23 de noviembre de 2007

EL PROYECTO DE VIDA COMO UN PROCESO:

EL PROYECTO DE VIDA COMO UN PROCESO:
PLANEANDO EL CAMINO VOCACIONAL

El asunto no está en la llegada ni en la partida; está en la travesía.
Joáo Guimaráes Rosa

En el prólogo nos preguntábamos sobre lo que convendría reflexionar, en estos momeritos, en nuestra Pastoral Juvenil. En la parte histórica descubríamos que la discusión sobre "militancia", "vocacionalidad" y "proyecto de vida" han estado con la Pastoral Juvenil desde hace mucho tiempo, probablemente, desde las intuiciones iniciales. El rescate de los horizontes y desafíos comprueban que existe un espíritu comunitario, un mismo sentir; y la definición de los principios orientadores es, de hecho, la encarnación de una mística.

Queda evidente que estamos frente aun " proceso". La Militancia es un proceso. La Vocacionalidad y el Proyecto de Vida son parte del mismo proceso. Queremos abordar todo esto de manera dinámica y complementaria, especialmente a partir del Proyecto de Vida. Por eso queremos mirar el Proyecto de Vida como proceso y como instrumento. En el presente capítulo nos aproximaremos al Proyecto de Vida como proceso y, en el siguiente, como instrumento que resulta de una experiencia pedagógica de acompañamiento en la Pastoral Juvenil. El proyecto de vida es resultado de un camino hecho y que se va haciendo.

Para comprender el Proyecto de Vida como proceso consideramos importante:

a) Partir de las opciones pedagógicas, profundizando en cada una de ellas. Las opciones pedagógicas encierran la posibilidad de la vivencia de un proceso integral de maduración humana, de una pedagogía, de una manera de mirar el mundo y de vivir la fe. En esa perspectiva retomamos las opciones pedagógicas, insistiendo, de modo especial, en la Formación Integral con sus dimensiones y procesos.
b) Entender que todo esto exige planeación. Hay una postura de vida enmarcada por la planeación. La educación en la fe es una meta, un punto claro de llegada, pero supone pasos que pueden ser " previstos" en un diseño pedagógico. Intentaremos describir cómo eso se da en una dinámica que -tal vez conocida- necesita ser revitalizada.
c) Mostrar que la Militancia es, de cierta forma, resultado del Proceso de Educación en la Fe, pero un resultado que necesita cuidados y reinicios. Nuestro deseo es ir descubriendo cómo se da la construcción procesual de la Vocacionalidad, del Proyecto de Vida y de la Militancia, llegando a puntos concretos y siempre dinámicos.

En definitiva, se quiere y se busca una Pastoral Juvenil que acompañe a los y las jóvenes en su proceso personal y grupal de crecimiento, en el descubrimiento de su vocación, en el discernimiento y realización de su proyecto de vida y en la concretización de su compromiso militante.

Las opciones pedagógicas de la Pastoral Juvenil
El camino recorrido por la Pastoral Juvenil Latinoamericana, en cada uno de los países, en el acompañamiento de los grupos y de los/as jóvenes, fue madurando, desde una práctica reflexionada, en la comprensión de las opciones pedagógicas de la Pastoral Juvenil. De modo muy especial, la comprensión de la Formación Integral con sus varias dimensiones y sus Procesos de Educación en la Fe.

Esta comprensión de las opciones pedagógicas va indicando que ellas son una invitación a los/as Jóvenes para vivir un estilo de vida marcado por el seguimiento de Jesús y por la experiencia comunitaria, que los capacita en la tarea de construir redes y de ser multiplicadores de otras experiencias de vida grupal.

Las opciones pedagógicas explicitadas en el libro II Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" se convierten en II orientaciones" indispensables para nuestra práctica pedagógica. Son "herramientas pedagógicas" que contienen aspectos fundamentales de nuestra manera de comprender la evangelización juvenil. Estos aspectos se fueron construyendo a lo largo del camino histórico de la Pastoral Juvenil Latinoamericana y fueron asumidos, progresivamente, por todos los países. Conforman nuestro II credo pedagógico". Aquello que creemos vital, fundamental, innegociable ya lo que no podemos renunciar si queremos ser coherentes en la evangelización del mundo juvenil.

En "Civilización del Amor, Tarea y Esperanza"[1] se señalan cinco opciones que guardan entre sí una unidad y una lógica interna indisoluble, volviéndose, sin duda, un material propio para establecer los horizontes del camino vocacional en la Pastoral Juvenil.

Reafirmando estas cinco opciones pedagógicas, pro- ponemos aquí otra lógica de organización de estas "orientaciones pastorales”, invitando a todos/as a una profundización de cada una de ellas. Nos atrevemos a suscitar algunas reflexiones con textos y/o conceptos que exigen, de parte de todos/as, un mayor análisis. Como ya hemos afirmado, daremos una especial atención a la "Formación Integral", sin olvidarnos que todas las opciones pedagógicas se complementan entre sí.

La Formación Integral:
Dimensiones y Procesos

La Formación Integral es la primera opción pedagógica que deseamos retomar.
Seguimos, en este punto, un texto intitulado "Formación Integral: sus dimensiones y procesos"; escrito por el P. Florisvaldo Saurim Orlando, uno de los mejores teóricos sobre esta materia.

Dimensiones de la Formación Integral
La Pastoral Juvenil quiere desarrollar con los/las jóvenes un Proceso de Formación Integral: Ayudarlos a SER plenamente aquello a lo que son llamados. En su visión, ellos son llamados a ser persona, "imagen de Dios", según el modelo que es Jesucristo: libre, fraterno, creativo, sujeto de la historia...

Creada por don gratuito de Dios, la persona humana tanto más se realizará, cuanto más se entregue a Dios ya los otros; del mismo modo como Dios hizo al mundo y se entregó a él. Para entregarse es necesario descubrirse y poseerse. Para descubrirse, es preciso relacionarse, comunicarse, convivir. Supone, también, el descubrimiento del otro. Donarse y amar; y amar, con hechos, implica hacer, construir. El hacer eficaz supone el saber " cómo" y el situarse, o sea, conocer y asumir la comunidad y la historia Concreta en que se está inserto, no huyendo del Compromiso con ella. Es preciso por otro lado, transcenderse a sí mismo y a la historia, para encontrar su origen y su fin.

A todo esto el hombre y la mujer se sienten inclinados y llamados:

- Ser / Poseerse / Donarse en el amor
- Convivir / Comunicarse
- Situarse / Comprometerse históricamente
- Hacer / Construir
- Transcenderse

Los/as jóvenes Son "individuos y personas”, "seres SOdales", "políticos", "abiertos a lo Absoluto", "creativos y creadores" .Buscan responder existencialmente a preguntas fundamentales: ¿Quién Soy yo? ¿Quién es el otro? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿de dónde vengo y por qué existo? ¿Cómo hacer?
Estas preguntas y características Corresponden a distintas dimensiones de su ser. Dimensiones éstas, apenas, pedagógicamente separables, pues están entrelazadas en la misteriosa unidad del ser-persona. Esas dimensiones Son:
- Dimensión Psico-afectiva
- Dimensión Social (y cultural)
- Dimensión Política
- Dimensión Mística (o teologal)
- Dimensión Técnica (o metodológica).

La persona humana nunca está lista y acabada. Menos aún el cristiano, que se sabe llamado a ser "perfecto como el Padre Celestial es perfecto" (Mt 5,48). Hay una tarea permanente de realizarse hasta que alcancemos II el estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo" (Ef 4,13). Es una tarea de formación de la propia persona como proceso permanente. Esa formación debe responder a cada una de las dimensiones que conforman al ser humano, para que llegue a desarrollarse integralmente como tal.
Para que la formación que la Pastoral Juvenil quiere ofrecer a los/as jóvenes sea verdaderamente integral, debe procurar abarcar a todo el joven, ayudándolo a integrar su persona en una unidad que le permita ir construyendo y realizando su proyecto de vida.
La Pastoral Juvenil quiere favorecer procesos de desarrollo integral de la persona del joven. Eso implica, pedagógicamente, trabajar cada una de las dimensiones de la persona. Esta tarea no es fácil y no siempre ha sido realizada felizmente, especialmente por ciertos tipos de grupos y "movimientos" que reducían su acción a una o dos de las dimensiones. Una visión estrecha del ser humano y de la acción pastoral condujo frecuentemente al psicologismo o al espiritualismo. Una reacción comprensible llevó a ciertos grupos a fijarse en la dimensión política, social o técnica, dejando en segundo plano cuestiones como la afectividad y la espiritualidad. Nos sorprendemos, por tal razón, a veces, al encontrarnos con "militantes empeñados en la lucha política por la causa del Reino", pero afectivamente inmaduros e incapaces de enfrentar los conflictos. También encontrarnos "líderes", jóvenes o adultos, "piadosos y bonachones", pero sin ningún sentido crítico y sin ningún compromiso con la transformación de la realidad. Otras veces, observamos jóvenes equilibrados/as, imbuidos/as de una fe admirable y de un deseo entusiasta de servir, pero sin capacitación técnica, faltándole una metodología adecuada.

Felizmente, la Pastoral Juvenil, en su proceso de madurez, favorecido por los encuentros de evaluación y por la sistematización de experiencias de los últimos años, viene superando progresivamente esas dificultades. Percibimos que, hoy, hay más claridad en cuanto al" deber ser'. El esfuerzo, en este momento, es el de desarrollar y acompañar esos procesos en las diversas etapas o momentos que van viviendo los grupos.
Pasamos a indicar, resumidamente, los procesos formativos vividos para la atención de cada dimensión.

Procesos de la Formación Integral II
Personalización

Corresponde a la dimensión psico-afectiva. Es una constante búsqueda de respuestas -no especulativas, sino existenciales- a la pregunta: " ¿Quién soy yo?". Es el esfuerzo de volverse persona: descubrirse, poseerse, entregarse. No son pasos cronológicos, sino cíclicos: en la medida en que me conozco, tengo en las manos lo que puedo entregar a los/as demás como don de mí mismo. La máxima evangélica " amar al prójimo como a sí mismo" parece suponer esto.

