en comunidad ya construir una comunidad eclesial presente en el mundo, al servicio del Reino, ofrecido como destino y salvación para toda la humanidad.

Vivencia de un espíritu, no tanto de un método
Practicada en momentos explícitos, la Revisión de vida se va tomando un " estilo de vida" .Mons. Leonidas Proaño, profeta de la causa indígena en Ecuador, afirmaba con mucho orgullo que nunca dejó de usar la Revisión de Vida en todos los campos de la vida. Decía, también, que fue una de las cosas más importantes que había aprendido en su vida.
Ella es un instrumento que puede ser usado en todos los momentos de la vida: en una reunión de comunidad, en asambleas, en la organización de cursos, en la redacción de documentos, etc. Se trata de aprender a leer la vida partiendo de la realidad, antes que de las categorías mentales.
Por eso, el primer momento es el "ver" .El punto de partida es un "hecho de vida" que retrata un momento y/o situación particular de la propia vida y de la vida del grupo.

Ese hecho de vida se analiza con serenidad para llegar a descubrir las actitudes y los modos de pensar, valorar y actuar, que ese hecho ha generado y/o genera en las personas.
El análisis busca desentrañar el valor o el antivalor central que está en juego en el hecho particular y procura hacernos descubrir cómo fue vivido, analizándolo también desde el contexto social.
Es un momento en el que intentaremos descubrir, recordar o buscar datos que nos faciliten la comprensión de la situación en cuestión. Buscaremos las causas y analizaremos las consecuencias que puede tener en cada persona, en mí, en quienes me rodean, en las instituciones donde me desenvuelvo.
Es un momento para buscar relaciones con otros hechos o acontecimientos similares, buscando universalizarlo y descubrir causas y consecuencias más amplias.

Una forma de educarse
El eje de la Revisión de Vida es la experiencia de dejarnos interpelar por el Señor, siempre presente en los acontecimientos. Su Palabra y su presencia nos llevan a una decisión.
Podemos afirmar que la Revisión de Vida puede tornarse una alternativa a la formación que se limita a la transmisión de información que, muchas veces, vivimos en nuestros países. Mons. Pro año decía que todo lo que había vivido y aprendido, no había sido aprendido en las clases, sino en la experiencia del pueblo. Así es La Revisión de Vida.

Exigencia y compromiso
La Revisión de Vida se encarna en la vida. El momento radical es la acción; el segundo momento es la reflexión que exige el retorno a la acción, tomando decisiones de mejor calidad, hacia la perfección. Es necesario aprender a tomar decisiones. No basta contemplar, no basta concordar o discordar, hay que optar. "La fe sin obras es muerta", decía el Apóstol Santiago en su carta (2,17). En la Pastoral
Juvenil creemos en la formación que se da por medio de la acción reflexionada oportunamente.
Un momento central de la Revisión de Vida es, por eso, el momento del "juzgar". Su objetivo es tomar posición frente al hecho de vida analizado, explicitar el sentido que descubre la fe, reconocer la experiencia de Dios que con- lleva y las llamadas a la conversión que surgen de él. El Dios Vivo va revelando su voluntad y su Proyecto, que alcanza su culmen en la experiencia pascual de Jesucristo.
No se trata de un análisis teórico, sino de la búsqueda dócil del discípulo/a que se pone en actitud de apertura para acoger la Palabra de Dios que juzga y libera, llama a la conversión y al seguimiento. No se trata de una discusión, sino de un compartir fraterno, hecho en espíritu de oración, llevando al compromiso.


Construcción de comunidad
El proceso vivido en la Revisión de Vida es una vivienda comunitaria querida por Dios. El grupo va revelando lo que debe ser la Iglesia. La Revisión de Vida es inteligible solamente dentro de una comunidad de vida, como un proceso vivido con otros. Exige deseos por compartir la vida, las ideas y los proyectos vitales. Por eso el tercer momento de la Revisión de Vida es el" actuar", determinando aquellas actitudes que las personas deben cambiar en sus vidas, los criterios de juicio que deben ser transformados, los hábitos que son cuestionados por la Palabra de Dios y las acciones que se van a desarrollar para poner en práctica las nuevas responsabilidades asumidas. .
Las acciones deben procurar atender no sólo al cambio personal, sino también al de la comunidad y al de los ambientes en los que se desarrolla la propia vida y la vida de toda la comunidad. El compromiso resulta más bien un propósito concreto de conversión personal y social, que una acción grupal.
La Revisión de Vida sólo puede entenderse si se parte del deseo de tener un encuentro real con el Dios de la Vida y el Hombre Nuevo, Jesucristo, en un clima de autenticidad, conversión y esperanza que sólo lo nutre auténticamente el Espíritu Santo.
Un llamado a la conversión ya la fiesta Soñamos con cambios de estructuras y de corazones.
La Revisión de Vida es una invitación sistemática a cambiar las cosas, el sistema ya nosotros mismos. El rol de un equipo de militantes es cuestionarse y evaluarse mutuamente. Eso exige cambios, exige conversión. Esos cambios son motivo de sufrimientos, pero también de alegrías.
Por eso también la celebración, la fiesta, forman parte de la dinámica de la Revisión de Vida. Celebrar los cambios, los descubrimientos, las pequeñas victorias, los avances, la alegría de vivir en comunidad.
Una opción por los pobres y excluidos La Revisión de Vida dependerá mucho de la práctica de los componentes del grupo, de la realidad en la cual se encuentran, del sitio donde cada cual vive la fe. Hay opciones previas. El" desde dónde" se mira y se analiza es importante. Es necesario, por tanto, aprender a leer la realidad y la Palabra de Dios con los ojos y la lectura de esperanza que hacen los pobres, porque no se puede ser del Reino sin que se viva la opción por los pobres. La única forma de ser de todos, es ser de los pobres. La Revisión de Vida va enseñando estas cosas divinas. Ella tiene que partir, siempre, de Dios y de los pobres. La opción por los pobres es un valor que marca toda la espiritualidad de la Pastoral Juvenil, nuestra reflexión y nuestra práctica.
Pensando en Proyecto de Vida, en Vocacionalidad y en Militancia, la Revisión de Vida debería ser, al mismo tiempo, un instrumento diario que se utiliza para construir las personalidades que todos deseamos. La elaboración del proyecto de vida va a tomar nuevos rumbos, va a penetrar siempre más en la vida, va a exigir siempre más seriedad con la utilización creativa y progresiva de la Revisión de Vida.

La figura del acompañante
El proyecto personal de vida se realiza en un proceso de conversión y seguimiento de Jesús. Por esta razón, en este camino de búsqueda y construcción será clave la capacidad de diálogo con Él acerca de la propuesta del propio Proyecto personal de Vida. Compartir con sencillez aquello que nos apasiona y moviliza, los miedos, las dudas, las resistencias que nos acompañan. Jesús es el acompañante primordial. En el proceso de discernimiento y elaboración del proyecto de vida es necesario contar con personas que encarnen ese modelo de Jesús. Necesitamos tener acompañantes adecuados.

El Acompañamiento, un Ministerio
Acompañar procesos de crecimiento, maduración y elaboración del Proyecto Personal de Vida implica reconocer al acompañamiento como un ministerio. Ministerio porque se ejerce en nombre de la Iglesia como un servicio voluntario y consciente de participar en el Proceso de Educación en la Fe de los/as jóvenes, en una experiencia pro- fundamente humanizadora, dinamizadora y socializadora.
El ministerio de servir a los/as jóvenes por medio del acompañamiento personal y comunitario implica primero una propia experiencia de madurez en la fe, implica vocación, voluntad, convicción y preparación; implica también ciertas condiciones expresadas en rasgos y actitudes, modos de ser, cualidades, valores, competencias. Reconocer esto no quiere decir que se trataría de personas "perfectas" y, por lo tanto, inhumanas.
La vivencia vocacional del acompañamiento supone sentirse y reconocerse, en el propio proyecto de vida, como mediación de la presencia y el amor de Dios. El acompañante debe colocar el centro del proceso de acompañamiento en la persona y el mensaje de Jesús y nunca en su propia persona. Como Juan el Bautista, también el acompañante debe decir con todo el corazón: "Conviene que Él crezca y que yo disminuya" (Jn 3,30).
Por esto el acompañamiento de la elaboración y realización del Proyecto personal de Vida tiene dos fidelidades: fidelidad a Dios y fidelidad a la persona a quien se acompaña. Jesús y su Reino de justicia, amor y paz, no pueden ser amoldados ni manipulados, pero tampoco impuestos. Cada joven debe descubrir personal y progresivamente lo que implica el seguimiento y la opción por Jesús. La clave de ambas fidelidades se encuentra en el amor salvador de un Dios que busca en todo momento nuestra felicidad.

Criterios para el Acompañamiento
Para poder ejercer el ministerio del acompañamiento, es necesario considerar una serie de criterios que deben orientar el acompañante. Queremos destacar, principalmente, cuatro criterios:

a) Proceso vivido
No basta con saber técnicas participativas o de animación, tampoco basta con tener un plan de formación desarrollado (aunque éste es un punto de partida clave, que muchas veces se improvisa). En primer lugar, es imprescindible que el acompañante haya vivido su propio Proceso de Educación en la Fe, su propia experiencia de Dios, y, reconociéndose aún en camino, pueda ir ofreciendo elementos enriquecidos con la experiencia, con la reflexión y con la formación específica para ejercer su ministerio. No es fácil acompañar procesos que no se han realizado o poder responder a preguntas que no se han formulado en la propia vida. De ahí la importancia de que el acompañante haya vivido personalmente estas experiencias.

b) Una comunidad de asesores
El acompañante no debería estar solo en la tarea de acompañar a los/as jóvenes y al grupo, sino mantenerse inserto en una comunidad de acompañantes, en donde pueda compartir su vocación y su vida de fe, a la luz del Evangelio y de los signos de los nuevos tiempos. Se trata de mantener una permanente actitud de revisión de la propia vida y de la tarea de acompañamiento a los y las jóvenes, en comunión con otros/as que han sido llamados/as a la misma misión.

c) El respeto por los ritmos personales y grupales
Cada joven y cada grupo tienen un ritmo propio que se necesita respetar, por fidelidad a los/as jóvenes. Es necesario asumir la diversidad de experiencias y vivencias que traen los y las jóvenes, marcados por sus procesos de socialización, la realidad económica, las experiencias de amistad y familia, la experiencia educativa, el camino de crecimiento en el compromiso, el proceso de maduración afectiva, etc.

d) Estabilidad y madurez
Se espera del acompañante estabilidad y madurez, sensibilidad ante los errores y aciertos de los/as jóvenes; confianza en sí mismo/a que le permita empatía y una adecuada comunicación interpersonal. La afectividad influye en nuestro modo de ver las cosas, nuestro pensamiento, toma de decisiones y nuestro actuar. Es importante conocer nuestros sentimientos y emociones, pues ellos orientan nuestra conducta individual y social. Pero el conocimiento no basta. Es imprescindible reconocer y asumir la relación que establecemos entre nuestros sentimientos y emociones con voluntad e inteligencia, para no dejarnos llevar por reacciones inmediatas y/o impulsivas, y para poder tomar decisiones acertadas que nos permitan una sana convivencia con nosotros/as mismos/as y con los/as otros/as.

Actitudes del Acompañante
El acompañante, en el ejercicio de su ministerio, debe ir desarrollando algunas actitudes y aptitudes que tienen que ver con la tarea específica de acompañar los procesos que ayuden a los/as jóvenes a discernir y realizar sus proyectos personales de vida.
- Vive su propia maduración personal como un proceso continuo, en confrontación con otros/as, no de manera autosuficiente sino que se deja acompañar.
- Asume la responsabilidad de su tarea formativa personal, respetando criterios y convicciones, basándose en un proceso de discernimiento y reflexión crítica.
- Utiliza su potencia creativa para ser protagonista en los niveles de su vida donde decida serlo.
- Promueve el protagonismo en otros/as, en contra a una actitud proteccionista y/o paternalista.
- Responde a sus promesas y compromisos. Cuando no logra hacerlo es importante que busque ayuda, aprendiendo a ser coherente, en su discurso y en su práctica.
- Comprende y expresa el sentido comunitario de toda acción que genera e impulsa vida-
- Procura ser una persona comunicadora que sabe dejarse entender y que entiende a los otros/as, aprendiendo a dialogar ya valorar la escucha atenta.
- Valora el aspecto lúdico y el sentido del humor, siendo capaz de enfrentar la realidad con optimismo y realismo.
- Es conciliador/a y mediador/a frente a los conflictos. La experiencia de amor le ha dado confianza y seguridad en sí mismo/a, pero también confianza en los/as otros/as y de los/as otros/as hacia él/ella.
- Tiende a la autonomía e independencia personal y de los/as jóvenes, no creando apegos, ni dependencias.
Para concluir podríamos decir que el/la acompañante colabora en la educación y crecimiento en la fe de los/as jóvenes, en su profundización del encuentro personal con
Jesús, como un referente de vida. Es necesario que el/la acompañante haya " caminado" en la búsqueda y encuentro de Jesús, así como es necesario que se encuentre transitando por experiencia de profundización y madurez de la fe. El testimonio de vida es importante para los/as jóvenes. La experiencia ayudará al acompañante a comprender las dificultades, vacíos, resistencias de los/as jóvenes.
También le ayudará a buscar maneras nuevas y significativas de enfrentarse y asumir el camino de crecimiento personal que favorezcan el camino de discernimiento y realización del proyecto personal de vida de los/as jóvenes.

Desafíos para la elaboración del proyecto de vida
La elaboración del proyecto de vida nos pone en una prueba de, fuego porque viene .cargada de situaciones que nos desafían y pueden desanimarnos. Es necesario, por eso, enfrentarlas con decisión. Si logramos conocer las situaciones adversas, podemos medir nuestras fuerzas y, si éstas están débiles, revigorizamos buscando apoyo y ayuda. Conocer nuestros desafíos es una actitud que ayuda a vencer el miedo a lo desconocido.

El tiempo
La constante actividad en que viven las y los jóvenes militantes implica la tentación de no dedicar el tiempo necesario para reflexionar y planear la vida, de tal forma que todas las dimensiones sean atendidas adecuadamente. El tiempo que implica la reflexión y el espacio necesario para compartir con otros/as y con el acompañante es, con frecuencia, una dificultad que puede ser salvada con una organización que priorice el equilibrio personal sobre el activismo enajenante.


La superficialidad
Elaborar un proyecto de vida significa " calar hondo" dentro de uno mismo, a fin de descubrir las motivaciones profundas, los llamados de Dios que se encuentran en lo más íntimo del corazón de cada ser humano, para poder así descubrirlos y acogerlos como invitación a la plena realización y felicidad. No pueden existir, por consiguiente, actitudes superfluas en algo que involucra lo más profundo de la persona y que exige, en su realización, colocar el corazón.