El proceso de personalización, por lo tanto, incluye:

Autoconocimiento: Descubrimiento de los propios intereses, aspiraciones, historia, derechos, valores, sentimientos y también limitaciones y defectos.

Autocrítica: Revisión personal y búsqueda permanente de superación por el cambio de actitudes y desarrollo de valores que den más fuerza aun estilo de vida nueva, que sea testimonio del ideal propuesto -coherencia de vida. –

Autovaloración: Descubrimiento de la dignidad personal, autoestima y actuación como sujeto libre.

Autorrealización: Sentirse amado y capaz de amar en una línea que no sea de pose; ternura y jovialidad; saberse constructor del propio futuro -opción vocacional y profesional.

La relación familiar, la sexualidad, la búsqueda de amistad y el discernimiento vocacional son cuestiones fundamentales en la vida de los/as jóvenes, directamente relacionados con el proceso de personalización. La formación no puede dejar de darles importancia.

Integración
Corresponde a la dimensión psico-social. Es la capacidad de descubrir al otro que, en nuestro contexto de grupo cristiano, es el hermano que queremos conocer, con quien deseamos comunicarnos y establecer una relación profunda.
En el caso de la Pastoral Juvenil, que opta por el grupo como experiencia pedagógica principal de su propuesta evangelizadora, el proceso de integración es, antes de todo, un proceso que lleva a la cohesión grupal. De jóvenes desconocidos/as entre sí, o con una relación secundaria, llegar a establecer una relación interpersonal profunda. Esa experiencia servirá de base para una integración crítica en una comunidad mayor.
El proceso de integración grupal se inicia por la superación de los bloqueos en la comunicación, que establece un camino de conocimiento del otro, generando el afecto. Esta comunicación y este conocimiento, en un clima de amistad, posibilitan la sana confrontación de ideas y dones que se complementan generando cooperación. Tiene su punto culminante en la comunión.
La dinámica de integración busca, así, pasar del simple encuentro o reunión a la conformación del Grupo, el Equipo, la Comunidad. La integración precisa ser experimentada a nivel del grupo, pero se repite también en el nivel más amplio de la convivencia social, como parte de una comunidad y de un pueblo.
La dimensión cultural de la vida tiene, aquí, un lugar especial. Conocer, rescatar, confrontar valores y asumir los aspectos positivos de la propia cultura es condición para crear identidad social y favorecer la comunión, el espíritu comunitario y la cooperación creativa.

Evangelización
Corresponde a la dimensión mística (o teológica-teologal). Es un proceso de "educación de la fe" que, aunque es un don de Dios, también requiere la mediación humana (Rm 10,14). Y, además de creer, es necesario estar "siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza" (1 P 3,15).
La dimensión mística de la persona es suficientemente comprensible por las palabras del salmista (Sal 42,2; 63,1) y por la clásica expresión de san Agustín: "Me hiciste para Ti, Señor, y mi corazón no descansa en tanto no repose en Ti"
Toda persona indaga sobre su origen y destino, sobre el sentido de su existencia. La pregunta " ¿para qué existo?" sólo encuentra su plena respuesta en Dios. El joven, tal vez más que nadie, por encontrarse en una situación de búsqueda y opción, siente esta sed de Dios y lo busca de innumerables maneras.
La deficiente catequesis recibida en la infancia y la falta de apoyo familiar y eclesial para el desarrollo de su vivencia cristiana generan un vacío que necesita ser llenado.
La gran mayoría de nuestros/as jóvenes está entre la vivencia acomodada de un " catolicismo sociológico" (recibido por simple herencia cultural), la indiferencia o la búsqueda de una respuesta personal.
Es común desconocer ese hecho y partir del principio de que "somos cristianos", esperando o exigiendo de los/as jóvenes que ingresan en un grupo, compromisos que son incapaces de asumir. No se desarrolla un proceso creciente de educación en la fe, o porque se queman etapas o porque se permanece siempre en el infantilismo religioso.
El proceso de evangelización (o de re-evangelización, como prefieren llamarlo algunos) consiste en ayudar al joven a

experimentar y asumir a Dios como absoluto de su vida personal y de la Historia, que se revela y salva en Jesucristo, ya conocer y vivir los contenidos de la fe como opción personal, expresada en la adhesión de vida en una comunidad eclesial y en el servicio liberador a los hermanos.

Nadie llega al compromiso cristiano sino por pasos.
Los pasos de este proceso de evangelización son descritos por Pablo VI en Evangelii Nuntiandi (nn. 21-24). En el caso de la Pastoral Juvenil, el proceso comprende:

Pre-evangelización:
Preparar el terreno, creando las condiciones para la acogida del mensaje salvador. Implica sensibilizar e inquietar: tomar conciencia de la propia situación ("de propia indigencia") y del mal en la sociedad y de la consecuente necesidad de salvación. Implica, además, desmitificar imágenes falsas de Dios y de la Iglesia, cristalizadas en la infancia, cuestionar la superficialidad de su fe y despertar la admiración y el deseo de iniciar un camino en grupo para su crecimiento en la fe.

Re-evangelización:
El anuncio de Jesucristo y, especialmente, la explicitación de ese anuncio, mediante una catequesis adecuada (que lleve al descubrimiento de la verdad sobre Jesucristo, la Iglesia y el Hombre). Ese paso debe llevar a una primera conversión que se manifiesta en el cambio de mentalidad y de vida, en la adhesión a Cristo liberador y su Reino y en la conciencia de ser Iglesia, optando por seguir a Cristo en la comunidad"
(EN 21-22).

Iniciación en la Comunidad de Fe:
- Se trata de profundizar, manifestar y celebrar, comunitariamente, la primera conversión de manera más madura y participativa (EN 23). El joven manifiesta que es Iglesia y madura el sentido de serio en tres campos, a saber:

Catequético:
Profundizando gradualmente en el misterio de Cristo y su Iglesia, a través de temas catequéticos, comprendiendo siempre más los contenidos de la fe y dando razón de ésta a los/as demás.
Litúrgico:
Celebrando con su pueblo los momentos litúrgicos fuertes, especialmente en loS sacramentos que el joven va descubriendo relacionados con la vida.
Profético:
Confrontando la vida personal y social con el Evangelio; asumiendo el anuncio y la denuncia proféticos y la acción solidaria con los/as pobres.

Compromiso apostólico:
Iniciado, progresivamente, especialmente en el paso anterior, la persona expresa una plena inserción en la Iglesia y en el servicio al mundo, como fruto de una actitud de búsqueda de la voluntad del Padre, al estilo de Jesús.
Supone recordar el camino recorrido como Éxodo y Pascua y un proceso de discernimiento vocacional.
Ese compromiso será vivenciado en el Compromiso Laical, en la Vida Religiosa o en un Ministerio Ordenado. El primero, en los diversos ministerios laicales dentro de la Comunidad Eclesial o en el servicio profético dentro de los organismos intermedios de la sociedad (EN 24).

Concientización
Corresponde a la dimensión política y busca responder a las preguntas II ¿Dónde estoy? y ¿qué hago aquí?" .Se trata de ayudar al joven a descubrir el mundo donde vive y su lugar en él, como sujeto de la historia. Se quiere, como afirma Puebla, "formar a los jóvenes de un modo gradual para la acción socio-política y el cambio de estructuras..."
(Puebla 1196).
Incluye el fomento del sentido crítico y la capacidad de analizar la realidad; el discernimiento de las diferentes ideologías y el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia. Implica ayudar al joven a integrar su dimensión de fe con el compromiso sociopolítico2.
Constatamos serias dificultades en la atención de este proceso. Innumerables grupos, movimientos y agentes de Pastoral lo desprecian completamente. Los/as propios/as jóvenes, anestesiados/as por el sistema dominante, en general no demuestran interés. Es verdad que no todos los/as jóvenes son iguales hay diferencias y muchos/as jóvenes buscan la Pastoral juvenil, justamente por su inquietud social. Donde se verifica la preocupación por atender esta dimensión ha sido común el riesgo de la "quema de etapas", especialmente por la falta de paciencia y pedagogía de los más avanzados.
El proceso de concientización, como todos los demás, (se da por pasos que necesitan ser tomados en cuenta. Estos pasos parecen ser:

Sensibilización:
La mayoría de los/as jóvenes (especialmente los/as adolescentes) que llega a los grupos posee una conciencia ingenua y desinformada y está encerrada en el mundo de sus conflictos personales. Es necesario, antes que todo, romper ese círculo cerrado y llevar al descubrimiento del problema social. Ese descubrimiento se da, inicialmente, al nivel de sensibilización: el joven comienza apercibir los hechos ya tomar actitudes de compasión y solidaridad (manifestadas, a veces, por acciones asistencialistas). Aunque muchos/as jóvenes y grupos no pasan por ella, esta fase no puede ser des- preciada por los asesores, cuando es verificada en el grupo. Debe ser superada progresivamente.

Concientización:
Una pedagogía adecuada partirá de las actitudes de compasión y de las pequeñas acciones (así sean asistencialistas) de los/as jóvenes, para llevarlos al descubrimiento de las causas estructurales ya la realización de acciones siempre más transformadoras.
Ese descubrimiento representa un salto cualitativo de la conciencia ingenua a la conciencia crítica, lo cual exige tiempo.
Debe partir de las necesidades sentidas, de la realidad percibida y de las acciones realizadas. Mediante la revisión de esa acción y de su marco teórico implícito, con la ayuda de la mediación teórica de las ciencias humanas, el joven va tomando conciencia de la estructura social. A esto contribuye especialmente la formación teórica, mediante actividades complementarias (cursos, seminarios, lecturas) y la participación en los movimientos populares.