La lógica neoliberal y capitalista
La sociedad en que vivimos nos presenta como lo más atractivo los valores del consumismo, el individualismo, el éxito que se mide en capacidad económica y nos invita a buscar el propio provecho, olvidando quién está a nuestro lado y cuál es su sentir. El proyecto de vida debe romper con esta lógica y convertirse en herramienta de humanización para la persona que lo elabora y, como consecuencia, para aquéllos/as con quienes ésta se relaciona.

El conflicto y la crisis
La vivencia de un proyecto de vida marcado por los valores del Evangelio nos enfrentará a quienes optan por los valores propuestos por la sociedad neoliberal. El seguimiento fiel del Señor, en clave de Proyecto de Vida, tendrá siempre su carga de conflicto y crisis cuando se den estos enfrentamientos.

Las estructuras cerradas e incoherentes
Una situación que no debemos pasar por alto es que no todo lo que se encuentra alrededor favorece que las personas crezcan en madurez y compromiso. Muchas veces, en el camino, encontraremos personas e instituciones, como la familia y la misma comunidad parroquial o sus instancias pastorales, que no comprenden esta propuesta e incluso, con su práctica, contradicen lo que predican respecto al mundo de los/as jóvenes ya la necesidad de una

Pastoral Juvenil en desarrollo.
Contextos signados por la violencia y la ausencia de perspectivas de futuro
La realidad de pobreza, violencia y exclusión, en que viven amplios sectores de la población en América Latina parecieran negar toda posibilidad de construir un futuro diferente. La desesperanza y la incertidumbre marcan la vida de muchos/as jóvenes, por lo que presentar la propuesta del proyecto de vida puede sonar como una locura.
Sin embargo, él nos ofrece la posibilidad de enfrentar y superar esta dramática situación.

Espiritualismos que evaden la realidad y no generan compromiso
Algunas propuestas de evangelización presentes en la Iglesia no conducen a una fe encarnada y al seguimiento de Jesús en las realidades en que estamos inmersos. Será un desafío permanente para la Pastoral Juvenil presentar de forma atractiva y realista el seguimiento de Jesús. Seguimiento que implica conflicto y cruz. Seguimiento que exige una fe encarnada en la realidad, una fe que se compromete, una fe que asume la vida y la historia con todos sus retos.

Ausencia de espacios para compartir y confrontar la experiencia de fe y la práctica pastoral
La soledad en la experiencia militante y en el discernimiento del proyecto de vida conlleva serios riesgos que hay que evitar, entre ellos: la autosuficiencia y la absolutización del punto de vista personal. Es un desafío abrir y acompañar espacios donde se re elabore permanentemente el Proyecto de Vida con la ayuda de otros/as; así como ofrecer a los/as jóvenes las herramientas metodológicas adecuadas para este fin.

Ausencia de acompañantes vocacionados con quienes compartir el proceso
El aporte de una persona que acompaña la elaboración del Proyecto de Vida, a partir de la propia experiencia de ser acompañado, de la conciencia de ser llamado y enviado a acompañar a los/as jóvenes, es fundamental para aquél/la que está en este proceso. Los/as jóvenes necesitan encontrar en sus acompañantes las actitudes que hemos descrito con anterioridad.



Desarticulación entre la formación y acción
La acción reflexionada es un eje central en la propuesta de formación de la Pastoral Juvenil. Este ejercicio dará elementos vitales para la elaboración del Proyecto de Vida, en tanto permite al joven descubrirse a sí mismo, de cara a la realidad que vive y al papel que juega o puede llegar a jugar en ella. También permite descubrir la necesidad de una formación permanente y acorde a las necesidades que se van presentando, para asumir un compromiso de crecimiento personal y de transformación de la realidad.

Pasos para la elaboración del proyecto de vida
Existen muchas propuestas que pueden facilitar la elaboración del Proyecto de Vida. La experiencia de la elaboración del proyecto de vida no es una actividad más en la vida personal ni en el caminar del grupo, ya que, así asumida, sería una obligación o una carga asfixiante. Por el contrario, el proceso de elaboración del proyecto personal de vida es fruto de una decisión personal, libre y consciente que prioriza la necesidad de madurar las propias opciones y de proyectar la vida.
Este proceso de elaboración se desarrollará entonces en la vida de los y las jóvenes que están viviendo un compromiso pastoral, político y/o social, madurado yencama- ido en un contexto. Este compromiso crea en ellos/as la: necesidad de un espacio para fundamentar su misión, para tomar conciencia de los elementos teóricos y prácticos que facilitan la madurez de las decisiones vocacionales.
Estamos hablando de una sabiduría de vida mediante la cual la persona aprende a armonizar las herramientas con las que 1) realiza un análisis global de la realidad social en la que vive, 2) visualiza un horizonte amplio de sentido humano satisfactorio y 3) diseña un camino para recorrer, 4) previendo unos recursos con los cuales contar. En esos cuatro puntos cardinales se realiza el dinamismo de un Proyecto de Vida. Intentemos una descripción del proceso en tres momentos.

1. En un primer momento se hace necesaria la inducción.
Los asesores y animadores de los procesos de Pastoral Juvenil ofrecen experiencias por las que se va marcando la propia personalidad en el arduo camino de maduración integral. Deben ser experiencias que alimenten las necesidades vitales de las personas, según mencionamos en el capítulo anterior. Nos referimos a experiencias apropiadas por las que aflora lo positivo de cada adolescente y cada joven.
El objetivo esperado de ese bagaje experiencial es suscitar inquietudes por el sentido de la vida. Cuando esas inquietudes son asumidas con una conciencia responsable, entonces se dan los primeros pasos prácticos que, a modo de ensayo, le sirven al joven para comenzar a considerar la necesidad de un proyecto estable en su vida. Este primer momento ofrece su momento culminante cuando el joven toma conciencia de su propia búsqueda.

2. Un segundo momento tiene que ver mucho más con el acompañamiento formal y personalizado y con experiencias estables de servicio por las que se facilite el esclarecimiento gradual en la conciencia del adolescente y el joven. En esta fase vamos al encuentro de las motivaciones por el sentido de vida. Hay motivos internos y motivos sociales que deberán irse detectando y asumiendo en el camino.
Es el momento para proponer la elaboración de un
Proyecto de Vida. En esa elaboración, todavía parcial, lo que en un primer momento fue inquietud y se tomó motivo, ahora madura hacia convicciones de vida.

3. Un tercer momento se desarrolla cuando los primeros esbozos del Proyecto de Vida se confrontan en las experiencias grupales y en el desarrollo cotidiano, mientras van madurando las propias convicciones de vida. En esta fase vamos al encuentro de las decisiones vocacionales, por las cuales la persona se va orientando hacia un campo específico de la evangelización en la Iglesia. Es el momento en el que se puede calibrar el inicio de una experiencia más intensa compromiso apostólico. Nos referimos ala militancia. El norte de este momento tiene que ver con un camino espiritual dirigido conscientemente hacia opciones de vida. Ellas representan las bases profundas que van dando unidad al esfuerzo de integración y maduración personal en torno al Reino de Dios.
Al plantear la elaboración del Proyecto de Vida en cuanto tal, necesitamos cuidar algunas referencias indispensables. Unas preguntas de sentido común pueden servirnos para un diseño sencillo del Proyecto de Vida. Proponemos las siguientes:
a) ¿Dónde estoy? ¿Cómo estoy? La toma de conciencia de la propia historia. La elaboración de la biografía personal, las circunstancias políticas, económicas, culturales y eclesiales de la propia realidad, la cercana (instituciones con las que se encuentra en relación, el barrio, la ciudad...) y la realidad ampliada (el país, Latinoamérica, el mundo), para así comprender y responder a las estructuras y al funcionamiento de la sociedad.
b) ¿A dónde quiero ir? Es importante visualizar los así llamados sueños, los horizontes, los ideales que marcan a la persona. El Proyecto de Vida no es un recurso de administración de personal, es más bien como el salmo de la propia vida, quiere terminar siendo el borrador del evangelio que el militante ofrece a los demás con su propia vida. En ese sueño se plasman las convicciones de vida, el propio credo.
c) ¿Cuáles son los recursos con los que cuento? Para el camino se hace necesario el equipaje. Hablar de recursos tiene que ver con la experiencia grupal en la que se participa, el proyecto de apostolado en el que se está comprometido, la hondura espiritual, la vida y práctica sacramental, la dirección espiritual, el acompañamiento con el cual se cuenta, los niveles de estudio y profesionalización en los que se está avanzando, incluso los fondos financieros logrados hasta el momento.
d) ¿Cómo voy a ir alcanzando las metas? Un proyecto necesita su tiempo para que se desarrolle gradualmente. Es oportuno establecer los objetivos a largo alcance, así como los de mediano y corto alcance. De ese modo se distribuyen las fuerzas y los empeños para seguir avanzando coherentemente.
En la tarea de incentivar la elaboración del Proyecto de Vida, de trabajar la vocacionalidad en la juventud y de marcar presencia junto a los militantes, debe haber mucha creatividad.

La Pastoral Juvenil apunta decididamente ala propuesta pedagógica que lleva al protagonismo de los/as laicos/ as jóvenes, que lleva a la inserción en los organismos intermedios, que quiere una Iglesia comunitaria de comunión y participación. El Proyecto de Vida intenta ofrecer la posibilidad real de vivir la fe en la vida, el compromiso social y político de la fe, la opción por los pobres, como elementos esenciales de nuestra utopía.

Propuestas concretas para elaborar el proyecto de vida
Presentamos, a continuación, a modo de apoyo técnico, dos esquemas posibles para la elaboración del Proyecto de Vida.
Son dos propuestas concretas. La primera propuesta está muy próxima ala planeación pastoral. El proyecto de vida no deja de ser, también, un proyecto pastoral. Esta propuesta tiene, pues, más semejanza con la elaboración de un "Marco Referencial" porque todo proyecto de vida es, de alguna forma, un marco de referencia. Los cinco pasos que la definen son: 1) mi situación de vida (marco situacional); 2) mi historia (marco histórico); 3) lo que creo (marco doctrinal); 4) el diagnóstico personal de realidad y de práctica; y, finalmente, 5) mi compromiso pastoral y social (marco operativo), con sus iniciativas a corto, mediano y largo plazo, en una perspectiva integral.
La segunda propuesta tiene un carácter de estudio y de orientación. Es una propuesta más extensa y presenta una sugerencia de profundización en cada uno de sus cinco pasos: 1) mi persona: lo que soy; 2) mi esperanza: la sociedad que quiero; 3) mi credo: las certezas de mi vida; 4) la misión que me toca: ser Iglesia en el mundo; y, finalmente, 5) mi camino: elaborando mi Proyecto.













Propuesta 1: proyecto de vida:
"Un instrumento para planificar la vida"
Mi situación de vida (marco situacional)
Jesús miró hacia atrás y vio que lo seguían.
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿dónde vives?".
Jesús les respondió: "Vengan y lo verán".
(Jn 1,38-39)

Es importante describir la realidad donde vivimos y desarrollamos nuestra acción:
- ¿Cómo anda mi vida aquí, en el lugar donde vivo? (Trabajo profesional, trabajo pastoral, barrio, municipio, provincia, estado, país...).
- ¿Cuáles son los principales acontecimientos de mi vida: familiar, comunitaria, profesional, escolar, afectiva, pastoral...?
- ¿Cuáles son mis compromisos? ¿Cómo los hago? ¿Cómo me siento en esa experiencia?
-
Yo tengo una historia (marco histórico)
Desde el seno de tu madre,
Yate escogí. Tú eres mío.
(Sal 139)

Es importante mirar (contemplar) el camino recorrido para identificar las elecciones hechas y para poder vislumbrar los influjos recibidos de la familia, de la escuela, del grupo, de las personas. Es necesario retomar esas vivencias en perspectiva personal, asumiendo, cada uno/a, historia y su vida.
- ¿En qué modo ha influido en mi vida los acontecimientos de mi pasado, de mi propia historia?
- ¿Cuáles son las elecciones que siento mías y cuáles siento que son resultado del influjo de los demás en mí?
- ¿Qué historia quiero construir con mi vida?
- ¿Qué aportes quiero ofrecer en la historia?


Lo que creo (marco doctrinal)
Mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y hacia dónde voy .
(Jn 5,31)

Es importante tener la certeza del para qué y el por qué de nuestra vida.
- ¿Quién es Jesús para mí?
- ¿Qué es el Reino de Dios para mí?
- ¿Cómo debe ser la nueva persona humana?
- ¿Cuál es mi proyecto de nueva sociedad? (En los aspectos político, social, económico, cultural).
- ¿Cuál es la Iglesia en la que quiero vivir la misión?
- ¿Cuáles son los elementos fundamentales de la Pedagogía que quiero vivir en la familia, en la comunidad, en mi trabajo?

Nuestras creencias no son únicamente teológicas. Son también pedagógicas, políticas, sociales. La afirmación de estos aspectos es importante tenerlos en cuenta.

¿A cuál distancia estoy del ideal?
(Diagnóstico personal)
El Espíritu del Señor me consagró para llevar la Buena Nueva a los pobres, a los cautivos la liberación, y proclamar un año de gracia del Señor.
(Lc 4,16-21)

Es importante medir las fuerzas y los recursos, los límites y los errores-
- Mirando lo que fui escribiendo, ¿dónde voy concentrando mis energías?
- ¿Cuáles son mis mayores dificultades, límites?
- ¿Cuáles son mis mayores logros, avances?
- De las necesidades que voy descubriendo, ¿cuáles voy a asumir como prioridad para enfrentar e intentar resolver?
- ¿Con qué recursos o fuerzas cuento para lograrlo?
Se trata de elaborar un diagnóstico de mi realidad y de mi práctica. Voy descubriendo cualidades y fragilidades que deben ser trabajadas, haciendo que el proceso sea realmente un proceso de elaboración, de vivencia y de perspectivas siempre más coherentes.