Organización-Movilización:
El proceso de concientización tiene como ápice el compromiso en la acción organizada del pueblo para la transformación de la sociedad. O la creación de organizaciones que se movilizan en esa dirección. La importancia de la organización y de la acción organizada es sentida como consecuencia de los descubrimientos realizados.
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2 Cfr. CONFERENCIA NACIONAL DOS BISPOS DE BRASIL, Pastoral da Juventude no Brasil, Colcáo Estudos No.44, No.55.
Capacitación técnica

Corresponde a la dimensión técnica del hombre y de la mujer. Intenta responder a la pregunta " ¿cómo hacer?".
Gran parte de las dificultades de los grupos de jóvenes provienen de la falta de capacitación técnica y metodológica de sus líderes para hacer acontecer el proceso de formación dentro de sus grupos. y gran parte de las crisis de las organizaciones populares tienen su origen también en la falta de capacitación de sus agentes -entre ellos los militantes cristianos- en la definición y coordinación de las estrategias de acción.

Todos se preguntan cómo hacer.
La formación integral pretendida por la Pastoral Juvenil debe, por tanto, responder también a esta pregunta, pues no basta tener sólo un gran objetivo o un gran ideal.
Es necesaria la capacitación técnica y metodológica para realizarlo.
Cuando pensamos el proceso de capacitación técnica del joven, dentro de la Pastoral Juvenil, entendemos:
- Capacitación técnica de los participantes de los grupos de iniciación y de los coordinadores, asesores y militantes, en la planeación, ejecución y revisión de la acción.
- Capacitación técnica en vista de un proyecto político. La capacitación técnica está en función de la transformación de la realidad y de la construcción de una nueva sociedad. Quiere formar líderes para la militancia en los movimientos y organizaciones populares de transformación social, con una práctica democrática y participativa.
- Capacitación técnica en vista de un proyecto de Pastoral Juvenil. La Pastoral Juvenil necesita preocuparse de la formación de sus cuadros, capacitando coordinadores y asesores para la militancia interna, garantizando la eficiencia y la continuidad de los procesos pastorales.
El proceso de capacitación tiene su inicio desde el ingreso al grupo y se hace gradualmente, en la práctica, desde la dinámica " acción-reflexión”, por la participación en el grupo, en actividades formativas complementarias y en la acción de la comunidad.
Este proceso comprende los siguientes pasos:

Participación:
El autoritarismo en la familia, en la escuela y en la sociedad afecta la capacidad de participación del joven. Normalmente, él llega al grupo sin ninguna experiencia de participación y con dificultad de comunicación. El primer momento será de "recuperar la palabra" y aprender a vivir en grupo, participar, trabajar en conjunto. Este paso exigirá de los asesores, el respeto a la individualidad, la creación de un ambiente favorable y el uso de técnicas adecuadas.

Acción-Coordinación:
De la participación en la acción grupal, asumiendo pequeñas tareas, el joven pasará, progresivamente, a ser capaz de liderar acciones y coordinar actividades (una reunión, por ejemplo).


Planeación -Organización:
El proceso de capacitación debe ser profundizado al punto de que el joven sea capaz de orientar la organización de la acción grupal y, después, de contribuir eficazmente en la organización de la comunidad y de la sociedad de modo democrático y participativo.
La planeación y el acompañamiento del Proceso de Formación en los Grupos que garantice la integración de estas dimensiones, respetando las etapas, es tarea de la
Pastoral Juvenil y de sus asesores.



PARA LA REFLEXIÓN:
1) El texto del P. Florisvaldo Orlando, que seguimos en este apartado, hace una síntesis de un gran capítulo de "Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" -el capítulo de las Opciones Pedagógicas-, con una lógica distinta. ¿En qué concuerdas con él? ¿En qué discuerdas?
2) ¿Cuáles son las facilidades y dificultades que encontramos, en nuestra práctica pastoral, mirando el horizonte amplio abierto por la formación integral, con sus dimensiones y procesos?



El grupo o la comunidad juvenil
La segunda opción pedagógica de la Pastoral Juvenil Latinoamericana es el grupo o la comunidad juvenil. El grupo o la comunidad juvenil es un estilo alternativo de vida. El joven solo, aislado, es vulnerable y muy fácilmente paralizado por el ambiente social donde vive. Los grupos de jóvenes son escuelas permanentes para la vida en comunidad. Los vínculos creados en esta etapa de vida permanecen para el resto de la vida.
Los grupos pueden ser creados en los diversos 11 ambientes" o II medios" (escuela, barrio, comunidad, trabajo...) donde los/as jóvenes viven con sus diversos intereses (reflexión, teatro, deportes, danzas, músicas, acciones solidarias, sacramento de la Confirmación etc. ). La adolescencia tiene un deseo enorme de liberarse de la familia, de encontrar su autonomía y empezar a construir sus proyectos. Ella es atraída por el grupo porque rechaza la autoridad del mundo instituido. El grupo permite construir relaciones con los iguales para el establecimiento de su propia identidad.

Lo que es un grupo
Hay muchos teóricos que estudian el fenómeno grupal.
Madalena Freire3, por ejemplo, conceptuando el grupo nos indica que

se puede hablar de grupo cuando un conjunto de personas movidas por necesidades semejantes se reúne en torno a una tarea específica. En el cumplimiento y desarrollo de las tareas, dejan de ser un amontonamiento de individuos para cada uno asumirse como participante de un grupo, con un objetivo mutuo.

Esto significa, también, que cada participante ejercita su pensamiento, su opinión, su silencio, defendiendo sus puntos de vista. Por la tanto, va descubriendo que, a pesar de tener un objetivo común, cada participante es diferente, tiene su identidad. En este ejercicio de diferenciación -construyendo su identidad- cada individuo va "interiorizando" al otro dentro de sí. Esto significa que cada persona, cuando está lejos de la presencia del otro, puede "llamarlo con el pensamiento, a cada uno de ellos ya todos en su conjunto”.

Hemos nacido en grupo porque la familia es nuestro grupo primario y, a lo largo de la vida, vamos constituyendo diversos otros grupos que, en relación con la familia, se clasifican como secundarios. El grupo o la comunidad juvenil es uno de los grupos secundarios fundamentales en nuestra vida.



Hay aspectos de la vida de grupo que no pueden ser olvidados. Sin querer agotar la materia, destacamos aquí los siguientes:
a) El grupo no es una sumatoria de individuos. Al contrario, el grupo se constituye como una nueva entidad, con leyes y mecanismos propios y específicos.
b) b)Características de un grupo Todos los integrantes del grupo están reunidos en torno a una tarea y un objetivo comunes a su interés.
c) El tamaño de un grupo no puede exceder el límite que ponga en riesgo la indispensable preservación de la comunicación, tanto la visual, como la auditiva y la conceptual.
d) El grupo es una unidad que se comporta como una totalidad y viceversa; de modo que tan importante es que el grupo se organice al servicio de sus participantes, como que éstos estén también al servicio del grupo.
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3 FREIRE, Madalena, Sentido dramático da aprendizagem y Vida em grupo; em GROSSI, Esther Pilar y Jussara, BORDIN (organizadores), Paixao de aprender, Vozes, Petrópolis, 1995.


e) Aunque un grupo se constituya como una nueva entidad grupal propia y genuina, es también indispensable que queden claras las identidades específicas de cada uno de los individuos que componen el grupo.
f) En todo grupo coexisten dos fuerzas contradictorias permanentemente en juego: una que tiende a la cohesión y la otra a la desintegración.

Es inherente a la conceptualización de grupo la existencia, entre sus miembros, de cierta forma de interacción afectiva, la cual acostumbra asumir las más variadas y múltiplas formas. El grupo es, por eso, tanto un espacio de formación como un espacio de decisión.
Según algunos teóricos podemos distinguir tres momentos en la vida del grupo:
a) El momento de la toma de conciencia, donde las dificultades son percibidas de forma fragmentaria;
b) El momento del diagnóstico que va descubriendo la existencia de causas que actúan sobre el funcionamiento del grupo y sus dificultades;
c) El momento de la actuación que tiene claros los objetivos, organiza y toma posturas frente a las diversas situaciones.

Actualmente, hay muchas ofertas de grupo y diferentes formas de " conquistar" a los/as jóvenes, incluso a través de articulaciones violentas. Por eso, la propuesta de grupos por parte de la Pastoral Juvenil debe ser muy atrayente y bien planificada para conseguir cautivar y mantener los/as jóvenes y adolescentes en sus grupos. Muchos/as jóvenes son atraídos/as por grupos articulados con la violencia, tanto para sobrevivir, como para vivir aventuras propias de esta fase. Eso nos obliga a tomar más cuidado de los grupos porque somos anunciadores/ as de la vida.

Evangelizar en grupo no es novedad
Una de las prácticas de Jesús fue organizar un grupo.
Para acompañarlo de cerca, llamó a los Doce4. El grupo de Jesús era un pequeño grupo de amigos5. Un grupo muy pequeño de personas que se conocían. El grupo de Jesús tenía una práctica6. La oración7, el compartir y la donación son fundamentales en el grupo. El grupo de Jesús era una comunidad8.
En la Pastoral Juvenil, el grupo es aceptado como tal cuando esté articulado con otros grupos. Para ella, no hay verdadero grupo cuando éste no se vincula con algún con- junto, en nuestro caso la Pastoral Juvenil o la Iglesia como cuerpo orgánico. Podemos afirmar que grupos aislados no son experiencias de Pastoral Juvenil, como expresión de la vivencia eclesial. Por eso la necesidad de vínculos visibles.
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4 Lc 6,12-16
5 Jn 13, 1-20
6 Lc 9,1-6
7 Mt1819-20
8 Mc 14,12-25
Corremos estos riesgos, por ejemplo, en la organización de las Pastorales Específicas de Juventud, en los diversos medios, cuando ellas se aíslan en una articulación que no toma en cuenta la organicidad, formando guetos.
Esta práctica pedagógica -la necesidad de insertarse en lo orgánico- es una riqueza porque posibilita la apertura de los participantes del grupo a la universalidad de la Iglesia. Articularse para participar del" Cuerpo de Cristo" testimoniando como seguidores y seguidoras de la Persona y del Proyecto de Jesús, que anuncia al mundo un nuevo " estilo de vivir" , enmarcado por el cuidado con el Cosmos, señal visible del Reino. Sin la vivencia comunitaria es muy difícil percibir la vocación que vive en nosotros/as, ni el proyecto que somos invitados/as a abrazar.