Mi compromiso pastoral y social (marco operativo)
Todos eran unidos, vendían la que tenían y compartían todo en común.
(Hch 2,44-46)

Realizado el diagnóstico, es necesario definir dónde centrar las fuerzas, reconociendo qué es aquello que necesita ser realizado, concretamente, para mejorar la situación descubierta. Teniendo en cuenta los principios orientadores que hemos conseguido definir, llegamos al momento del "Marco Operativo", al momento de elaborar estrategias que respondan a mis sueños, partiendo de la realidad concreta.
¿Qué acciones especiales se van imponiendo en el discernimiento que estoy haciendo? Las enumero de acuerdo a la "urgencia", priorizando las mismas en cada aspecto o área de mi vida: la familia, la escuela, la universidad, el trabajo, la afectividad, la comunidad, la pastoral, etc.; expresando la forma como las voy concretizar: ¿Qué?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿con la ayuda de quién?
¿Qué acciones reflexivas (estudios, cursos, lecturas, participaciones...) voy a continuar realizando en mi vida personal, profesional y en mi compromiso pastoral, para profundizar en mis opciones y mi proyecto de vida?
- Con relación a mi acompañamiento: ¿Cómo voy a evaluar este Proyecto de-Vida? ¿Cuándo? ¿En qué condiciones? ¿Con la ayuda de quién?
- ¿Qué lugar va ocupar el grupo / comunidad en la concreción de este proyecto?
- ¿Cómo voy a cultivar la dimensión teológica y teologal en lo cotidiano, asumido como propuesta de vida? (momentos de oración y de retiro, vivencia sacramental, celebraciones, lecturas, cursos,...)
- ¿Qué tiempo voy a dejar para mi descanso, recreación, afectos, amistades? Si es posible recuerdo y priorizo fechas, momentos, acontecimientos.
Se trata de descubrir formas muy concretas de realizar, en la historia, el proyecto de vida. Las estrategias, tanto a corto plazo como a largo plazo, exigen tiempo, seriedad, apertura. Las " actividades" más indicadas aquéllas que son, al mismo tiempo, concretas, bien definidas y amplias. Habrá necesidad de adaptación. El riesgo está en la superficialidad en las decisiones.


Propuesta 2: elementos de estudio y de orientación para la elaboración del proyecto de vida

La segunda propuesta se basa en la profundización de la fe de manera personal y grupal. Busca ofrecer elementos que ayuden en la elaboración del proyecto de vida, posibilitando una mayor vivencia eclesial en confrontación con el Proyecto de Jesús. Propone un esquema de estudio y orientación que pretende destacar y profundizar aspectos personales, sociales, cristológicos y eclesiales, como pilares para sustentar el proyecto de vida. Es un camino que puede ser hecho durante un proceso personal y de grupo o comunidad de vida.

Mi persona: lo que soy
Por ser el punto de partida, hay varias sugerencias para que este aspecto penetre en la integralidad de lo que somos.

a) Gestando mi autobiografía
Se trata de partir de lo más cercano: mi persona, mi vida, mi historia. Para realizarlo proponemos algunas cuestiones.
- Preparado el ambiente, si es un grupo el que realiza la experiencia, cada cual piense en el mejor modo de concentrarse para escribir su autobiografía, de la forma más completa posible.
- Inicia, por eso, tu camino con algunos datos biográficos: lugar de nacimiento, datos familiares, estudios, experiencias religiosas, etc.
- Recuerda los momentos más felices y los más tristes de tu vida; los momentos más significativos.
- Habla de tu relación con tus padres, hermanos I hermanas, amigos I amigas, profesores I as, novio I novia, colegas de trabajo, compañeros las de comunidad, etc. ¿Cuáles son las personas que más han influencia do en tu vida?
- ¿Cuáles son para ti y cómo vives algunos de los valores fundamentales de la persona humana?
- Libertad: ¿Qué es para ti ser libre? ¿Te consideras libre? ¿Cómo? ¿Por qué?
- Sinceridad: ¿Te consideras sincero/a? ¿Por cuál razón?
- Responsabilidad: ¿Sabes asumir compromisos? ¿Otros deben recordártelos? ¿Sabes organizarte?
- Religiosidad: ¿Te consideras superficial o profundo/a? ¿Quién es Dios para ti? ¿Qué influencia tiene Dios en tu vida? ¿Qué espacio ocupa la oración en tu vida?
- Placer: ¿Te sientes satisfecho/a, completo/a, feliz con aquello que vives y haces?

b) Retornando la autobiografía
Recuerda tu historia personal a partir del relato que realizaste en tu autobiografía y medita algunas preguntas:
- ¿Qué marcas/huellas tengo en mi vida?
- ¿Cuáles son los momentos más felices? ¿y los más tristes?
- Elige a una persona de tu grupo o comunidad con quien tengas afinidad y confianza y comparte con ellas los descubrimientos que realizaste, las marcas o huellas que fuiste reconociendo en el camino de tu vida.
- Comparte comunitariamente y con tu acompañante y, después, ve pensando: ¿Qué sentimientos he experimentado en esta vivencia?

c) Mis relaciones
.Pinta o dibuja en una hoja de papel blanco tu "red", las relaciones que tienes y/o estableces con: tus padres, tus hermanos/as, amigos/as, profesores/as, novio/a, colegas de trabajo, etc.
- ¿Qué cuestionamientos y realidades te transmite tu dibujo?
- ¿Qué sensaciones te surgen?
- Comparte con tu comunidad y con tu acompañante tus sentimientos y aprendizajes.
- ¿Cómo está tu relación con el" mundo”, el" cosmos", la sociedad, la Iglesia, el otro?

d) Mis valores
- Anota la historia de tus deseos más profundos y más significativos, desde el momento que puedas recordar... Escríbelos.
- Medita, después, las siguientes preguntas:
- ¿Alguna vez vuelven a ti esos deseos? ¿Siguen presentes con la misma fuerza del principio?
- ¿Fueron cambiando? ¿Cuándo? ¿A razón de qué?
- ¿Qué nuevos deseos y sueños fueron surgiendo en tu vida?
- Comparte con una persona de tu comunidad y con tu acompañante tus sueños y sentimientos más profundos.

Mi esperanza: la sociedad que quiero
Una manera adecuada de ubicamos en la sociedad es seguir un buen esquema de análisis de coyuntura, que nos ayude a tomar decisiones personales ante la realidad social que vivimos. Proponemos una forma de visualizar la sociedad, procurando detectar los principales acontecimientos, describir los escenarios que se presentan, ver los actores que se desenvuelven en dichos escenarios y describir las relaciones de fuerza que se van manifestando.

a) Coyuntura y estructura2
En la construcción del Proyecto Personal de Vida existe la necesidad de que cada uno/a logre situarse: ¿Dónde vivo? ¿Cómo es la realidad en la que estoy inserto/a? ¿Cuáles son los cuestionamientos que me hace la realidad? ¿Cuáles son las principales características de la sociedad en la que vivo (en sus aspectos social, político, económico, cultural)? ¿Qué influencia tienen en mi propia vida?
Intentaremos, entonces, mirar los hechos de la realidad, analizando y buscando contextualizar y profundizar sus causas.

b) Acontecimientos
Son los hechos que adquieren un sentido especial para un país, para una clase social, un grupo social o una persona. Por ejemplo: un beso puede ser un hecho común, pero el beso de Judas es un acontecimiento.
Para el análisis de coyuntura, lo fundamental es analizar los acontecimientos y saber distinguirlos de los hechos, después jerarquizarlos de acuerdo a su importancia.
Es decir que, al analizar la coyuntura no vamos a tomar cualquier acontecimiento, sino aquellos más significativos para nuestro análisis. Esta selección de acontecimientos no es neutra, revela siempre la percepción que una sociedad, grupo social, clase o persona tienen de la realidad y de sí mismos.