Proceso Grupal
"Civilización del Amor, Tarea y Esperanza" afirma que el grupo, como la persona, hace su camino. Los grupos de adolescentes y jóvenes de la Pastoral Juvenil viven diversos procesos. Los títulos dados a la planeación de la vida en grupo guardan en sí un proceso propio: Convocación, Nucleación, Iniciación y Militancia. La planeación necesita tomar en cuenta el tiempo y la dinámica interna que los; más jóvenes en grupos están desarrollando. Paulo Freire denomina este proceso como "Pedagogía de las Preguntas". El acompañamiento del proceso exige que dejemos nuestra "maleta" de respuestas, cuyas preguntas no le fueron hechas, para vivir la aventura de la escucha profunda de los sujetos que están viviendo el proceso del grupo.
El proceso grupal es una herramienta de transformación de la realidad, incluyendo a la persona y la sociedad donde esta persona vive. Como afirma Ana Quiroga9, esta herramienta da libertad, tanto en el plano del sujeto, como en el plano del grupo. El proceso grupal es una herramienta de transformación, porque solamente hay educación donde hay transformación; y sólo hay educación cuando se consigue cambiar la vida de las personas, cuando se lleva al sujeto a vivir mejor, a vivir una vida diferente.
Según Ana Quiroga,

el proceso es marcado por la desestructuración de lo previo, de lo poseído y de lo conocido para una nueva estructuración. Esto puede determinar, en el sujeto que vive el proceso, vivencias de pérdida, desinstrumentalización y ataque. La contradicción entre lo viejo y lo nuevo, entre las necesidades de las distintas

señales que nos impulsan al cambio y las que nos impelen a conservar las estructuras previas10
Más aún: formarse en grupo consiste en aprender a aprender, con redefinición de los modelos de aprendizaje, en los cuales fuimos configurados como sujetos cognoscentes; modelos pasivos, receptivos, individualistas, competitivos, teoricistas y autoritarios 11.
Este movimiento, según Quiroga, se tensiona. Se da, entonces, un paso de la dependencia hacia la autonomía, de la pasividad a la acción protagonista, de la rivalidad a la cooperación.
Este proceso necesita estar íntimamente ligado a nuestra identidad y profundamente arraigado en nuestra historia de pueblos latinoamericanos; caso contrario no provocará transformaciones profundas en los sujetos y en nuestras sociedades.


REFLEXIÓN:
1) ¿Qué entendemos por grupo?
2) ¿Cómo constituir un grupo?
3) ¿Cuál es la importancia del proceso grupal en la vida de los/as adolescentes y jóvenes?
4) ¿Cómo son los procesos grupales que acompañamos?

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9 Cfr. QUIROGA, Ana, O processo educativo segundo Paulo Freire e Pichón Riviére, Vozes, Petrópolis: 1991, p. 30.
10 Idem.
11 Idem.

Pastorales específicas de juventud: una Pastoral Juvenil orgánica y diferenciada

"Civilización del Amor, Tarea y Esperanzall afirma que la Pastoral Juvenil Latinoamericana opta por una Pastoral Juvenil orgánica y diferenciada que necesita desarrollarse en los medios y ambientes propios " donde los jóvenes viven y actúan" (Santo Domingo 119)12. La Pastoral Juvenil viene desarrollando, por eso, un trabajo con las Pastorales Especificas de Juventud.
En nuestros países hay una historia marcada por la práctica de un acompañamiento centrado fuertemente en la vida parroquial. Las Pastorales Juveniles que se organizan en los ambientes donde viven los/as jóvenes tienen, por eso, muchas dificultades en el acompañamiento. En la mayoría de las veces, quien las organiza puede ser considerado un héroe, lo que no corresponde a la propuesta de la Pastoral Juvenil. Esta opción pedagógica al no ser asumida por el conjunto de la acción pastoral de la Iglesia local ni de la Pastoral Juvenil, no genera organicidad y, mucho menos, respeta las diferencias.

La Pastoral Juvenil orgánica y diferenciada está marcada por la dimensión misionera de ir al encuentro de los/as adolescentes y jóvenes que no están “bajo control” de la catequesis o de las celebraciones dominicales. Estos ambientes donde viven los/as jóvenes son conocidos por todos nosotros: escuelas, universidades, lugares de trabajo, comunidades indígenas, comunidades rurales o urbanas, jóvenes en situaciones de migración o de marginalización,

El desafío que permanece es el de transformar este trabajo orgánico en una estructura de acompañamiento que permita fortalecer las diversas iniciativas, respetando las diferencias. Lo que existe, en la mayoría de nuestra práctica pastoral, son trabajos aislados. La felicidad de la Pastoral Juvenil depende de la manera como sepamos enfrentar esta opción pedagógica en nuestra acción pastoral. Ahí esta lo concreto de la misionariedad.
Otro desafío es el acompañamiento de estas experiencias e iniciativas de forma orgánica. En algunos países, hay dificultades por los movimientos de cohesión y dispersión propios de los grupos, por la disputa de espacios o cosas semejantes. Estas posturas, muchas veces, un tanto agresivas, provocan la pérdida de personas deseosas de comprometerse con el ministerio de la asesoría y de la coordinación.

Pastorales específicas, cuestión de educación y de pedagogía

La " especificidad" es una opción que lleva ala afirmación más concreta de la identidad de las personas. Por eso se trata mucho más que de una discusión de términos.
Hilário Oick13 hace una distinción entre " ambiente" y " medio" .Aunque reconoce que también sea algo " conceptual", afirma que hay algo más profundo. Seguimos aquí parte de sus reflexiones en la distinción que establece entre "medio" y "ambiente".
"Medio" y " ambiente" no son lo mismo. "Medio" es el "espacio" donde se realizan ciertos fenómenos. Hablar del "medio estudiantil" y de " ambiente estudiantil" o del " medio rural" y de " ambiente rural", por más semejantes que sean, no significan lo mismo. El "medio social" se refiere a "categoría social". El "medio" es, ante todo, un espacio de subsistencia y no de mera convivencia, como es el caso del "ambiente". El "medio" está conectado esencialmente a un espacio de sobrevivencia: el campo, la fábrica o el lugar donde se recibe sueldo, donde se pasa gran parte del día buscando subsistencia; la escuela y la universidad donde se estudia también para subsistir mejor.
Si el "medio" o "ambiente" tuvieran el significado de espacios relacionados con la sobrevivencia y no tanto espacios relacionados con la convivencia, ellos significarían lo mismo. Caso contrario, no. El "medio" supone una realidad económica; el" ambiente”, una realidad meramente "cultural". Nadie vive de pertenecer a una asociación de barrio. Se vive de lo económico, no de lo cultural.
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12 CELAM, Civilización del Amor...,op.cit., p. 227. o.
13 Cfr. DICK, Hilário, Pastora/es Especificas de juventud, Comisión Episcopal de Juventud y Centro de Estudios y Publicaciones, Serie: Jóvenes: Construyendo nuestro tiempo N° 8, Lima, 1996.

Toda Pastoral Específica de Juventud debe estar relacionada con un " medio" y no con un " ambiente" .Cuando se afirma que el" medio" es más que el" ambiente" , no se afirma que el" ambiente" no sea importante. Se pretende valorar el espacio donde se fundamenta la subsistencia.
No se vive de vecindad; se vive de trabajo y de sueldo. El "medio" nos acerca a los espacios del capital. La tentación que se presenta es quedamos lejos de los espacios económicos (fábrica, comercio, trabajo...) e invertir más en los espacios culturales y ambientales. La raíz de los problemas no se encuentra en el barrio; la raíz de los problemas está en el capital. No discutir lo económico y no organizarse, tomando en cuenta lo económico lleva a la alienación.
También en la educación religiosa. También en los Proseos de Educación en la Fe de los jóvenes. También en el descubrimiento y realización de nuestro proyecto de vida.
En el I Encuentro Latinoamericano de Pastoral Juvenil de Medios Específicos (Bogotá, 1993) se describió el "medio específico", distinguiendo cuatro aspectos fundamentales:
1) El "medio" como un espacio claramente delimitado por motivos económicos, políticos o culturales donde el joven se desarrolla y pasa una parte significativa de su tiempo.
2) El "medio" como un espacio donde el joven comparte intereses, preocupaciones y lenguaje común con otros/as jóvenes, lo que le permite crear condiciones suficientes para organizarse en la búsqueda de respuestas a sus necesidades y problemas.
3) El "medio" como un espacio donde es posible impulsar procesos de educación sistemática que lo capaciten para cumplir su rol como ciudadano.
4) El "medio" como un espacio donde el joven está llamado a intervenir en la sociedad y en la Iglesia como protagonista.

Las Pastorales Específicas de Juventud no son excluyentes, sino complementarias
La especificidad es una dimensión innata de la pastoral Juvenil como un todo. No se concibe una Pastoral Juvenil que no lleve en sí la dimensión de la especificidad. La "especificidad" es una consecuencia lógica y necesaria de la Pastoral Juvenil. Es más, ninguna Pastoral Específica de Juventud excluye a las otras; todas complementan a todas. La riqueza está en el conjunto. Ninguna Pastoral Específica puede existir, de hecho, sin la complementariedad de la otra en la articulación con las diversas instancias.
Una enriquece la otra y la belleza está en el conjunto. Así como lo económico y lo cultural deberían ser complementarios. Cada cual con SU identidad clara y definida enriquece la totalidad.
Una cuestión central en el Proceso de Educación en la Fe es evitar la separación entre fe y vida. La formación se da en la acción; la educación en la fe se da en la educación para la vida. Por eso todo joven (y toda persona de fe) necesita estar comprometido con" su" mundo, vivir conscientemente, desde temprano, su relación con el" capital" , con la realidad socioeconómica, aprendiendo a poner en esta vivencia su fe y su espiritualidad. Esto no se enseña. Esto se vive y se practica. Eso implica la vivencia de un proceso que no acaba y un proceso cuya iniciación lleva tiempo y que es bueno iniciar temprano. Se van imponiendo continuidades pedagógicas como la organización, la revisión de vida, la elaboración del proyecto de vida, la práctica del planeamiento grupal y personal, etc.
Una Iglesia que educa solamente para sí es herética. La Iglesia solamente cumple su misión cuando colabora en la construcción del Reino inserta en el mundo.
La " especificidad" no es una veleidad momentánea. La especificidad es la estructuración pedagógica de la vivencia de un "medio", ayudando en la formación de las personas que soñamos, encarnada en sus realidades concretas; luchando para que el capital y el trabajo se encuentren y tengan en la persona humana su gran preocupación; formando personas que sean justas, fraternas y constructoras de comunidades en las diferentes realidades económicas.

PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cuáles son los distintos ambientes donde viven los/as jóvenes que tenemos en nuestra comunidad?
2) ¿Qué son los medios específicos?
3) ¿Cómo garantizar lo orgánico y lo diferenciado en nuestras estructuras de acompañamiento?
4) ¿Qué tiene esto que ver con el "Proyecto de Vida"?

Organización
Dentro de esta cuarta opción pedagógica destacamos algunos aspectos que consideramos particularmente importantes. Está claro que existen muchos otros.

Formación en la acción
Un principio que aprendimos de la Acción Católica
Especializada y de otras formulaciones teóricas de la dinámica del aprender es el de la " formación en la acción".
Aprendemos haciendo. Partimos de la práctica para aprender a convertirla "praxis" en nuestra vida. Asumimos lo que hacemos. Se podría decir que somos los que hacemos.
No creemos que primero necesitemos de una formación teórica para, después, partir a la práctica. Creemos que la mejor formación de las personas se da a partir de la práctica, de la cual se toma conciencia y desde la cual se reflexiona.
Por eso la Pastoral Juvenil insiste tanto en el "rever" y en la importancia de la revisión de vida. Esto es válido para toda persona, especialmente para aquella que asume responsabilidades de organización. Se distinguen "revisión de vida" y "revisión de práctica": una apunta más al "ser" y la otra al "hacer" .Aunque las dos sean importantes, la revisión de práctica no tiene fuerza si no va acompañada, en diversos momentos de la revisión de vida.

Protagonismo juvenil
Por la importancia que tiene el tema, añadimos, el texto de Antonio Carlos Gomes da Costa, intitulado "Protagonismo Juvenil, un concepto en construcción".
Protagonismo juvenil es la participación del adolescente y del joven en actividades que extrapolan el ámbito de sus intereses individuales y familiares y que pueden tener como espacio a la escuela, la vida comunitaria (iglesias, clubes, asociaciones) e inclusive la sociedad en sentido más amplio, a través de campañas, movimientos y otras formas de movilización que trascienden los límites de su entorno socio-comunitario.
Participar para el adolescente y el joven, es influir, a través de palabras y actos, en los acontecimientos que afectan su vida y la vida de todos aquellos con relación a los cuales él asumió una actitud de no-indiferencia, una actitud de valoración positiva.
Las acciones de las personas, grupos y organizaciones, buscando intervenir en el curso de la vida social, son decididas, planeadas, ejecutadas y evaluadas. La participación de los/as adolescentes y jóvenes en cada uno de esas etapas es lo que va a permitir aquilatar la naturaleza y el grado de su desarrollo y compromiso en la comprensión y la operación de su entrono social.
El protagonismo juvenil podrá -dependiendo del contexto en que suceda- contar con actitudes de receptividad, incentivo, apoyo y acompañamiento por parte de los adultos o, lo que es extraño, actitudes de indiferencia, sospecha, censura y hostilidad. Tales reacciones, a su vez, despiertan en los/as adolescentes y jóvenes contra-reacciones que van de la motivación y de la adhesión entusiasta, ala desmotivación, la divergencia y al antagonismo abierto. Es innegable, por tanto, que la participación de los/as jóvenes (constructiva o no) estará siempre relacionada, de alguna forma a la postura y actuación asumidas por los adultos ante las cuestiones que afectan el conjunto de la sociedad.
Involucrarse en cuestiones de interés colectivo, empeñarse constructivamente en el esfuerzo de identificar, comprender e intervenir en la superación de la situación problema no es, como piensan algunos, apenas una acción preventiva de las prácticas divergentes y antagónicas a la moralidad y la legalidad vigentes. Es mucho más que eso.
En verdad, estamos delante de un proceso de construcción de ciudadanos más autónomos y responsables, críticos y autodeterminados, y de una sociedad más democrática, solidaria y abierta.




Coordinación y servicios
La coordinación es el ejercicio de coordinar, esto es, ordenar con el grupo las ideas, actividades y acciones que se propone desarrollar. En la vida en grupo surgen roles diferentes y también líderes diferentes. Estos roles asumidos van posibilitando la circulación de liderazgos.
La coordinación es la que suscita los nuevos liderazgos y distribuye, de la mejor manera, las actividades dentro del grupo para que se genere participación. La coordinación es, por tanto, indispensable para la formación de jóvenes con capacidad de escucha de las necesidades de los participantes del grupo, de búsqueda de informaciones en el grupo y fuera de éste para la resolución de tareas y de problemas que van surgiendo en el proceso.
En la Pastoral Juvenil la coordinación es tarea de los/as jóvenes. Es la marca del protagonismo juvenil en ejercicio.
Y, por esto, la coordinación está vinculada con la representatividad. Los/as jóvenes y sus grupos necesitan de un vínculo con la coordinación. Estos vínculos son garantizados por las decisiones tomadas en asamblea y por reconocimiento de la comunidad eclesial en la cual los/as jóvenes participan.

Niveles de trabajo
La Pastoral Juvenil Latinoamericana opta por una estructura y una organización que posibilitan a los/as jóvenes ser sujetos de su propia organización. Los grupos de jóvenes organizados en su comunidad, van organizando a partir de las coordinaciones, las diversas instancias: parroquias y ambientes específicos; diócesis, regiones dentro del propio país, nacional, regiones en el ámbito latinoamericano, nivel latinoamericano. En cada una de las instancias hay espacios para decisiones (asambleas, reuniones, congresos, encuentros, etc.)

Planeación y acción
La planeación, a largo y corto plazo, es la herramienta que posibilitará un acompañamiento sistemático de los/as jóvenes y de los grupos en proceso. La planeación prevé diversas etapas en su ejecución. Estas etapas serán marcadas con un punto de partida y un punto de llegada. El punto de llegada siempre se convierte en punto de partida dentro del proceso que se está desencadenando en la realidad de los/as jóvenes y de la sociedad donde están insertados/as.
La evaluación de una planeación es marcada por un acompañamiento dejas metas establecidas. Las metas son físicas, esto es, son medibles. Ellas pueden ser cualitativas y cuantitativas. A cada etapa de la planeación, las metas serán evaluadas con la finalidad de medir la capacidad de intervención de nuestra práctica pastoral junto a los/as adolescentes y jóvenes y junto a la sociedad donde viven.
Planear exige decisión. Exige cambio de postura. La actitud de planear es abandonar una práctica "espontaneísta" por una nueva práctica acompasada y "monitorizada" .Planear exige proyecto de sociedad, exige cambios y no puede ser solamente un registro de intenciones o de lindas palabras.
La planeación para ser asumida por todos y todas necesita que se involucren los destinatarios en todas las fases, respetando el proceso y la capacidad de decisión, en cada grupo y de cada instancia. Cuando hablamos de planeación personal, estamos hablando del Proyecto de Vida.



PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cómo garantizar el protagonismo juvenil en la acción de la Pastoral Juvenil con sus instancias y servicios?
2) ¿Cuáles son los desafíos que enfrentamos en la práctica respecto a: la formación en la acción, la coordinación, la planeación y la evaluación?
3) ¿Que relación tiene todo esto con la militancia y el proyecto de vida?




Acompañamiento y asesoría
La quinta opción pedagógica se refiere al acompañamiento ya la asesoría. La práctica del acompañamiento fue un aprendizaje de la Acción Católica. En aquel tiempo se les llamaba asistentes. La Pastoral Juvenil Latinoamericana, inspirada en esta práctica, propone la persona de/la asesor/a. La asesoría es un servicio, por tanto, un ministerio de acompañar, en nombre de la Iglesia, los Procesos de Educación de la Fe de los/as jóvenes.
La ministerialidad de la asesoría se fundamenta:
a) en Jesucristo servidor (Mt 20,28), que realiza el proyecto liberador de Dios;
b) en la ministerialidad de la Iglesia, que sirve a la humanidad actualizando la liberación integral realizada en Jesucristo;
c) en el carácter bautismal, por el cual todo cristiano/a participa de la misión ministerial de la Iglesia por obra del Espíritu y de la opción preferencial por los/as jóvenes asumida por la Iglesia Latinoamericana, como fruto del discernimiento del proyecto de

Dios para la juventud del Continente14,
EJ/la educador/a de adolescentes y jóvenes es capaz de mantener encendida la llama del deseo de la vida frente a tantas situaciones de muerte que vive este continente. Para ello, necesita educarse en la escucha, en el mirar, en el hablar, para que haya una empatía profunda entre los deseos de vida expresados en esta relación.
EJ/la educador/a de adolescentes y jóvenes es una aprendiz de Juan Bautista que "señala a Jesús" y afirma que Él es el Cordero de Dios, Señalar hacia fuera de sí mismo, creyendo que el adolescente y el joven de hoy, participando de un Proceso de Educación en la Fe, planeado y acompañado, tendrán condiciones para ir mucho más lejos que él mismo. Preparar y multiplicar diversos tipos de líderes para la comunidad.
El/la educador/a es "provocador/a". Provoca para creer. Para crecer hay que enfrentar muchas pérdidas, muchas decisiones que dejan cicatrices en nosotros. ÉVella tendrá la sabiduría y el coraje de hacer suscitar las nuevas preguntas que harán la diferencia en la vida de los que están siendo acompañados/as.
Una de las herramientas del acompañamiento es la revisión de vida y la revisión de práctica para que, como grupo, puedan ir acompañando las coherencias y las incoherencias que cada uno y cada una van asumiendo en su proceso de formación en la acción.
La tarea primordial de quien acompaña es la planeación. Aquel o aquella que acompaña es el/la que tiene aro adónde se quiere llegar y la memoria del camino hecho. Por tal razón, junto con los otros adultos y jóvenes que están viviendo el proceso, ha de planear la acción de modo que ninguna actividad sea realizada sin una intención clara. Actividades que van desde el acompañamiento de los/as jóvenes que aceptaron la vida en grupo y, principalmente, de cómo estos que viven en grupo van a HACER Pastoral Juvenil junto a los/as otros/as jóvenes: misiones juveniles, convocando nuevos grupos, nucleando grupos en todos los ambientes, etc.