c) Escenarios
Los escenarios son determinados espacios donde se desenvuelven las acciones de la trama social y política. El escenario se puede transformar de acuerdo con el desarrollo de la lucha social y/o política. Por ejemplo, en un contexto electoral tenemos varios escenarios: las internas partidarias, el estado, las empresas, los partidos políticos, etc.
Cada uno de estos escenarios presenta sus particularidades. Éstas son las que influencian el desarrollo de la lucha. Muchas veces, el hecho de cambiar de escenario es una condición importante de la transformación del proceso. Es importante, pues, saber identificar los escenarios donde se desarrollan las luchas y las particularidades de los diferentes escenarios.
La visualización de los escenarios es la forma concreta como se logra leer la realidad en la cual vivimos, la región donde estamos, la pastoral en la que estamos metidos, la
Iglesia que se presenta... Más que un ejercicio, es una manera de exigir de nosotros que tengamos una "postura social" más definida. Esto mismo es válido en el análisis de los actores y en la descripción de las relaciones de fuerza.

d) Actores
El actor es alguien que representa, que encarna un papel dentro de un conflicto, dentro de una trama de relaciones. Un individuo es un actor social cuando representa algo para la sociedad; cuando encarna una idea, una reivindicación, un proyecto, una denuncia. También pueden ser actores: una clase social, un grupo o institución social (sindicatos, partidos políticos, etc.), los medios de comunicación social, las ONGs, las Iglesias, etc.

e) Relaciones de fuerza.
Las clases sociales, los grupos, los diferentes actores sociales están en relación unos con otros. Esas relaciones pueden ser de confrontación, de coexistencia, de colaboración, de parálisis, que estarán siempre revelando una relación de fuerza, de dominio, de igualdad, de subordinación.
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2 Algunas definiciones: Coyuntura: momentos históricos específicos de una sociedad que dependen del modo como se combinan las propuestas, las intervenciones, las acciones, en fin, la voluntad política de los diferentes actores sociales, con las posibilidades ofrecidas por las respectivas bases objetivas de existencia.
Análisis de estructura: análisis de la historia viva, de la historia aconteciendo y teniendo en cuenta las estructuras y la historia pasadas.
Para poder reconocer las consecuencias concretas del análisis de la coyuntura es preciso percibir claramente la relación de fuerzas existentes en el objeto de análisis. Puede ser, por ejemplo, el capítulo de las clases sociales; del gobierno internacional, nacional y local; de la Iglesia amplia y local; de la Pastoral Juvenil general y local; incluso de la propia comunidad. Se trata de ubicarnos en un mundo que tiene ideologías, posiciones e intereses diferentes y descubrir qué se hace para conseguirlos o defenderlos.
A veces esa relación se revela a través de indicadores cuantitativos, es el caso de una elección: el número de votos indicará la relación de fuerzas entre partidos, grupos y clases sociales; otras veces necesitamos buscar formas para verificar la relación de fuerzas que son " menos visibles":
¿Cuál es la fuerza de un político o de un movimiento social?
¿Cómo medir aquello que no tiene registros cuantitativos?
Otra idea clave es que la relación de fuerzas no es inmutable, ella sufre transformaciones permanentemente, y es por eso que la política está tan llena de sorpresas.
La coyuntura, por lo tanto, es un trozo de algo en movimiento, es un momento del proceso. Los acontecimientos, las acciones desarrolladas por los actores sociales, generando una situación que defina la coyuntura, no se da en el vacío. Tienen relación con el pasado, con la historia, con las relaciones sociales, económicas y políticas establecidas a lo largo de un proceso.

f) Profundizando el tema de la coyuntura
Hay dos modos de leer la coyuntura:
- A partir de la situación o del punto de vista dominante.
- A partir de la óptica de los movimientos populares, de las clases subordinadas, de la oposición del poder dominante.
La finalidad del análisis de coyuntura es reordenar los elementos de la realidad, la situación dominante para mantener el funcionamiento del sistema, del régimen.
El análisis hecho a partir del poder dominante o hegemónico tiene como finalidad percibir la correlación de fuerzas que existe. Eso exigirá una postura personal, consciente, en el conflicto. Estamos elaborando un proyecto de vida donde las creencias teológicas y sociológicas necesitan encontrar su coherencia en la vida.
Otros elementos que deben ser considerados para realizar un análisis de coyuntura:
.Percibir el conjunto de fuerzas y problemas que están por detrás de los acontecimientos-
.Procurar descubrir las señales que apuntan a "lo nuevo", lo no acontecido, lo inédito.
.Ver el hilo conductor de los acontecimientos, es decir, descubrir e investigar las relaciones y encadenamientos, la lógica, las articulaciones, los sentidos comunes de los acontecimientos.
Escribir, aunque sintéticamente, la esperanza y la utopía social que nos dinamizan es muy importante. Estoy afirmando no solamente las esperanzas que me mueven, sino también las luchas concretas que consigo vislumbrar para definir el mundo que deseo construir. Es evidente que eso va madurando, pero hay principios orientadores que se volverán "marcos" en mis actitudes.
Nuestro concepto de la nueva sociedad tiene de fondo la afirmación de que el hombre y la mujer son capaces de oponer a las situaciones decepcionantes e injustas una fuerza contradictoria: la esperanza. Esperanza de que aquello que no es, puede ser y hacerse realidad. Por eso tenemos de base la convicción de que la nueva sociedad es un acontecimiento utópico que nos mueve a tener una imaginación creadora para tener en cuenta el futuro real, a partir de un presente capaz de ser transformado y mejorado. Asimismo esta convicción se enmarca en el acontecimiento del
Reino de Dios, en el cual alimentamos la esperanza de una sociedad fraterna, de paz, armonía social, participación justa y equitativa de todos los bienes producidos por el trabajo de todos/as.


Algunas pistas para la reflexión...
- ¿Cuáles son las principales características del modelo de sociedad en el que vivimos?
- ¿Cuáles son sus consecuencias sociales, políticas y económicas para el pueblo, principalmente para los más débiles, pobres/ empobrecidos?
- ¿Estas características se aproximan al sueño de la Nueva Sociedad que queremos?
- ¿Qué nuevos modelos de hombre y mujer queremos construir?
- ¿Qué principios reconozco y elijo como fundamentales para vivir y construir la nueva sociedad?
- ¿Qué actitudes necesito cultivar en mí para que la nueva sociedad sea posible? ¿Cuál es el sueño de sociedad que tengo? Procurar definirlo.

Mi credo: las certezas de mi vida
Todos vivimos un marco doctrinal básico. Se trata del fundamento trascendental: ¿Cuáles son las razones de mi vida? Queremos ayudar, de modo especial, a profundizar en la perspectiva cristocéntrica de nuestro proyecto de vida y, por eso, ofrecemos algunas sugerencias más fuertes en este aspecto.

a) El proyecto de Jesús
Es necesario, en este momento, profundizar la propuesta de Jesús, partiendo del conocimiento de su realidad a través del contacto con la Palabra. Será necesario entonces percibir cuál era la realidad en la que Jesús estaba inserto económica, social, política, ideológica y culturalmente. Se trata de comprender el contexto histórico y la acción concreta de Jesús, percibir cuáles son las interpelaciones, las enseñanzas, las exigencias de transformación que el seguimiento de Jesús nos impone. Éste es el momento de la exégesis, de las interpretaciones, de las repercusiones de la Palabra en nuestra propia vida.

b) Conocer a Jesús desde el Evangelio de Marcos
Proponemos realizar, como primer paso, una lectura de todo el Evangelio de Marcos (capítulos 1 a 16). El contacto inicial con el texto debe ser desarmado de pretensiones de interpretación o de responder a preguntas. El objetivo es solamente realizar una lectura corrida, para tener una visión global.
En un segundo momento proponemos realizar una nueva lectura del texto como producto histórico cultural, observando las puntualizaciones y aspectos: económico, social, político y cultural- ideológico. Se sugiere ir anotando las reflexiones y descubrimientos, para volver sobre ellos para profundizarlos y enriquecerlos.

c) Algunas pistas para la interiorización y el análisis:
Lo económico:
- ¿Cómo vivía el pueblo de Jesús? ¿Qué producía? ¿Cómo era el modo de producción?
- ¿Cuáles eran los medios de producción de aquel tiempo? ¿A quién pertenecían esos medios?
- ¿Cuáles son las profesiones que aparecen en el relato evangélico?
- ¿Cuál es el problema económico básico que aparece?