REFLEXIÓN:
l) ¿Cómo motivar a toda la Iglesia a asumir el acompañamiento de los/ as adolescentes y jóvenes en su Proceso de Educación en la Fe como un ministerio? ¿Qué desafíos presenta hoya los/as acompañantes la elaboración de un proyecto de vida?



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14 CELAM, Civilización del Amor.", op, cit" p, 275.


La planeación de los procesos de educación en la fe: un camino de discernimiento vocacional

Un elemento esencial de todo Proceso de Educación en la Fe es ayudar el/la joven a encontrar su vocación ya discernir y elaborar su proyecto de vida. Todo PEF debe ser, esencialmente, un proceso que lleve a el/la joven a descubrir su propia vocación, el llamado de Dios en su historia, ya encaminar la concretización de una respuesta en un proyecto de vida y en un compromiso militante. Esto, como ya lo hemos indicado en varias ocasiones, necesita de la planeación.
¿Cómo contribuir con los/as jóvenes a vivir ya realizar la formación integral, con sus dimensiones y procesos?
Antes que nada, es necesaria una actitud de planeación. La educación en la fe es una meta que supone pasos que pueden ser "previstos", "calculados" .Una acción espontaneísta dificulta la concretización de objetivos y horizontes. Cuanto más claro es el punto de llegada y las contribuciones que queremos dar en la construcción de personas felices y de personas que tengan claridad de cómo intervenir en la sociedad para que ésta sea más justa y fraterna, estaremos explicitando, más y mejor, los signos del Reino en medio de nosotros/as.
En la planeación es importante formularse preguntas, como por ejemplo: ¿Qué metas claras, cuantitativa y cualitativamente, queremos alcanzar con la acción que desarrollamos junto a los/as adolescentes y jóvenes en los próximos dos a cinco años? ¿Qué estrategias? ¿Qué pasos se deben dar? ¿Qué personas y equipos hay que involucrar?
La significatividad del plan va a depender del modo como se engloben las experiencias y actividades en función de una acción más amplia que se quiere alcanzar. Este plan guarda, en su interior, el proceso que tiene como principio el respeto a las preguntas que están siendo hechas por los diversos jóvenes en el camino que están recorriendo.
La vocacionalidad y el Proyecto se van construyendo... Se trata de un proceso de maduración integral que supone " etapas"," momentos", que se van realizando. Distinguimos "momentos" o "etapas", pero corremos el riesgo de que estas etapas o momentos sean encarados y presentados como compartimentos estancos. Estos momentos o etapas necesitan, de hecho, al mismo tiempo, de una comprensión dinámica y de una descripción clara de las utopías y de las imágenes que tenemos de "persona", de "Iglesia" y de "Sociedad".

Ir al encuentro de los/as jóvenes y dejarse interpelar por ellos
Es importante, en primer lugar, ir al encuentro de esta realidad viva, en nuestro caso, los y las jóvenes, allí donde ellos y ellas viven, con sus aportes y limitaciones, con sus expresiones, sus sueños, sus temores y errores. Todo eso debe ser hecho con el deseo gratuito de encontrarse con los/as jóvenes, estar con ellos para ayudar y purificar nuestras intenciones, romper con la postura o con la mentalidad presente en nuestras comunidades e instituciones mirando a los/as jóvenes como "mano de obra barata", o, peor aún, para atender a nuestros intereses de perpetuidad como institución: confirmandos, vocacionados, seminaristas, novicios, etc. Ya los intitulamos según nuestros intereses.
Se trata, por eso, de una invitación para vivir la gratuidad, escuchando sus dolores, sus preocupaciones, que, en su gran mayoría, son derechos no atendidos como: educación, trabajo, vivienda, espacios de recreación, etc. Se refiere a despojamos de los prejuicios que arrastramos para una mejor comprensión de la realidad de los/as jóvenes.
Mirarlos con la misma compasión de Cristo o cumpliendo el deseo de Dios que ve el sufrimiento del pueblo joven y va a su encuentro.

Conocer la realidad de los/as jóvenes
Otro aspecto importante es el conocimiento de la realidad. ¿Quiénes son los/as jóvenes? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuáles son las tendencias en la realidad social que más les afectan? ¿Cuántos grupos de jóvenes existen?
¿A cuántos jóvenes llegan estos grupos? ¿La acción de estos jóvenes a cuántos otros jóvenes puede alcanzar? ¿Qué actividades desarrollan estos grupos?
Es fundamental el registro de estos datos para que se tengan claros los aspectos de la realidad en la cual se quiere intervenir y estos indicadores de la realidad van posibilitando un proceso acompañado y monitorizado.

Convocar para vivir el camino
Un aspecto importante es la convocación. Siempre es tiempo de convocar. La convocación es la dinámica que garantiza la vida renovada en nuestra práctica junto a los/las jóvenes. Está marcada por la motivación, por la información y por un despertar de los/as adolescentes y jóvenes a las propuestas educativas que la Pastoral Juvenil ofrece en cada realidad, a partir de los ambientes y espacios donde viven los/as jóvenes, considerando aspectos del arte (teatro, danza, música...) o deporte (juegos, caminatas, excursiones...). La convocación es una invitación abierta a todos los/as jóvenes y es planeada con actividades cortas y masivas.
Estas formas de convocación hay que realizarlas de modo orgánico y convergente, teniendo como meta motivar a los/as jóvenes para la maduración integral. Involucrar a los/as jóvenes que ya están en la vida de grupo en estas actividades es una garantía de que la Pastoral Juvenil vaya más allá del grupo, porque concretiza lo que acostumbramos afirmar con insistencia: 1óvenes evangelizando a otros jóvenes" .Además los impulsa a realizar pequeñas actividades para que se sientan constructores de ellos mismos y de la Pastoral Juvenil. Se trabaja, de modo especial, la dimensión misionera de la Pastoral Juvenil.
Esto se da, por ejemplo, organizando misiones juveniles en los diversos ambientes donde están los/as jóvenes.

Nucleación: invitación a la vida de grupo
El grupo es, sin duda, una de las políticas educativas más importantes en nuestra práctica pedagógica junto a los adolescentes y jóvenes, porque el grupo posibilita que ellos desarrollen un camino planeado.
La nucleación es el tiempo indicado, de la planeación, para la creación de los grupos. Es urgente una política de creación de grupos. Estamos en otro tiempo; un tiempo que tiene muchas ofertas. Los grupos de Pastoral Juvenil pasan a ser una opción más para los/as jóvenes yeso exige que tengamos muy claro este proceso.
¿Cuánto tiempo necesitan los/as jóvenes para sentirse parte de un grupo? Un tiempo que los posibilite a responderse así mismos: ¿Quiénes somos? ¿de dónde venimos?
¿Cuál es la importancia de un grupo en mi vida? ¿Cuáles son mis cualidades y dones? ¿Cuál es el nombre y el objetivo de este grupo? ¿Cómo organizar un grupo? Un tiempo que les permita decidir si desean ser un grupo y cuál es el camino que el grupo desea realizar. La meta de la nucleación es que todos se sientan como grupo y deseen caminar como grupo.
Un proceso de grupo es educativamente sano cuando las experiencias que se favorecen en el proceso se van dando de modo integrado y en referencia a:
1) la relación y al intercambio interpersonal,
2) la formación y capacitación,
3) la organización y planeación,
4) la proyección social en el servicio ciudadano evangelizador,
5) la celebración y la fiesta.

Esto responde a las necesidades vitales de toda persona, tanto más si se trata de una juventud que va creciendo en reclamos de maduración en: 1) el propio mundo psico-afectivo; 2) en la comprensión consciente de la realidad; 3) en la necesidad de estabilidad; 4) en la capacidad oblativa y en 5) la dimensión lúdica y del cuidado con la vida del planeta.
El ambiente donde será formado el grupo determina mucho su proceso y la formación en la acción. Si el grupo está organizado en un ambiente de escuela, el tema de la educación será su eje central o, si el grupo se encuentra en una comunidad indígena será otro, como podría ser la vida y la cultura de este pueblo. Lo fundamental, en este tiempo, es que los/as jóvenes se reconozcan como parte de un grupo y deseen caminar como tal. Para que esto suceda son fundamentales las celebraciones que marcan nuestra vida cotidiana. Estas celebraciones necesitan ser destacadas, de tiempo en tiempo, como, por ejemplo, celebrar el nacimiento del grupo.
Los grupos convocados de Pastoral Juvenil pueden tener propuestas bien atractivas para que los/as jóvenes puedan sentirse motivados e integrarse en el camino. El grupo tiene, en este tiempo, una necesidad vital de alguien que lo acompañe y que le proponga el camino. Son personas con procesos y formación y que, a partir de los principios orientadores, saben, con suficiente claridad, prepararlos para asumir la coordinación del grupo, sea este de teatro, de danza, de deporte, de vida parroquial, de escuela o de zona rural.