Lo social:
- ¿Cómo aparece la división de clases o de grupos sociales?
- ¿Cómo son las relaciones entre las personas (justas o injustas)?
- ¿Cómo aparecen las relaciones entre las clases y grupos sociales?
- ¿Cómo aparece el bienestar o malestar social?
- ¿Cuál es el problema social básico que aparece?


Lo político:
- ¿Qué instituciones de poder oficial aparecen (gobierno, jueces, militares...)?
- ¿Cómo aparece el poder dentro de la sociedad civil (líderes, partidos, asociaciones...)?
- ¿Quién ejerce el poder? ¿Cómo es ejercido ese poder?
- ¿Cuál es el problema político básico que aparece?

Lo cultural-ideológico:
- ¿Quiénes son discriminados! marginados en el tiempo de Jesús? ¿Por qué son discriminados y excluidos?
- ¿Cuáles son las prácticas religiosas del pueblo?
- ¿Cómo aparece la influencia de la religión?
- ¿Qué significado tiene todo eso para mí?

d) Jesús, un proyecto de amor encarnado
La pregunta fundamental del Señor: II ¿y tú quién dices que soy?,1 (Mt 16,15), se dirige permanentemente a la juventud. La verdad sobre Jesús necesita ser reconocida por los/as jóvenes cristianos/as y estar acompañada por el seguimiento y el compromiso con su Proyecto Liberador y con la construcción de la Civilización del Amor.

e) Conocer a Jesús desde la imagen que tenemos
Te sugerimos recuperar la imagen de Jesús que vive en la memoria de nuestro pueblo. Que te acerques a diferentes personas y compartas y preguntes:
- ¿Quién es Jesús?
- ¿Qué dicen las personas sobre Él?
- ¿Qué historia cuenta la gente sobre Jesús?
- ¿En cuáles situaciones el pueblo recurre a Jesús?
- ¿Cuál es la imagen que tú tenías antes de Jesús?
- ¿Cuál es la imagen de Jesús que tienes en este momento?

f) Conocer a Jesús revisitando el Evangelio con nuevas preguntas
Te proponemos, ahora, realizar una nueva lectura del
Evangelio de Marcos y que vayas respondiendo y analizando las siguientes cuestiones:

Experiencia Pedagógica;
- ¿Cómo se relaciona Jesús con los marginados y excluidos de su tiempo: mujeres, niños, enfermos (leprosos, hemorroisa...), extranjeros, publicanos, prostitutas, pecadores...?
- ¿Cuál es el llamado que Jesús hace a los pobres?
- ¿Cómo se revela la humanidad de Jesús, sus sentimientos?
- ¿Cómo se relaciona Jesús con el Padre?
- ¿Cómo se relacionaba Jesús con los poderosos de su época: fariseos, doctores de la ley, escribas, saduceos, autoridades (gobierno, religión...)...?
- ¿Cuál es el llamado de Jesús a los ricos y poderosos?
- ¿Cómo se posicionan los poderosos con relación a Jesús?
- ¿Cuáles son las consecuencias de la acción y posiciones asumidas por Jesús y sus discípulos?
- ¿Cómo asumo yo, en mi vida, el Proyecto de Cristo? ¿Cómo me puedo comprometer de forma radical con la propuesta liberadora de Cristo?
- ¿Cómo puedo transparentar y traducir esa propuesta en mi Proyecto de Vida?
Jesucristo es el verbo Encarnado que revela el Misterio de Dios y de la propia persona. Jesús de Nazaret es el "Hombre Nuevo", diferente, perfecto. El hombre del modo que
Dios siempre lo soñó. "Se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14).

Él no se apegó a su condición divina, se negó a sí mismo y asumió la condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres (Flp. 2,7).

Siendo pobre, asume un proyecto de liberación de los/as marginados y excluidos, y consecuentemente, denuncia todo aquello que disminuye o amenaza la vida.

a) Apuntes para la profundización sobre Jesús y su vida
Jesús resumió su vida en tomo a dos objetivos: reconciliar a toda la humanidad con el Padre y reunir a los hombres y mujeres en una comunidad de hermanos/as.

El primer objetivo: Reconciliar a toda la humanidad con el Padre

Jesús no se cansaba de hablar de su Padre, de nuestro Padre. En sus palabras y en sus acciones concretas con los simples, los pobres, los sufrientes, las mujeres, los niños y también con los poderosos, Jesús revela cómo es el Padre y cómo Él nos ama: "Quien me ve a mí, ve a mi Padre" (Jn 12,45). Nos enseña también que la reconciliación con el
Padre pasa necesariamente por la aceptación de Él: "Nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14,6).
¿Por qué Jesús habla tanto de su Padre y nuestro Padre?

- Porque Él ama a su Padre: "Mi Padre y yo somos uno" (Jn 10,30).
- Para acercamos al Padre y dejamos reconciliar con Él.
- Porque ningún proyecto histórico que ignore o reniegue de la aceptación y la relación filial con el Padre es capaz de establecer relaciones de libertad, de justicia, de fraternidad y de igualdad entre los ciudadanos/as, sino por el contrario va a vivir desde la discriminación y la opresión.

El segundo objetivo: reunir a todos los hombres y mujeres en una sola familia, en un solo pueblo, en una sola comunidad de hermanos y amigos
Amense unos a otros como yo los amé (Jn 15,12).
Ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús (Ga 3,28).

Jesucristo rescata la dimensión totalizante de la persona humana, superando la división dualista. Jesús consagra el valor de la persona humana y asume en su cuerpo la plenitud de la grandeza humana. Podemos constatar esto en los siguientes textos bíblicos: Mt. 12, 1- 8; o bien de que la persona está por encima de la ley: Mt 12,9-14; Mt 15,21-28; Mt 15,29; Jn 1,36-39; Mt 25,31-46; Jn 8,1-11; Jn 4,5-26; Ef 4,22-24~ Mt 9,11-13.

Jesús se lanza ala construcción de la humanidad, no al nivel de los ricos y poderosos, sino uniéndose a los pobres y enfermos. Exigió que los ricos usaran sus bienes como ex- presión de amistad y amor a los necesitados. Planteó a los poderosos el ejercicio del poder como servicio.
Jesús concentró su vida, sus afectos, sus energías, en la realización de sus objetivos. Es realmente el mayor ideal de vida que alguien se puede proponer. Imaginemos cuánto habrá vibrado, con qué ardor habrá deseado que la humanidad viviese finalmente en paz, todos como amigos, iguales y hermanos de verdad.
La Muerte y la Resurrección de Jesús son para nosotros esperanza y certeza de que el Reino vencerá a la injusticia y de que la Vida, y no la muerte, tiene la última palabra. La
Resurrección de Jesús nos da la certeza de que El continúa en la historia y de que la cruz no es el fin. Del encuentro permanente con el Resucitado en la Eucaristía, en la Palabra y en la Oración, en la Comunidad y en la Historia, nos viene la fuerza y la esperanza para seguir luchando y construyendo un mundo nuevo hasta que Él venga.
- ¿Cómo asumo estos dos objetivos de Jesús en mi vida?
- ¿Cómo es mi relación con Dios Padre?
- ¿Cómo está mi encuentro personal con Jesucristo Resucitado?
- ¿Cómo vivo el amor fraterno que Jesús apremia?
- ¿Cómo contribuyo en la construcción de ese mundo nuevo que Jesús predicó? ¿Qué valores puedo aportar?

La misión que me toca:
ser Iglesia en el mundo
Es importante estudiar y conocer a la Iglesia para amarla como Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo, reconociendo en ella flaquezas y fallas, para poder entonces asumir consciente y comprometidamente su misión en el mundo. La reflexión sobre la Iglesia debemos realizarla no desde la postura de quien está " afuera" y no forma parte de la Iglesia, sino reconociéndonos parte del Pueblo de Dios, parte de la Iglesia.
Pero... ¿Qué es la Iglesia? Aunque lográramos reunir todas las características que definen el perfil de la Iglesia, sabríamos que ella es todo eso y mucho más que eso, porque siendo Pueblo de Dios, siendo de Cristo, es imposible agotar su comprensión, ya que tendríamos que cerrar o agotar el conocimiento del mismo Jesús.

a) La Iglesia es
- Pueblo de Dios, comunidad de fe, esperanza y caridad.
- Signo y sacramento de la presencia salvadora y liberadora de Cristo dentro de su pueblo.
- Misión actualizada de Cristo en el hoy de la historia de la humanidad.
La Iglesia es pueblo de Dios, formado por todos los hombres y mujeres que creen en Jesús, esperan la realización de sus promesas y que, sabiendo que son hijos amados por Cristo hasta el extremo (Jn 13,1) se reúnen en comunidades vivas, hermanadas por la Palabra de Dios, por el amor fraterno, por la comunión en el Cuerpo Eucarístico de Cristo, en la oración, en el compartir los bienes con los pobres y necesitados, en la convivencia simple y alegre, tanto en las iglesias como en los encuentros en las casas
(Hch 2,42-47).
La Iglesia es signo visible, sacramento de acción y presencia salvadora y liberad hora de Cristo dentro de su pueblo. En la medida en que la Iglesia es el espacio en que los pobres se sienten acogidos en su casa, como pueblo amado en Cristo por el Padre, ella realiza la parábola de Cristo (Lc 14,15-24), en la que nos pide que busquemos y recojamos " a los pobres, los alejados, los ciegos, los mancos" para que ocupen un lugar en la sala del banquete del Reino.
La Iglesia, siendo la comunidad de los pobres (Lc 10,21), cumple con el mandato de Cristo: "Ustedes recibieron la fuerza del Espíritu Santo para ser mis testigos" en todas las regiones del mundo (Hch 1,8), y es, efectivamente, signo y sacramento de la presencia amorosa y del amor actuante de Jesús, convocando, reuniendo y liberando a su pueblo a través de la vida y de la acción de aquellos que creen en Él.

b) La misi6n de la Iglesia
La Iglesia tiene por excelencia una misión evangelizadora: "Yayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos..." (Mt 28,19). El apóstol Pablo, uno de los mayores militantes del Reino de Dios proclamados por Jesús, llegó a exclamar: " ¡A y de mí si no anunciara el Evangelio!"
(1 Co 9,16). Jesús confía ala Iglesia su propia misión, aquella que el Padre le confiara a El, de impregnar la historia de la humanidad con los trazos de su proyecto, mediante el anuncio, la acción, el testimonio de vida y la denuncia de las falsas propuestas de solución defendidas por el mundo.
Como Iglesia, la juventud tiene una misión especial.
Como afirman los obispos en Medellin: "La juventud es el símbolo de la Iglesia, llamada a una constante renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento"
(Medellín 5,12). Por eso esta misma juventud debe profundizar el conocimiento y sentido de pertenencia a la Iglesia, liberadora y profética, y fortalecer su amor y compromiso de renovarla constantemente.

c) Profundizando algunos aspectos
- ¿Cómo vemos a la Iglesia?
- ¿Qué límites, tendencias y desafíos nos presenta?
- ¿Qué características de la Iglesia podemos reconocer en nuestra experiencia comunitaria?
- ¿Cómo influyen en nuestra vida, en la comunidad y en la sociedad los diferentes modelos de Iglesia?
- ¿Qué Iglesia quiero? ¿Cuáles serían sus características fundamentales?
- ¿Qué necesito reforzar y rever en mis acciones y actitudes en cuanto miembro de la Iglesia? ¿Qué tendencias debo reforzar? ¿Cuáles cambiar?
- ¿Qué puedo hacer en mi comunidad para construir una Nueva Iglesia- Pueblo-Comunidad?
- ¿Cuál es la misión que la Iglesia debe asumir frente a los nuevos desafíos de la realidad?
- ¿Cuál es la misión de los cristianos en la construcción de una sociedad justa y fraterna?
- ¿Qué relación encuentro entre la fe y el compromiso social (político, económico, cultural, etc.)? ¿Qué desafíos se me presentan en este sentido?

Mi camino: elaborando mi proyecto
Casi todo militante vive una vida agitada y con expectativas de realizar sus sueños y deseos, para proyectarse en nuevos horizontes. Este Proyecto personal de Vida elaborado deberá estar abierto a los cambios, alas adaptaciones, en la medida que vayan surgiendo situaciones nuevas. Él nos obliga a tomamos la vida en serio y nos hace encontrar en un proceso de autenticidad y crecimiento personal. Hay que prever, por eso, momentos concretos de evaluación (reformulación, readaptación, maduración...) del proyecto de vida.
Lo principal del proyecto de vida es que las decisiones tomadas y reflexionadas nos lleven a una mejor y más llena realización personal, a partir de nuestro compromiso en la lucha por una nueva vida. Cuando una constructora a va a realizar una calle, comienza colocando las marcas o cordones que sirven de puntos de referencia para saber por dónde va a pasar la calle. Como constructores de nueva vida, también nosotros debemos colocar "las marcas o cordones" para orientar nuestra acción. Es preciso entonces, redescubrir y reanimar en nosotros, los motivos de nuestra vida y las prioridades que buscamos. Es preciso reflexionar siempre sobre todo lo que estamos haciendo.
Nuestro Proyecto de Vida debe ser escrito, aprovechando los recursos que tenemos, con una profunda simpleza e interioridad. Nos ayudan las siguientes orientaciones:
- Redactarlo con claridad.
- Retomar las reflexiones y anotaciones hechas a lo largo del proceso.
- Procurar concretizar bien lo que se propone.
- Sintetizar las ideas en pocas líneas-
- Confrontarlo siempre con la realidad en la que uno está actuando-
- Procurar que sea muy concreto, madurando estrategias que sean de corto, mediano y largo plazo.
- Incluir todas las dimensiones de la persona humana.
La elaboración del proyecto de vida es algo muy personal. Pero es recomendable que no se haga solo. Debe buscarse y solicitar la ayuda de unja acompañante (una animador/a, psicólogo/a, amigo/a, religioso/a, sacerdote, adulto/a...). Alguien que sea de nuestra confianza.
El Proyecto elaborado necesita prever, también, la forma como será evaluado. Es un proyecto que debe respetarse, que debe defenderse. Hay aspectos que nunca cambiarán; otros exigirán adaptación, pero una adaptación reflexionada con mucha seriedad.


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