Planeando la madurez para la fraternidad
Cada grupo tiene una historia particular y cada grupo merece una planeación que considere los intereses de los participantes. El grupo, en un primer momento, trabaja las relaciones interpersonales y el descubrimiento de la persona. Las preguntas que determinan la vida de estos jóvenes están dirigidas mayormente hacia ellos mismos. Las acciones estarán marcadas por celebraciones, fiestas, visitas a las familias... Un tiempo intenso para conocer quienes son aquellos que forman parte del mismo grupo.
Se trabaja la capacidad de escuchar y de hablar. La co-cordinación joven se va ejercitando en la coordinación de los encuentros semanales. Los temas tratados en los encuentros estarán orientados al conocimiento de sí mismo y del otro. Es el tiempo del descubrimiento de que Jesús tiene un grupo de amigos. Experimentan a Jesús como amigo, alguien que es muy cercano. Las fiestas de aniversarios y otras celebraciones que distinguen la vida del grupo son fundamentales.
En la medida en que el grupo camina, se percibe parte de un grupo más amplio. Pasa a incluir a otros grupos que existen en la comunidad local y en la comunidad eclesial.
Estas nuevas preguntas que se van formulando, a partir de una vivencia en el grupo, van ayudando a ampliar la visión ya cambiar las preguntas. La formación en la acción será clave para provocar las nuevas preguntas.
Cuando se pasa a observar al otro, se generan, también, muchos conflictos, porque el otro habla y tiene una opinión diferente de la mía. Se verifica, igualmente, que, el acompañante del grupo (asesor/a o animador/a) pasa a ser cuestionado por el grupo. Se inicia, por tanto, un tiempo de vivir los conflictos producidos por las afirmaciones de cada uno/a. En la experiencia del encuentro con Jesús se va perdiendo un modo infantil de relacionarse para una búsqueda más personal y más de identificación con la persona de Jesús.
A medida que el grupo avanza, los conflictos tienden a resolverse porque se va aprendiendo a convivir con la otra persona. Los temas previstos para el acompañamiento, a partir de las necesidades de los/as jóvenes que están viviendo este tiempo, tendrán siempre en mente que las pequeñas decisiones que la persona y el grupo van tomando serán fundamentales en su proceso de formación.
El ejercicio de discernimiento depende de la claridad de las metas de llegada.
Jesús es presentado a los/as jóvenes como aquél que tiene una acción orientada a los otros. Él es solidario, cura a los enfermos, hace milagros... Coloca a la persona en el centro. Esta experiencia de Jesús, meditada y contemplada, hace que el joven vaya asumiendo, también, las mismas acciones de Jesús en gestos de solidaridad, compañerismo, amistad... El grupo, orientado hacia las necesidades concretas de los otros, buscará, animado por los acompañantes, realizar actividades solidarias. Estas actividades serán fundamentales en la formulación de nuevas preguntas sobre la sociedad donde vivimos.
El camino se va abriendo y los/as jóvenes, que antes sólo conseguían verse a sí mismos, después al otro grupo ya la comunidad local, ahora ya se van percibiendo como parte de una sociedad, generando nuevas preguntas. Estas nuevas preguntas serán fundamentales para la continuidad y para el compromiso. Al abrir los ojos hacia una realidad mayor, se encuentran metidos en un conflicto mayor. Estas situaciones conflictivas, sin embargo, producen en las personas la tendencia a volverse atrás y no enfrentarlas. Muchos dejan, por eso, el grupo y el camino iniciado porque se sienten impotentes y frágiles para continuar y formular nuevas preguntas. Los temas trabajados, aquí, con este grupo, darán soporte para el camino.
Las acciones serán evaluadas y las revisiones de vida y de la práctica serán introducidas como rutina para ayudar en el acompañamiento al grupo.
La presentación de Jesús, con sus proyectos y sus opciones, merece un cuidado especial para que la invitación a su seguimiento sea determinada por un contenido y por un compromiso de testimonio en un mundo marcado por contradicciones. Se trata de invertir en verdaderas experiencias de Dios.
Las preguntas que brotan en el corazón del joven son, más o menos, las siguientes: y ahora, ¿qué hago? ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué sé realmente de Jesús y de su proyecto? ¿Qué conozco, de hecho, de la realidad donde vivo?
¿Qué sentido tiene mi vida? ¿En qué puedo participar?
¿Qué puedo hacer?
El camino recorrido ayudó a hacer un discernimiento sobre la vida y sobre las cuestiones fundamentales. ¿Cómo organizar todo esto y seguir adelante?

Planeando la madurez para la misión
Las preguntas formuladas exigen retomar el camino hecho, orientándolo hacia un compromiso para la misión.
Ahora ya no soy más un grupo. No asumo o hago cosas por causas externas. La persona del joven quiere, libremente, dar su respuesta al llamado que recibió en su bautismo. Hay tantas cosas que necesitan ser transformadas.
Como persona, la qué soy llamado a responder a través de mi vida y del servicio a que soy convocado? ¿En cuál ministerio?
El joven habrá descubierto no solamente la realidad más amplia. Habrá descubierto, también, como esta "realidad más amplia" está organizada con sus estructuras. y nuevas preguntas surgirán... Estas nuevas preguntas serán hechas para todas las estructuras a partir de su persona, del grupo, de la familia, del trabajo y de la sociedad.
Asumidas con seriedad, estas cuestiones darán al joven la posibilidad de una madurez a partir de opciones fundamentales claras. y es en este ambiente que organizará su proyecto de vida.
Este proceso exige un contenido que contribuya en la formación de las personas. En esto está nuestro desafío más grande: descubrir los intereses de los jóvenes para, desde ellos, trabajar las dimensiones, traducidas en contenidos concretos, dentro del proceso que los/as jóvenes hacen en el grupo. Recordamos que todo grupo hace un proceso, sea en la preparación de la Confirmación, sea en la preparación para el ingreso en la vida religiosa o en la preparación de la vida de un futuro presbítero. En esta perspectiva el contenido está sujeto al proceso que cada grupo genera.

PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cómo planear la vida del grupo de los/as adolescentes y jóvenes respetando las diversas preguntas que van siendo formuladas a lo largo del camino?
2) ¿Cómo organizar el contenido, la dinámica y las actividades con el grupo, de tal forma que estén presentes todas las dimensiones de la persona durante todo el tiempo del proceso?
3) ¿Cómo garantizar que el Proceso de Educación en la Fe sea al mismo tiempo un camino de discernimiento vocacional?


La militancia: concretización del proyecto de vida
La militancia es, de cierta forma, resultado del proceso, pero un resultado que necesita cuidados y reinicios. Por eso verificamos, por ejemplo, que en la preparación al XIV Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil (Quito, 2003), todos los países reflexionaron sobre el tema de la militancia. La mayoría de los países dijo que " el término" no es común en sus países, otros dijeron que es conocido por los líderes que acompañan la Pastoral Juvenil. Una minoría usa el término en su práctica pedagógica. No obstante, al solicitárseles que expresaran que entienden por " militancia" o el término equivalen que utilizan en sus respectivos países, la mayoría concuerdo en que es "un compromiso personal de los que realizaron un Proceso de Educación en la Fe en grupo o en tras instancias de la Pastoral Juvenil, en la transformación del ambiente donde viven, a partir del testimonio y e actitudes frente a las estructuras de muerte que limitan nuestra sociedad latinoamericana", El "término" no estaba claro, pero el proceso que se desea implementar era vidente.
La cuestión de la " militancia”, además de no ser solamente un "resultado", nos invitó a rever ya profundizar nuestras vivencias de las opciones pedagógicas. En el camino recorrido, tanto la preparación de los dos últimos encuentros Latinoamericanos de Responsables Nacionales de nuestra pastoral, como las reflexiones generadas durante su realización, nos han llevado a rever estas opciones, pero de una manera especial los PEFs que estamos desarrollando en nuestros países y el tema de la vocacionalidad del cual hablamos bastante poco.
La pregunta del Instrumento de Trabajo Previo para el XIV Encuentro Latinoamericano (Quito, 2003) nos llevó a preguntamos: ¿La Militancia es punto de partida? ¿Es punto de llegada? ¿Es un proceso? Estamos convencidos de que la Militancia está involucrada en la vivencia de las opciones pedagógicas, que la vivencia de éstas abre el camino para la elaboración del Proyecto de Vida y que, por detrás de todo esto, está la Vocacionalidad.
Es importante que hablemos, por eso, de "Militancia".
La Militancia está presente desde el punto de partida porque cuando convocamos a los/as jóvenes para hacer un camino, o para la vida en grupo, necesitamos tener claridad en las razones por las cuales los convocamos. La invitación que hacemos es para que tengan claros sus proyectos de vida y para que sean personas maduras, es decir, capaces de relacionarse con las demás personas, respetando las diferencias, y juntas poder construir un mundo mejor.
La Militancia es proceso porque en la medida que van haciendo el camino del grupo, los/as jóvenes van formulando nuevas preguntas sobre sí mismos, los otros, el planeta, el mundo y sus sistemas, etc. y estas preguntas van contribuyendo en su compromiso con la transformación y van, también, indicando las posibilidades de cambios. Es proceso porque los/as jóvenes al ir formulando sus preguntas y al ir encontrando respuestas y haciendo descubrimientos; van también creciendo, cambiando, madurando, transformándose en mejores personas.
La Militancia es el norte, incluso en el punto de llegada, porque, después de recorrido el camino, se hacen las grandes definiciones para la vida, se concretizan las opciones fundamentales y se describen los horizontes por los cuales queremos gastar la vida, organizando y sistematizando el proyecto de vida que ayuda, con mayor claridad y decisión, a intervenir en el mundo, generando más vida y vida en abundancia.

Militancia, un estilo de vida
Retornando las conclusiones del VII Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil, realizado también en Quito, en 1989, queremos recordar que se decía, entonces, con mucha propiedad, que el militante se caracteriza porque expresa la presencia de Jesús en sus palabras y actos y porque su estilo de vida es radicalmente distinto. El documento final de este Encuentro presenta algunas notas características sobre el estilo de vida del joven militante, afirmando que éste " tomando en cuenta su pasado y siendo consciente de su presente, construye su proyecto de vida mirando hacia el futuro, y en el marco de un proyecto de liberación. Esto promueve el desarrollo y la integración de su personalidad"15. Este proyecto de vida va acompañado de convicciones claras y causas suficientes para dar la vida.
Otras características del estilo de vida del joven militante, según el documento citado, son:
1) Pertenece a un grupo; vive la experiencia viva de Iglesia.
2) Tiene conciencia crítica que se expresa en una actitud permanente de análisis de la realidad y en la asunción de acciones transformadoras.
3) Es protagonista, va construyendo historia. Es, asimismo, ferviente promotor del protagonismo de los demás; con capacidad de diálogo y comunicación.
4) Sabe administrar los conflictos, respetar los valores y las visiones de otras personas.
5) Realiza una acción reflexionada, contextualizada y organizada.

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15 SECCIÓN DE JUVENTUD, LoS Procesos de Educación en la Fe de los jóvenes, op. cit., p. 49.

6) Entrega su vida con espíritu de gratuidad y solidaridad, en especial a los más necesitados.
7) Está consciente de las otras culturas y las respeta16,

Militancia: exigencias de la formación
El espíritu que el proceso educativo va generando en el joven trae, como consecuencia, la necesidad de una formación. El militante quiere saber... y quiere saber las causas, las raíces de las cosas y los fundamentos de sus propias convicciones. Siente que necesita saber exponer a los otros las razones de su esperanza. Se percibe que, así como es un tiempo de mucha " actividad", es un tiempo de mucha " formación" .
Las dificultades con respecto ala Militancia, destacadas en el XIV Encuentro Latinoamericano, indican que el proceso de la Militancia está marcado por una formación más sistemática. Las reflexiones señalan que los/as jóvenes están trabajando en diferentes ámbitos de las organizaciones sociales y, algunos, en partidos políticos o instancias gubernamentales. Y, con el agravamiento de problemas económicos y de trabajo, la mayoría de los/as jóvenes están orientados hacia la sobrevivencia y con más riesgos podrían entrar en la onda del consumismo, de la corrupción, perdiendo los valores y el sentido de una práctica testimonial y transformadora.
Se hace necesario romper con la mentalidad de desconfianza, vigente en la sociedad y en la Iglesia, de que los/as jóvenes no están capacitados/as, por lo cual, muchas veces, no se invierte en la formación y en la preparación de los mismos, ni con apoyo financiero, ni con la asignación de personas para el acompañamiento.
Por eso la Militancia plantea a la Pastoral Juvenil Latinoamericana una serie de desafíos que ya fueron señalados en el VII Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales (Quito -1989), y que vuelven a ser ratificados y ampliados en la reflexión realizada en el XIV
Encuentro Latinoamericano (Quito -2003). Son ellos:
- Itinerarios formativos que faciliten la continuidad de las experiencias comunitarias con jóvenes mayores (militantes), ya ubicados en la sociedad.
- Creación de grupos de vida para continuar el compromiso militante en lo que se refiere a la formación en la pastoral, en la necesaria integración fe -cultura -vida.
- Nuevas formas de evangelización, encarnadas en la realidad de las y los jóvenes, especialmente con respecto al ejercicio de la ciudadanía y el seguimiento de Cristo, desde una espiritualidad liberadora, con una metodología de participación e implicación de los agentes.
- Reconocimiento de los nuevos desafíos que los/as jóvenes militantes encuentran en su condición de jóvenes adultos.
- La implementación de los procesos educativos, sobre todo en la dimensión del compromiso social y político, formando ciudadanos cercanos a las estructuras, en un proceso gradual y sistemático, ubicando la Militancia como un eje transversal dentro del Proceso de Educación en la Fe.

Militancia: exigencias en el acompañamiento
Con lo anteriormente explicitado, queda evidente que otra exigencia que va brotando en la dinámica de la militancia es la cuestión del acompañamiento. Así como el joven militante acompaña muchas realidades, siente la necesidad de alguien que lo acompañe. Reclama la presencia de alguien que le anime y le ayude a procurar soluciones y respuestas para las preguntas que, como nunca, hierven dentro de él. Este " acompañamiento" puede y debe ser dado por su grupo de referencia, pero también por personas que lo comprendan y sean capaces de orientarlo en sus búsquedas de felicidad, coherencia y compromiso. Se trata, en este caso, de un acompañamiento "integral", considerando aspectos de teología, de política, de sociología, de dirección espiritual, de planeación, etc.
Uno de los mayores reclamos que se escucha, por parte de los militantes, se sitúa en esta geografía.


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16 Cfr. Ibíd., pp. 49-50.

Faltan personas que escuchen, comprendan, animen, cuestionen y lo hagan mezclando afecto y competencia. Si el militante llegó hasta este punto como fruto de un proceso, no pueden faltar personas "más viejas" que hicieron un camino semejante y sepan estimular la vivencia de discernimientos variados, así como son variados los caminos de la realización humana.
Los desafíos que se imponen, según la voz de los/as jóvenes, son:
Espacios comunitarios donde vivir la militancia que faciliten el acompañamiento personal y comunitario.

La vivencia comunitaria de las y los militantes se inspira en el estilo de vida de las primeras comunidades cristianas y con ellas busca ser fermento en la sociedad. Esta comunidad es una forma de acompañamiento mutuo que anima la revisión de vida y de compromiso, la reflexión y el análisis de la realidad y la celebración de la espiritualidad encarnada y liberadora. Su proceso pedagógico es animado por todos sus miembros. En ese sentido la comunidad es dueña de su formación, pero necesita de un acompañamiento a través de espacios de iguales que incorporen la reflexión bíblico-teológica en el campo específico que los convoca.

- Que el acompañante tenga su propia experiencia de militancia para que tenga elementos para acompañar a las y los jóvenes militantes.
- Procurar que el militante sea acompañado en su proceso por la comunidad cristiana y no pierda la cercanía con la jerarquía eclesiástica. Que no suceda que sean marginados porque son críticos y confrontan, sino descubrirlos y acogerlos porque son ellos quienes promueven los cambios en nuestra Iglesia.
- Ayudar a las y los militantes a ubicar su compromiso en referencia con su vocación.
- El acompañamiento calificado de un asesor es fundamental para que el joven militante crezca en organización, conciencia y compromiso. El asesor tiene la importante misión de ayudar a encaminar los conflictos, ser amigo y testimoniar verdaderamente su fe.
- Estar dispuestos a generar otro tipo de redes para otros mares, articulando a los militantes del sector político, social, cultural.

Militancia: exigencias en la organización
La militancia es un " estado de vida" individual, pero comunitario. El militante, por tanto, no arrastra en sí la tendencia al aislamiento. Necesita de un grupo de referencia, con el cual comparta su vida, discuta sus proyectos y celebre su pujante vivencia. Por eso se comprende el desafío que ellos lanzan, a toda hora, de una " organización de militantes". No se trata de fundar un "partido", de provocar una nueva "pastoral", pero sí de encontrar un espacio en el que puedan encontrarse para soñar y seguir madurando su compromiso existencial.
Es importante, por eso, aprovechar y fortalecer la organización orientada a salir siempre al encuentro de los/as jóvenes, de manera que se favorezca la creación y la articulación de redes de comunidades de militantes, que les permitan recuperar su historia y tener una experiencia comunitaria de fe.
Es necesario, también, un trabajo conjunto con los diversos organismos de la Pastoral de Conjunto y la vinculación con organizaciones civiles y sociales, construyendo y favoreciendo redes entre los militantes para un mayor compromiso evangélico con los cambios de las estructuras, en la vivencia del profetismo.

La red es un espacio de encuentro y reconocimiento de la diversidad, que permite compartir experiencias, profundizar en la espiritualidad y la mística, desarrollar acciones conjuntas y agendas comunes; como también repensar la militancia desde nuevas experiencias y desde una realidad cambiante. Por eso la importancia de construir espacios de comunión de vida para hablar gratuitamente de lo cotidiano y estar atentos de todo, constituyéndose grupos de personas maduras para convivir con las diferencias de género, de cultura, de etnia, y con un estilo de vida que toma cuidado con el planeta, marcado por la sencillez, rechazando el consurnismo.
Existen algunas iniciativas que concretizan este deseo.
Un ejemplo es la Rede de Militantes da Pastoral da Juventude do Brasil, conocida como Rede Minkal7, que se encuentra en red a través de comunicaciones sistemáticas sobre su vida y su trabajo. Estos "militantes" se reúnen, de tiempo en tiempo, para profundizar sus vivencias y crecer en la comprensión global del sentido de sus prácticas y de su fe. La Pastoral Juvenil no puede quedarse ajena a esto y -aun- que signifique otra instancia- debe colaborar para que se vuelva algo siempre más común.
La "Militancia" es un proceso que ha hecho su camino en la vida, dentro de la vida. Hacen falta formas maduras para recordar y confirmar las intuiciones de los " amores primeros"... La vida "militante" se vuelve así una alegría inexplicable e insustituible. Son momentos que afirman que, a pesar de que la vida es compleja y conflictiva, ella es, por encima de todo, una fiesta, un don.



PARA LA REFLEXIÓN:
1) ¿Cómo acompañar a los/as militantes de nuestra comunidad, diócesis, país?
2) ¿Cómo lograr que el/la joven se responsabilice y comprometa, descubriendo su vocación específica?
3) ¿Qué desafíos tenemos que considerar en esta tarea?
4) ¿Cómo animar y promover un tipo de militancia creativa, que aporte nuevas ideas y signos de esperanza en la construcción de un mundo nuevo?


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17 "Minka", en la lengua quechua, significa "hacer juntos".

[1] Cfr. CELAM, Civilización del Amor, Tarea y Esperanza, op. cit. pp.191-292

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